30

1.2K 164 22
                                    

Después de salir del concierto junto a su madre, ambas volvieron a casa en el mismo coche, esquivando a los fotógrafos y dándoles esquinazo. Dai Lin fingió no darse cuenta de esto y le dijo que estaba muy cansada y solo quería dormir, pero su madre no la dejó, ya que había preparado una fiesta para celebrar.

Cuando volvieron y comenzaron a llegar amigos de sus padres y demás invitados, ella tuvo que saludarlos obligada por su madre. A cada uno que veía, se sorprendía negativamente de su aspecto perdido y, como seguramente estarían pensando, barriobajero. Pero a Dai Lin ni siquiera le importó sentirse rechazada o tener que soportar comentarios maliciosos. Ella tan solo les respondió a todos con las mismas frases y sin ganas, recibiendo miradas de reproche por parte de su madre. Al final era ella la que acababa manejando la situación.

Más tarde en la noche, cuando hubo los suficientes invitados como para perderle la pista a su madre y los demás, Dai Lin se dirigió a las escaleras para subir al segundo piso, donde se encontraba su habitación.

Y así subió los primeros escalones hasta que escuchó una voz entre las demás que le era extrañamente conocida. Una voz grave y con hondura.

Se quedó paralizada, con una mano en la barandilla y a cinco escalones del suelo, y se dio la vuelta despacio para comprobar si su mente le había jugado una mala pasada, esperando que no fuera real. ¿A caso estaba tan obsesionada que lo escuchaba por todas partes?

Un chico alto, bien peinado, que sujetaba con sus grandes manos una copa de cristal medio vacía. Iba vestido tan elegante que no logró reconocerlo a simple vista. Vestía una esmoquin oscuro que destacaba su atractivo y resaltaba sus grandes ojos redondos y sus cejas rectas, centrando su atención en ellos. Hablaba desenvueltamente con un pequeño grupo de invitados, haciéndoles reír al borde de las escaleras.

Dai Lin quedó en asombro mirándole como si él fuera parte de aquello, mezclado con la multitud, como si fuera una pintura. ¿Estaba viendo una alucinación, como en un sueño? ¿Era aquello real?

Bajó un escalón dispuesta a hablar con él sobre qué hacía allí cuando vio a su hermana aparecer a su lado con una de sus sonrisas de serpiente, tratando de encandilar a los invitados. Entonces se fijó en que su brazo se había cruzado con el de él, quedando muy juntos el uno del otro.

Dai Lin se quedó parada al ver cómo su hermana se sujetaba en él, y su corazón se rompió. Había soportado mucho aquella noche, pero eso ya era demasiado.

Se llevó una mano a la boca para que nadie la escuchara sollozar, pero alguien logró escucharla detrás de ellos y todos volvieron la mirada hacia las escaleras.

El chico, al ver a lo demás girarse, siguió su foco de atención a las escaleras hasta dar con los suyos, llenos de lágrimas que caían por encima de su mano. Entonces se dio cuenta de quién estaba delante de él y su gran sonrisa se borró de su cara al instante. Le soltó del brazo a su hermana, pero ya era demasiado tarde.

— ¿No es esa chica joven Dai Lin?— Susurró una señora del grupo a otra.— Dicen que ha llegado esta misma mañana, qué vergüenza. Qué disgusto para su pobre madre y hermana que se marchara.

— Y ese pelo, dios mío.— Se escandalizó otro señor, contestándole en voz baja.— Es una delincuente. No me extraña que digan que ahora vive en la calle.

— ¿Acaso está llorando?

Pero Dai Lin no escuchaba nada a su alrededor, solo tenía ojos para el chico que la miraba muy sorprendido, con la boca y los ojos bien abiertos.

La chica, con el rostro dolido, huyó de allí escaleras arriba lo más rápido que pudo, y corrió hasta su habitación en la oscuridad, dejando atrás el ruido. No podía parar de llorar, rota por dentro.

— ¡Dai Lin! ¡Espera!— Escuchó que su voz la llamaba detrás de ella.

Pero Dai Lin no se interrumpió hasta llegar a la puerta y se encerró detrás de ella, dándole de bruces en la cara al chico, que no logró alacanzarla, quedándose fuera.

— ¡Dai Lin, escúchame! ¡Por favor, abre la puerta!

Por mucho que él llamara y llamara dando golpes con su nombre, ella tan solo se quedó mirando la puerta y sentada en el suelo, destrozada, sin poder hablar.

— Lin, siento haberte evitado.

Dai Lin escuchó cómo Lucas se sentaba al otro lado, dejándose caer de espaldas a la puerta hasta el suelo con un fuerte suspiro. Pero lo único que ella podía hacer era llorar, porque los únicos sonidos que salían de su garganta eran desgarradores espasmos de sollozo que no podía controlar.

Pensó en por qué le dolía tantísimo haberle visto con su hermana si él estaba en la libertad de poder hacer lo que quisiera. Si tan poco le había importado el bonito beso que habían tenido unos días atrás, o los sentimientos que ella había podido desarrollar a partir de ahí hacia él, podía haberle ahorrado el sentirse tan patética de buscarlo para hablar cuando, obviamente, él pasaba de darle explicaciones.

— No hay nada que puedas decir ahora mismo que quiera escuchar. Vete.— Dio un golpe hacia atrás a la puerta con el puño, para que él sintiera el retumbe en su espalda.— No te acerques. No te atrevas a acercarte.

Al limpiarse las lágrimas y tratar de escuchar cómo se levantaba y se iba, cosa que no pasó, se sorbió la nariz con la manga del vestido y continuó hablando a través de la puerta.

— Ahora lo entiendo. Cómo podría yo haber tenido la audacia de besar al gran Lucas y esperar algo a cambio de alguien como tú, que lo tiene todo, y no necesita nada ni a nadie.

— Te necesito a ti.

Dai Lin se quedó unos segundos traspuesta, y acto seguido, se puso de pie para abrir un poco la puerta. Necesitaba ver su rostro cuando dijo esas palabras, para ver si decía la verdad. Y así, lo fue, vio esperanza y sinceridad en sus grandes ojos por el pequeño hueco en el que se asomaba, pero aquello no le dejaba en una mejor situación.

— ¿Que me necesitas? ¿Acaso soy una especie de medicina o de cura para tu estupidez? De todas las cosas que podías haber hecho... decidiste ir con ella.

La chica intentó volver a cerrar la puerta pero Lucas fue más rápido y puso un pie y una de sus manos, haciendo fuerza para que no lo hiciera.

— Espera, Lin. ¡Espera! No es lo que ves.

— ¿Ah, no? ¿No estás saliendo con mi hermana?, ¿la persona que más detesto en este mundo?

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora