Final pt.2

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Mei estaba en la entrada del club. Habia salido afuera para fumarse dos cigarros entre turno y turno, dentro estaba lleno de gente y la musica tronaba hacia la calle como una discoteca.

Decidio sentarse en las escaleras, a unos metros de los seguratas de fuera, que vigilaban la cola, a esas horas ya vacia. Entre calada y calada, una lagrima se le escapo sin darse cuenta.

Echaba demasiado de menos a una persona que no había contestado a sus mensajes.

De pronto escucho unos pasos cerca de ella, que le hicieron darse cuenta de la lágrima que retenía en su mejilla, la cual se limpio rapido con la mano antes de que el nuevo cliente la viera llorando. Tiró el cigarrillo al suelo sin alzar la vista y lo pisó para apagarlo.

Se puse de pie y quiso subir las escaleras antes que él, pero lo que vio se lo impidió, dejándola helada.

Kun, con el ceño fruncido y vestido con uno de sus preciosos trajes chaqueta hechos a medida, se encontró con ella por casualidad. Parecía que había sido adrede, pero lo cierto era que Kun evitaba utilizar la entrada principal para encontrarse con Mei, porque todavía se sentia molesto y algo incómodo a su alrededor.

Ella se preguntó si habría leído la nota que le habia dejado o le seguía ignorando sin más.

— Kun...

El chico se quedó mirándola unos segundos, parecía enfadado, y continuó subiendo las escaleras, esquivandola hacia un lado.

— Kun, espera. Lo siento. No debí haber hecho lo que hice.

Kun se mordió los labios realmente dolido y dejó de caminar, al escuchar su suplica y la voz rota de ella. Mei alzó el brazo para cogerle de la mano pero el no se le devolvió el agarre.

Aunque en el fondo echaba de menos su contacto cálido e hizo que un escalofrío le recorriera la espalda.

— Todavía no puedo creerlo.

— Yo renuncié a lo que era solo por ti y salí de ese tóxico mundo gracias a ti. Porque me diste un trabajo. Deberías pensar en hacer lo mismo y dar un paso adelante.

— No pienso hacerle caso a alguien que toma mis propias decisiones por su cuenta.

— Por favor, Kun. Te he dicho mil veces que lo siento. No debía haberte inscrito en el examen para entrar al conservatorio sin saber si realmente lo querías.

— ¡Te he dicho que no!— Se giró hacia ella para mirarle a los ojos, ella los tenía llenos de lágrimas brillantes, así que él relajó la voz.— No me presentaré a esa estúpida prueba que determine si soy lo suficientemente bueno. Yo solo toco el piano porque me entretiene y fin.

— ¿Cómo puedes decir que solo te entretiene? Te he visto tocar un montón de veces, sé que tienes talento y que te encanta.

— Será mejor que me vaya.

Kun se deshizo de su mano y retomó las escaleras hasta llegar a la puerta, con intención de cruzarla para entrar a trabajar. Pero escuchó detrás de él los pasos apresurados de la chica, tratando se seguirle el ritmo sin darse por vencida.

— No, por favor, escúchame. Que lo siento. No volveré a hacer algo así. Perdóname. Te quiero, Kun.

Su voz por encima del ritmo de la fuerte música, sus enormes ojos abiertos y su confesión de amor le hipnotizaron por unos segundos, haciéndole perder el rumbo de adonde iba.

Ignoró por completo las miradas de las otras chicas y chicos a su alrededor que le había escuchado a la perfección, pero en cuanto se giró hacia ellos, volvió a la realidad.

Él se quedó un rato en silencio, pensando en si debería perdonarla o no, pero sabía que ese no era el momento ni el sitio ideal para hablar sobre ello, aunque le rompía el corazón verla de aquella manera tenía que ser fuerte y mantener su postura.

— Necesito pensar. Ya hablaremos.

— Oh, vale.— Bajó sus cejas de manera triste.— ¿Has leído... la carta?

— ¿Qué carta?

— La que te dio Lin de mi... es igual.

— ¿Te refieres a esto que hay en el suelo?

— ¿Qué? ¿Pero cómo ha llegado hasta aquí? Se supone que Lin... ¿se le habrá caído?

Kun recogió el papel doblado y chafado que había en el suelo. A pesar de que tuviera una huella encima de él y estuviera algo sucio, lo cogió por la parte limpia y empiezó a leerla en voz alta con el rostro serio.

— ... y no puedes enfadarte conmigo porque todavía me debes una lámpara de noche que rompiste. Ahora en serio, no puedes tenerle miedo a ese examen, no cuando eres Kun y tocas con ese sentimiento que tienes. Tu futuro es más grande que estas cuatro paredes de citas, y te está esperando.

Mei no sabía donde meterse de la verguenza, esa había sido una carta que le había escrito para que la leyera en la intimidad y no delante de varias personas que estaban poniendo la oreja como cotillas a su alrededor.

Kun, ignorando eso, la limpió con los dedos y se la guardó en el bolsillo de su chaqueta, al lado del corazón.

Mei no supo que significa aquello que hizo, pero se alegró tanto de que la guardara pese a sus condiciones que le dedicó una sonrisa.

— Sé que quieres lo mejor para mí. Y te amo por eso, Mei. Pero tienes que entender que esta es solo mi decisión, ¿vale?

— Sí, lo siento.

— Y yo también te quiero.

Kun la cogió por el cuello con suavidad y la atrajo hacia él, sumiéndolos en un cálido beso que Mei no esperaba. Haciéndo pública su relación.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora