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Cuando Dai Lin salió de una de las habitaciones vacías donde se había cambiado aquella noche, cerrando la puerta tras ella, porque no le había dado tiempo a hacerlo en su casa, dio en el pasillo con un gran tablón de corcho con un montón de papeles, estadísticas y demás en él. Parecía ser un tablón de anuncios, en el que el papel principal era el ranking de los host. Alguien lo había colgado allí por algún motivo aparente, seguramente Kun, para motivar a sus trabajadores.

Dai Lin siguió con el dedo las posiciones que iban: Yangyang, Kun, Xiaojun, Ten, Winwin, Lucas.

Al ver el nombre del primero junto a su foto, la chica soltó un largo suspiro, acariciando su cabello rubio con el dedo índice. ¿Por qué el primero de la lista había arriesgado su puesto para defenderla? ¿Acaso se arrepentía de lo que le había hecho y quería compensarlo asumiendo la culpa? Pero ese no era él, no le parecía real que el Lucas que conocía pudiera hacer algo así. A no ser que su discurso a cerca de todo lo que tenía que decir sobre cómo era él en la realidad y su manera de ser tan diferente a como todas le veían, tuviese algo que ver con cómo se había comportado.

Quizás, y solo quizás, estuviera dispuesto a cambiar su actitud hacia ella. Pero había una gran posibilidad de que solo se lo estuviera imaginando y fuera una gran fantasía en su cabeza.

Dai Lin siguió caminando hacia la entrada, cuando vio una sombra detrás de ella y escuchó  una suave risa al pasar. Entonces se giró para ver quién era y vio a Ten sentado en una de las mesas, que comía un helado de nata. Ella se acercó algo confundida y le devolvió una sonrisa.

Había pensado que todos se estaban preparando para sus citas en sus respectivas casas y ella había sido la primera en llegar al edificio tras Kun. No había visto a nadie más llegar, ni siquiera a Hendery, que solía ser el más puntual.

— He oído que has tenido tu primera cita.— Le dijo conteniendo la risa detrás de la cuchara de plástico que mordía.

— Sí, anoche, pero fue un desastre.

— Bueno, no es que tú tuvieras la mayor parte de la culpa pero... así es.

— Espera, ¿lo sabes? ¿Sabes lo que hice? ¿Cómo?

— La puerta estaba cerrada pero yo tengo ojos en todas partes y capto las cosas mucho más rápido que el puñado de idiotas con los que trabajo.

— ¿Entonces asumo que solo lo sabes tú...? Espero... — Él asintió como si nada, volviendo a meter la cuchara en el helado para coger una última cucharada y metérsela en la boca.— Dios, menos mal. En todo caso fue un desastre, no sé por qué Lucas asumió toda la culpa.

— Pues es algo bastante obvio.— La miró con una sonrisa de complicidad, pero ella no entendió lo que quería decir, así que Ten desistió, dejando la cuchara sobre la tarrina vacía y se levantó de la mesa.— Pero no soy yo quién te lo debería decir, sino sería muy aburrido.

— ¿Qué eres? ¿Una especie de médium de los cotilleos?

— No puedes culparme. Es algo que me encanta.

— ¿Sabes? Cuando llegué aquí pensaba que te caía mal, pero pareces ser un buen tio.

— Te ha faltado decir: en el fondo.— El chico la miró de arriba a abajo con una ceja alzada.— Y, ¿a dónde vas así vestida?

— He recibido un mensaje de Kun esta misma tarde diciéndome que tenía una segunda cita a las once y media y que debía ser puntual, pero todavía no le he visto, aunque sé que estará por aquí porque las puertas estaban abiertas.

— Pues yo tampoco le he visto.

— Qué raro... bueno, será mejor que me vaya preparando antes de que lleguen los demás.

— Buena suerte.

Dai Lin se despidió de Ten con la cabeza y se marchó hasta la habitación que Kun le había indicado en el mensaje. Encendió la luz porque estaba a oscuras y se puso a repasar mentalmente que todo estuviera en orden: el karaoke de la televisión, las dos botellas de champán en la mesa, algo de fruta para comer en una bandeja, toallas en el baño...

Kun le había dado una segunda oportunidad muy rápidamente y ella no quería desaprovecharla y fastidiarla esa vez. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer y lo que no.

No iba a decepcionarle ni a él ni a sí misma.

Cuando solo faltaban unos minutos para que dieran las once y media, se puso frente al espejo y comprobó que su vestido estuviera en su sitio. Se peinó un poco su pelo oscuro y lo tiró hacia delante para que cayera sobre sus hombros. 

Entonces escuchó que alguien llamaba dos veces a la puerta y supuso que sería su nuevo cliente. Dai Lin se colocó muy recta y con las manos sobre su regazo y le pidió con algo de nervios que pasase dentro mientras esbozaba una practicada sonrisa encantadora.

Dentro entró un hombre alto, de unos veintitrés años de edad, vestido con un traje oscuro y una corbata. Su pelo oscuro estaba repeinado hacia atrás con gomina y cerró la puerta con pestillo detrás de él con sutileza.

Dai Lin se echó unos pasos hacia atrás al verle, quitando la sonrisa de su rostro, pero se dobló un poco el pie con los tacones y cayó al suelo poniendo las manos por encima de su cuerpo, para amortiguar la caída. Aun así no le importó el golpe porque estaba demasiado impactada por la imagen que veía delante de ella y seguía arrastrándose hacia atrás con los brazos.

— Hola, Lin. ¿Has estado preocupada por mí?

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora