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Lucas llegó al edificio media hora tarde a trabajar, por lo que supuso que si se cruzaba a Kun por allí, le caería una bronca de las suyas. Lucas, que se había ya inventado miles de historias poco creíbles para excusarse, decidió que era preferible evitarlo hasta que se le ocurriera una nueva y, según él, genial.

Lo cierto era que había tardado tanto en salir de su casa porque se estaba arreglando más de lo normal porque, últimamente, cada vez que iba a trabajar quería verse más y más guapo.

Al cruzar la puerta principal del club y quitarse las gafas de sol amarillas, sabía exactamente la que le iba a caer encima. Un segundo después de su llegada, las personas que habían en el club bailando se dieron cuenta de quién era y lo rodearon para pedirle fotos. Un montón de mujeres se le agruparon encima y él se dejó hacer fotos y que le cogieran del brazo, ya estaba acostumbrado a eso.

Saludó a Hendery con la cabeza, que atendía detrás de la barra y parecía muy ocupado aquella noche, pero le devolvió el saludo rápidamente.

Lucas, con el fin de escapar disimuladamente de la multitud, se despidió de todos ellos y huyó hacia el pasillo donde se encontraban las habitaciones donde, cerca de la escalera al segundo piso, estaba el baño de hombres.

Allí mismo se encontró con Ten, que estaba frente al espejo abrochándose el cinturón de su pantalón. Él se acercó y se colocó igual, pero dejando un espacio entre ambos.

— Hola.

— Llegas tarde, creo.

— No me digas, Ten, yo creía que llegaba pronto.

— No, la que ha llegado demasiado pronto ha sido Lin.— Le miró de reojo esperando una reacción al decir su nombre, pero Lucas no se dejó ver nada más que sorprendido.

— ¿Dai Lin está aquí?— Preguntó intentando sonar desinteresado.

— Sí, hoy tenía su segunda cita.

En ese momento escucharon el ruido de la cadena de uno de los baños y, de éste, salió Kun con el ceño fruncido. Lucas tragó saliva y disimuló mirándose en el espejo tratando de arreglar su pelo rebelde, para que el otro no le dijera nada.

— ¿Qué segunda cita?— Kun fue a por jabón y después se interpuso en el grifo entre ellos para lavarse las manos.— Qué raro... yo no le dije que tuviera una.

— Pero si ella me dijo que tú le habías enviado un mensaje. De hecho, ahora mismo estará teniendo la cita con algún hombre que le hayas enviado tú.

— Pues yo no le he enviado a ningún hombre. Ten, ¿es una broma?

Lucas los miró de reojo, dejando de tocar su pelo, y se dio cuenta de que ninguno de ambos parecía bromear con el asunto, lo cual significaba que Dai Lin estaba a solas con un hombre desconocido que la había manipulado para encontrarse con ella. De solo imaginarse el peligro que estaba corriendo, Lucas se comenzó a poner nervioso y se volvió hacia ellos con preocupación en sus ojos.

— ¡¿Dónde está?!

— No lo sé, en alguna de las habitaciones, supongo...

— ¡Mierda!

Lucas salió corriendo como un rayo antes de que Ten acabase la frase, dejándoles procesarlo en el baño. Él no podía darse tiempo para reaccionar cuando Lin estaba en peligro y nadie iba a ir a salvarla.

El chico fue abriendo las puertas cuarto por cuarto, sorprendiendo a las personas que se hallaban en el interior. Especialmente en una que encontró a Xiaojun bebiendo con una chica  y riendo y le amenazó con que cerrara la puerta y se fuera, molesto por haber interrumpido su cita. Pero Lucas estaba tan fuera de sí en ese momento que solo tenía hueco en su cabeza para pensar en una cosa: encontrarla.

También dio con Winwin, que tenía una cita con dos mujeres mientras conversaban. Al ver a Lucas todos se quedaron en silencio, excepto Winwin, que le preguntó si pasaba algo al ver su urgencia al irrumpir allí dentro. Lucas le dijo que no y cerró la puerta de golpe, lo último que le faltaba era ponerse a contar toda la historia.

Después de esa abrió dos más que estaban vacías hasta abrir la última al final del pasillo, esperanzado con que estuviera ahí.

Al entrar en la habitación, lo primero que vio fue a Dai Lin, que estaba de pie encima de la alfombra. Le llamó la atención que su cuello estuviera rojizo, sus ojos llenos de furia y tuviera un tacón encima de la cara de un hombre un poco más mayor que él magullado en el suelo.

— ¡¿Qué está pasando?!— Dijo en voz alta, desconcertado.

En cuanto le vio, Dai Lin abrió la boca y soltó al hombre, dejándolo libre para que se fuera corriendo a tumbos por la puerta. Su mejilla derecha estaba hecha un desastre y tenía la marca circular del tacón de Lin.

Lucas, en vez de dejar que se escapase sin explicar nada, volvió a cerrar la puerta y cogió al hombre del brazo, mirándole con el ceño fruncido. Éste parecía asustado e imploraba que le soltase, lo cual le sorprendió mucho. ¿Qué era lo que había pasado antes de que él llegase?

— ¿Qué quieres de ella?

— Solo déjale marcharse, Lucas.

— ¿Estás segura?

— Sí.

— No vuelvas a entrar aquí, ¿entendido?

El hombre asintió con lágrimas en los ojos y Lucas lo soltó para que se fuera. Al cerrar la puerta detrás de él, se quedó solo con ella. Entonces se acercó para poder observarla mejor y vio la marca de los dedos de unas grandes manos alrededor de su cuello.

— ¿Te ha hecho eso?— Le señaló la herida.

— No, estoy bien y ya me he encargado de ese. Él ha recibido mucho más que yo. Será mejor que me vuelva a casa.

— Vale, te llevo en mi coche.

— No puedes salir ahora, tienes que trabajar.

— Hablaré con Kun después. Ahora, nos vamos.

Sin pensárselo dos veces, Lucas le cogió de la mano y cruzó el pasillo, llevándola para salir del edificio. Hendery fue el único que les vio salir de los trabajadores pero solo les miró confuso, sin decir nada.

Dai Lin le siguió en silencio hasta el parking, dejándose llevar por él hasta encontrar su coche deportivo aparcado entre los otros, donde Lucas le abrió la puerta para que entrara. Una vez se sentó dentro, él le ató el cinturón.

Después pasó al siento del conductor y se ató el suyo. Entonces, con la calma que había allí dentro del coche, Lin pudo pensar con claridad y se llevó una mano al cuello, el cual le dolía un poco al pasar los dedos. De alguna manera y, gracias a Lucas, se sintió segura allí dentro, pese a toda la locura que acababa de pasar.

Lucas procedió a conducir para salir del aparcamiento y ella se le quedó mirando, dándose cuenta, por primera vez en lo que llevaba de tiempo tratando de conocerle, de lo bonitos que eran sus ojos. Esos enormes ojos brillantes y entrecerrados de la concentración le recordaron por instante a los de alguien que no supo reconocer.

Las luces titilantes blancas que entraban del techo de vez en cuando iluminaban medio lado de su rostro y Dai Lin tuvo que apartar la mirada para concentrarse en otra cosa y que sus mejillas no se volvieran coloradas sin darse cuenta.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora