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¿De verdad quería reunirse con aquel chico que ni siquiera conocía? ¿Para que solo viera lo patética que se había vuelto su vida cuando le aseguró que su futuro era brillante? ¿Qué pensaría el chico? ¿Qué estaría pensando Lucas de aquello? Seguramente, pensó Lin, que no le haría mucha gracia si supiese que era ella quien debía reunirse con el chico misterioso, de quien no sabía ni su nombre.

Pero, ¿y si Hendery tenía razón en realidad? ¿Y si... si su trabajo acababa interponiéndose en su relación? No era que ninguno de los dos fuera celoso del otro por trabajar como host, donde tenían citas con otras personas. Era simplemente... más complicado que eso.

Mientras Dai Lin se dirigía a su última cita de la noche, con todo aquello metido en su cabeza y dando vueltas sin parar, Lucas se sentó en la mesa de la suit donde solía tener sus citas. Había preparado una cena llena de lujos para dos personas, con un caro filete en los platos y vino servido en sus copas. Se había vestido especialmente para la ocasión, no para presumir de su aspecto bien cuidado, sino de sus ropas y del reloj caro de su muñeca.

No quería haber reservado la cena para dos en un restaurante cualquiera porque no pretendía que la chica se sintiera presionada a ir a una encuentro tan formal, o que sintiera que Lucas tenía segundas intenciones con ella.

Bueno, lo cierto era que sí estaba algo confundido con respecto a la chica. Al fin y al cabo, había sido su primer amor, y eso siempre quedaba clavado como espina en el corazón, pero después se acordaba de Lin, y todos los pensamientos sobre la otra chica se esfumaban.

Lucas suspiró pesadamente y miró su reloj mientras tomaba otro sorbo de su copa medio vacía. Le estaba poniendo de los nervios que la chica estuviera llegando tan tarde sin avisar y no sabía qué hacer más que esperar sentado frente a su plato de filete frío.

****

Dai Lin acabó su última cita con un hombre que se portó amablemente con ella, como todos hacían, y pensó si realmente era que Kun los escogía bien para protegerla después de lo que pasó con el hombre que la había asaltado.

Bajó de la habitación donde estaba, en el segundo piso, hasta la planta baja. Allí se mezcló entre la multitud de fiesta y se dirigió a la entrada.

Yanmei estaba algo pensativa detrás del mostrador, mordiéndose las uñas y apuntando algo en una libreta. Parecía ser que el club ya no admitía a más personas por esa noche y no tenía nada que hacer, porque nada más ver a la chica, le sonrió y fue corriendo hasta su lado como una flecha.

— ¡Hola!— Le dijo gritando por encima de la música en medio de la pista de baile.— ¡¿Qué tal ha ido hoy?!

— ¡Bien! ¡Pero parece que me vaya a explotar la cabeza!— Le respondió ella acercándose a su oreja para que pudiera escucharla.— ¡Creo que me iré a casa!

— ¡¿Antes de irte puedes hacerme un favor?!

— ¡Sí! ¡¿Cuál es?!

— ¡¡¿Qué?!!

— ¡¡Que cuál es!!

— ¡Ah!— La chica fue corriendo hasta detrás del mostrador y arrancó la hoja de la libreta en la que había escrito, que dobló en muchas partes hasta hacer un pequeño cuadrado y dárselo en la mano a Lin.— ¡Es importante! ¡¿Podrías dárselo a Kun por mí?!

— ¡¿A Kun?! ¡¿Por qué?!

— ¡Hemos peleado! ¡Porfa, hazlo antes de irte, porfa!

Tras verla suplicando con las manos juntas en su corazón, Dai Lin se rindió y asintió, recibiendo un abrazo de su amiga como agradecimiento, pero estaba tan cansada que casi no tuvo fuerza de devolvérselo.

****

Lucas, tras beber y rellenar su copa de vino unas cuantas veces más mientras esperaba, se hartó de esperar a que su estómago muriera de hambre y comenzó a cenar comiendo en pedazos muy pequeños. No había perdido la esperanza de que ella apareciera, así que siguió esperando mientras cenaba solo, escuchando el tick- tack del reloj de pulsera en la habitación vacía de silencio.

Los minutos fueron pasando y Lucas decidió recoger los platos, porque era estúpido que si llegaba, viera lo patético que se había sentido él cenando solo. Así que limpió la escena del crimen y se hizo otra copa, que bebía a sorbos más largos.

Se levantó de la silla y fue a mirarse en el espejo del baño. Entonces vio lo repeinado que iba y su pulcro aspecto, que de pronto no le gustó nada. Con sus manos se revolvió el pelo y se quitó el reloj para dejarlo encima del lavamanos. Se dobló las mangas de la camisa que llevaba y se mojó el rostro con las manos, tirándose agua mientras se frotaba la cara. Entonces se acabó la copa que llevaba en su mano y desistió de seguir esperando, con el ceño fruncido y apretando su labio inferior con los dientes se sentó en el sillón.

****

Dai Lin fue en busca de Kun, que no encontraba por ninguna parte, cuando de pronto se acordó de que tenía que haber quedado con el amigo de Lucas, y abrió la boca ahogando un grito de espanto. Llegaba extremadamente tarde y no supo qué hacer. Recordó que Lucas le había dicho que se presentara en la suit, así que subió corriendo las escaleras empujando a la gente a su paso y subió al segundo piso, hasta el final del pasillo, donde abrió la puerta tomando aire.

Al entrar a la suit, vio que las luces estaban apagadas, por lo que la única luz que entraba era la tenue del pasillo. Lin se acercó y le llamó por su nombre por si estaba él pero no su amigo, pero el chico no apareció por ninguna parte. Lo único que vio eran dos platos vacíos encima de la mesa y una botella de vino rojo.

— Mierda.— Maldijo la chica.— Soy una gilipollas. Tenía tanto miedo de avergonzarme delante de él después de tantos años... que he vuelto a huir.

Dai Lin se frotó el puente de la nariz con frustración, deseando poder haber tenido el valor de verle a la cara por una vez en su vida, una última vez. Estuvo a punto de irse con tristeza y culpa por la puerta cuando vio algo más sobre la mesa.

Tenía la forma de una figura serpenteante de la misma medida más o menos de su brazo, como una especie de maletín. Dai Lin se acercó poco a poco, con curiosidad por saber qué era. Cuando lo hizo y puso las manos sobre el objeto, lo abrió para ver el contenido que guardaba. Lin tragó salva y cogió entre sus manos como si fuera el objeto más delicado del mundo lo que acababa de encontrar dentro de la caja. Era un violín.

Lo sostuvo entre sus manos cuando sus ojos se volvieron nublados y comenzó a sollozar. Las lágrimas caían rodando por sus mejillas y dejó escapar un sonido de su boca de dolor, dejando el objeto de nuevo dentro de la caja.

Todo encajaba entonces, tenía sentido.

¿Por qué iba siquiera el chico a comprarle un violín después de tanto tiempo, si no la conocía? ¿Por qué tenía una foto suya en el fondo de pantalla, pero nunca le mencionó? ¿Por qué iba a preguntarle sobre sus cascos morados, esos que solo utilizaba cuando era niña? ¿Por qué tenía tanta intención de quedar con ella, cuando sabía que debía guardar las apariencias cuando se suponía que no era él con quien se tenía que encontrar?

Porque Lucas ya la había encontrado.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora