Los Libros del Poder

Capítulo 15: Tornado y Ventisca

Ya había pasado casi dos semanas de aquella vez que salvamos a ese chico llamado Frederick. Damara e Isa ya sabían sus identidades y eran mas faciles las cosas ahora, al menos para ellas si.

—Alex, ¿ya terminaste el proyecto? —me preguntó Nagisa.

—Si Chinita, ya lo terminé ¿y tú? — pregunté.

—Si, también. Ayer lo terminé  —sonrió

—Soy yo o solo es que hoy está raro el día —mencionó André.

—Está muy raro el día, pero así es perfecto —habló Javier mirando el cielo gris por la ventana del salón.

El día estaba un poco nublado, el sol no había salido ni a asomarse por un rato.

—No es nada —aseguró Zuleimi. —solo es un día nublado.

En ese momento me entró una llamada. Vi mi celular y leí el nombre con el que tenía registrado al contacto.

"Anandi"

Una amiga.

—¿Bueno? —contesté.

—Alex... Sé que casi no hablamos ultimamente pero por favor, necesito tu ayuda... —se notó preocupada?

—¿Todo bien?, ¿ya regresaste de Puebla? —se había ido a Puebla porque visitó a su abuela y se desconectó del mundo por completo.

—Si, todo bien tranquilo. Ya regresé, nos vemos en el parque de siempre... Bye —colgó.

Me preocupé un poco, ella era una chica muy sensible y se notaba muy destrozada su voz. Temí que algo malo le hubiera pasado...

—¿Quién era? —preguntó Damara

—Anandi... Al parecer está mal... —dije preocupado.

—Milagro de esa mujer que aparece —habló Isa.

—¿Qué te dijo? —preguntó Damara.

—Me dijo que tenía que hablar conmigo, noté muy preocupada su voz... —

—Tranquilo, tal vez solo quiera platicarte algo —Isa trató de calmarme.

—¿Quién es Anandi? —preguntó Nagisa con intriga.

—Es una ehh... —Damara sabía que no podía decir quien era Anandi en mi vida —es una amiga de nosotros... — 

Isa miró a Damara.

Las clases pasaron pronto y era hora de la salida. Todos tomaron sus caminos, Nagisa y yo nos quedamos paseando un rato por una plaza cerca de ahí.

—¿Qué harás hoy Alex? —preguntó Nagisa.

—Iré a ver a Anandi... ¿y tú? —

—Probablemente ayude a mis hermanos en el restaurant —

—¿Tus hermanos tienen un restaurant? —pregunté.

—Si, ¿no sabias? — 

—No, nunca me habías contado de eso Chinita hermosa —

—¿Eso realmente importa ahorita? —me agarró una nalga.

—No, tienes razón. Tú importas más  —Sonreímos mutuamente por un largo rato.

Sonó el teléfono pero realmente no le prestamos atención, nosotros solo nos veiamos fijamente.

Ya era hora de irnos, el tiempo se pasa volado cuando está uno enamorado.

—Es sorprendente que el tiempo se pase super rápido cuando estoy a tu lado, Alex... —dijo Nagisa mientras me miraba.