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Al mirar hacia otra parte, se dio cuenta de que, frente a ella, habían unas pequeñas figuritas de acción que parecían estar montadas a mano de superhéroes de acción famosos.

Lin se arrimó más a la guantera, inclinándose hacia adelante para verlas mejor, y se le escapó una sonrisa traicionera pensando en las horas que Lucas se habría pasado montándolas para tenerlas ahí expuestas. Desde luego, aquello era lo que menos se esperaba de él. Si alguien se lo hubiese contado, no le hubiera creído. Era extraño que su cerebro no procesara aquello como algo patético, el tener figuritas de acción en el coche, como ella habría pensado si fuera otra persona e incluso se habría reído de él. Sin embargo, le pareció algo mono.

Alargó la mano para coger una de ellas y sostenerla en su regazo pero, cuando estuvo a mitad de camino, su voz le interrumpió.

— Ni se te ocurra.

— Oye, ¿no se supone que estás conduciendo? — Dijo ella imitando estar molesta, tirándose hacia atrás en su asiento.— Además, lo he hecho para que me hables.

— Pues ya lo has conseguido. ¿De qué iba eso?

— Gracias por ser tan comprensivo.— Puso los ojos en blanco.— En serio, Lucas, ¿primero me conduces hasta casa y ahora...?

— ¿Y si no lo hago yo quién lo hará? ¿Eh?

Lin se quedó un momento en blanco después de escucharle decir eso, sin saber qué decir o hacer. Lucas se dio cuenta de lo que había dicho y se maldijo a sí mismo en su mente, suspirando.

— Bueno pues no te importa.— Disimuló, cruzándose de brazos Lin.— Como te he dicho ya me he encargado de eso. Y no volverá a pasar.

— ¿Y qué me dices de que un tio casi intentara matarte? ¿De la marca que tienes en el cuello?

— ¿Matarme? No seas exagerado...

Los dos se volvieron a quedar en silencio una vez más. Lin se puso a mirar por la ventana la cuidad de noche, viendo las luces y los carteles al pasar por las calles, con el brazo y la cabeza apoyados en la ventanilla. Lucas seguía con la mirada clavada al frente, excepto en algunos ratos, cuando podía, que le miraba de reojo para asegurarse de que todo iba bien.

— En serio estoy bien.

— No he dicho nada.

— Pero me estás mirando cada vez que paramos en un semáforo en rojo.

— Porque no admites que te ha hecho daño. Y no me refiero físicamente, te noto que estás como... ausente.

— Estoy... bien.

Lucas la miró una vez más, no muy seguro de sus palabras, convencido de que le estaba mintiendo. Lin se dio cuenta de que lo que decía solo lo hacía peor y de nada servía ocultarlo, porque se metía ella sola más peso sobre sus hombros.

— Está bien, ¿recuerdas la noche que nos conocimos? Yo te confundí con un chico con el que había quedado para entregarle el paquete. Pues era él, y eso era justo lo que quería.

— Deberíamos ir a la policía. No digas nada,— se le adelantó él antes de que abriera la boca— ya lo sé, no podemos.

El chico siguió conduciendo con el rostro algo preocupado y ella miró la hora, desbloqueando su teléfono móvil. Era la una y veinte y tenía dos mensajes de su amiga Mei, que no había respondido antes. Pero no le apetecía explicar toda la historia en un largo mensaje de texto, así que prefirió llegar a su casa para contárselo.

— Le he estado dando vueltas... No has parado de repetirme que no te conozco y entonces no puedo hacerte daño. Así que cuéntame.

— ¿A qué viene eso, Lin?

El Host || WayV「Lucas」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora