Capítulo 39: ¡¿Zogic?!

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La tristeza invadía el lugar, ni mi pequeño hijo me pudo consolar. Nagisa, la extraño mucho, siento que aún éstas conmigo; quisiera verte y abrazarte.

Mi mente está invadida por tus recuerdos.

—Quiero estar contigo —susurro en un llanto ahogado, un nudo en la garganta, lágrimas caen por mis mejillas.

Cierro los ojos por un instante.

—Todo estará bien —oigo la voz de Nagisa.

Abro los ojos y veo que estoy en un lugar luminoso, con lavanda y cerezos muy frondosos.

Miro a Nagisa, tan bella como siempre, con un kimono naranja y un par de chongos.

—Nagisa... —digo con un llanto ahogado.

—Tranquilo mi vida, todo saldrá bien —me sonrió.

Corrí a abrazarla, sentí un cálido abrazo.

—Te amo tanto —dije aún llorando.

—Yo también te amo mi Chilango —me acarició el cabello suavemente.

—¡Quiero que vuelvas! —demandé —yo debí ser el que muriera ¡no tú!. —

—La vida es así mi vida, cuando una persona se tiene que ir pues simplemente se va y así pasó conmigo. Tal vez morí para que te volvieras mas fuerte, para que estuvieras con tu hijo...—

Dejé de abrazarla.

—Perdón por no decirlo... —

Ella se sentó en un tronco, me invitó a que me sentara y me senté.

—Descuida amor, no importa eso, lo importante es que estamos juntos en este momento y podemos hacer lo que nosotros queramos... —

—Quiero... Qué tú te cases conmigo —propuse mientras me hincaba y sacaba un anillo que había comprado para una ocasión especial y esta era la ocasión especial.

—Un espíritu no se puede casar con un humano, mi vida —dijo mientras me miraba tiernamente — además es algo apresurado ¿no? —

—No importa que sea apresurado ¿o si?... Además, Aunque no haya juez quiero que aceptes este anillo como símbolo de nuestro amor y que así nos casemos automáticamente... Anda, acepta, mis rodillas ya me están doliendo. —

Sonrió ligeramente y comenzó a llorar de la alegría.

—Acepto —

Me levanté, la abracé y la besé tiernamente. Una lágrima cayó por mi mejilla.

—Alex —oigo un susurro, la voz de Damara.

Despierto y estoy en el funeral de nuevo.

—¿Qué pasó? —pregunto confundido.

—Te desconectaste... ¿Qué pensabas? —preguntó curiosamente.

—Estaba con Nagisa... —

—¿Te dijo algo? —me creyó automáticamente.

—Nada relevante... —

—Pronto estarás con ella, te lo juro. —

—No entiendo —dije confundido

—¿Cómo puedes tener el control de todos los clones estando en "otro mundo"? —hizo comillas.

—Ni yo mismo sé... —me cambió de tema pero no tenía ánimos de preguntarle nada.

—Iré por un café... ¿Vienes? —

—No, gracias. Así estoy bien —

—Ok —se dio la vuelta y caminó hacía la cocina.

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