Los Libros del Poder

Capítulo 29 ∋ⓓ (parte 2)

—Tenemos que encontrar a los demás... —dije aún confundido.

—Pero... ¿Dónde están? —preguntó Spitric tratando de limpiarse la tierra.

—Esto no está bien. No sabemos donde estamos ni nada —dijo CatBitch mientras agarraba su celular— no prende esta chingadera. —

—Estamos en una época en donde seguro no hay ni tamagotchis —hablé con sarcasmo.

*
*
*
*
"
*

*Con Zogic*

—Zogic, tenemos que encontrar a los demás y regresar al futuro —dijo el viajero del tiempo.

—Debemos saber primero en que época estamos exactamente —dijo Zogic mientras cerraba los ojos —según yo —siguió hablando —estamos en el año **** —se sorprendió.

—Bien, entonces. Vamos por los demás —

*
*
*
*
*
*

*Con David*

Estaban caminando por hacía el sur, buscando a los demás.

*
*
*
*
*
*
*

*Con BenigDark*

—Detengan a ese bastardo —ordenó Subiugator señalándolo.

—Si jefe —dijo un soldado que estaba alado de él —ya oyeron ¡a por él! —ordenó a los demás soldados.

Los soldados atacaron a Benigdark, este se subió a un lugar alto para no ser alcanzado; los soldados trataban de alcanzarlo no lográndolo. Estaba jugando con los soldados, saltando de un lugar a otro mientras se burlaba de ellos.

—Ya me estoy aburriendo de esto —dijo Benigdark. Un aura salió de él e hizo que los soldados cayeran dormidos a sus pies —vamos Subiugator, ¡peleemos! —se dirigió a él y le dió un golpe al rostro.

*
*
*
*
*
*

*Con Zogic*

—¿Crees que caminando al norte podamos encontrar alguna respuesta? —preguntó Zogic al viajero del tiempo.

—Si no han cambiado las cosas por aquí, hay un estadio en esta dirección —

—Confiaré en ti. —

*
*
*
*
*
*

*Con M*

—Salgamos de aquí, vamos a ver si encontramos alguna respuesta —dijo CatBitch.

Salimos de aquel lugar y vimos un enorme estadio hecho con una piedra gruesa. 

Nos dirigimos hacía allá.

*
*
*
*
*
*
*

*Con David*

—Debemos de llegar a un lugar seguro... —dijo David.

—Mire, hay alguien ahí —avisó la reportera señalando a una persona parada.

David se acercó a esa persona. Atrás de él venía la reportera con el camarógrafo.

—Hola, buenas tardes señorita. ¿sabe de un lugar aquí que dónde podamos comer algo? —preguntó amablemente.

—Pueden ir al estadio —dijo mirando a la nada. No mostró expresión alguna —está por allá  —señaló hacía un enorme estadio.

—Gracias... —respondió David extrañado. 

Siguió el camino hacia el estadio.

*
*
*
*
*
*
*