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Dai Lin corrió por todo el local a la carrera limpiándose las lágrimas que le iban cayendo por el rostro sin importarle las miradas de la gente a su alrededor, quienes solo trataban de estar de fiesta y pasárselo bien.

Dio vueltas a su alrededor tratando de encontrarle porque parecía que le hubiesen metido una bala en el corazón y quería sacársela con todas sus ganas, pero su vista estaba nublada por las luces de colores y las miradas de las personas.

Buscó a Yanmei en la entrada por si, por alguna casualidad, lo había visto pasar, pero la chica ya no estaba en su puesto y parecía que se había marchado a casa. Dai Lin dio una patada en el suelo y se giró. El único que estaba presente de los trabajadores y, por mucho que no le gustase la opción de preguntarle en aquel momento, era Hendery. Se acercó a él detrás de la barra y le tocó el hombro para que le viera.

— ¿Has... has visto a Lucas?

Él le echó un simple vistazo y negó con la cabeza pero, al volver a verla una segunda vez después de atender a una clienta sirviéndole su copa, la miró a los ojos y se dio cuenta de que estaba llorando.

— Dai Lin, ¿estás llorando? ¿Estás bien?

— ¡No es el momento!

Tras verla de aquel modo cuando siempre había pretendido ser una chica fuerte, dura y peleona frente a ellos, le hizo sentirse mal consigo mismo.

— Oye, siento lo que he dicho antes, y bueno... todo lo anterior.— Le dijo ofreciéndole el trapo sucio de limpiar las copas, que era lo único que tenía a la mano para darle, pero ella lo rechazó, extrañada por su repentina amabilidad.— Pero que sepas que no te lo dije a la ligera. Lucas es muy... ya sabes, y es mi mejor amigo. Espero que lo entiendas.

— Por favor, si quieres ayudarnos, dime dónde está. Es urgente.

— ¿Ha pasado algo? Él se acaba de ir hará unos cinco minutos...

Lin se fue corriendo hacia la calle antes de que el chico pudiera acabar la frase o despedirse, olvidándose de coger su bolso, sus pertenencias y su abrigo del club. Se olvidó de que hacía frío fuera, de que de vez en cuando pasaba gente observándola, de que los tirantes de su vestido se caían deslizándose por sus hombros y de que la coleta de su pelo se había deshecho y se caía a medida que daba un paso tras otro. Pero aun con todo seguía corriendo hacia donde creía que él podía haber ido como si fuera el fin del mundo, porque en el fondo sabía que tenía que confesarle esa misma noche.

No iba a dejarlo pasar.

Bajó calle abajo aun cuando sus dientes estaban castañeteando y su cuerpo temblaba de frío echando aire helado por la boca. Era demasiado tarde para echarse atrás.

Corrió hasta el parking medio vacío a esas horas y se metió por los huecos buscando su coche, aparcado en alguna parte si tenía suerte y no se había marchado ya.

Entonces dio con una figura alta, caminando a duras penas con las llaves del coche en su mano y las puntas de su pelo mojadas. Dai Lin supo que era él incluso si le veía de espaldas.

— ¡Lucas!

El chico paró al oírla al otro lado del edificio, frente a su coche. Después se giró con la mirada perdida y le respondió alzando la voz para que lo oyera.

— ¡¿Qué?!

— Estoy aquí.

— ¡No me importa! ¿Y tu amiga? ¿Es que no sabe lo que es la puntualidad? ¿Ya no quiere quedar conmigo?

— Entonces...— susurró, llevándose las manos a la boca— es cierto lo que pensaba.

Lucas le miraba sin entender, solo molesto y medio bebido, pero podía ver la expresión que ponía cuando estaba dolido por algo. Entonces se dio cuenta de que sus sospechas habían sido ciertas, de que era él. No entendía cómo podía ser posible, pero lo era. Había estado tan ciega que no había visto que tenía a Lucas delante de ella todo ese tiempo.

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora