Nuestro Secreto

Capítulo 3:

⚠ AVISO ⚠
En algún momento saldrán estos ** y eso significa que alguno de los chicos esta hablando en otro idioma

—Joe vamos, no te demores tanto— ansioso tocaba la puerta.

—No vas a salir— susurró christopher mientras me señalaba.

—Voy en un momento— grité —iré quieras o no— susurré señalándolo igual.

Chris se fué acercando y yo seguí retrocediendo hasta llegar al baño, cerró la puerta tras de él mientras me miraba con esa mirada que más le temo. Seria.

—Si digo que no vas a ir— pegó fuertemente su cuerpo al mío —no vas.— ladeó la cabeza y su aliento lo sentía en mi nuca.

—Chris— susurré. Sabía mi punto débil y lo iba a utilizar. —basta— lo alejé antes de arrepentirme.

—Mírame Pimentel— con una mano me tomó de las dos mejillas muy fuerte —no creas que por qué eres mayor y falta poco que cumplas veinte, te puedes mandar. Aquí el mayor soy yo y puedo hacer lo que quiera contigo— se volvió acercar.

—¿Y quién eres tú?— lo reté.

—Ya lo sabrás—

Salió del baño y caminó hasta la puerta. —chris ¿Qué harás?

Abrió la puerta. —zabdiel, Joel no podrá ir... Tiene indigestión.

—¿Está mal?— trató de entrar.

—No. Está bien, no te preocupes si se pone peor yo te llamo. Nos vemos papi.— cerró la puerta y se dio vuelta —ahora sabremos quién soy— si voz sonó fuerte.

—Chris no— mis lágrimas estaban por salir, no era teatro en realidad estaba asustado.

—Deja el show que te conozco muy bien— se fue acercando a mi.

—Chris por favor, te lo ruego— mis lágrimas ya estaban fuera y me estaba por arrodillar

—No, no, Joel no— se arrodilló y me abrazó —perdón no quise hacerlo. Será mejor que me valla.

—No— lo agarré de inmediato —no me dejes— sollosé —quédate conmigo— susurré.

Chris sonrió y me levantó en brazo y cuidadosamente me dejó en su cama a un poco a la orilla se acostó a mi lado mirándome.

—Eres demasiado lindo, joe— susurró serca de mis labios.

—Tu también chris— acaricié su mejilla y me inpulsé para que no le costará tanto besarme.

—Tus labios definidos pero suaves— dijo, sobre mis labios.

—Los tuyos gruesos, hermosa forma y rosaditos— mordí mis labios —adoro cuando los muerdes y se ponen de un rosado intenso.

—Y yo adoro tus labios Después de besarlos... Yo— sonrió y cerró los ojos.

Le di la oportunidad y lo besé impulsando todo mi cuerpo sobre el suyo, una sonrisa juguetona salió de sus labios y sus manos se posaron en mi trasero que ahora reposaba sobre su cuerpo.
Mis manos estaban a los lados de su cabeza y rozaba mi sexo con el suyo para darle una mejor excitación y más dureza de su miembro.

Un jadeo salió de sus labios y allí fue cuando rozaba con más fuerza nuestros sexos logrando que el de él se pusiera duro como la piedra.

—Me provocas, ahora aguantas— se dio vuelta dejándome bajo el.

—Por algo lo hice.— susurré.

Chris quitó con fuerza mi suéter negro, y yo despredí su camisa sin pensar en sus botones. —te debo una camisa dolce gabbana— dije, entre el beso acalorado.

—No importa— su voz era ronca.

Desesperado me senté haciendo que el también lo hiciera. Mis manos pasaron a su pantalón Nike de Buso negro, el cual bajé hasta sus rodillas e hice que se levantara para poder retirar completamente.

—Quedate así— le ordené —no. Mejor trae aquella silla— señalé la silla que estaba del otro lado de la habitación.

Levantó la silla y la dejó caer frente a mí. Su amigo se movía al caminar de lo duro que estaba. Se sentó en la silla y yo me arrodillé frente a él.

—Dios Joel, no creí que supieras ésto— dijo riendo.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí.

Su cuerpo se impulsó hacia arriba para poder sacar su bóxer, dejando ver su gran amigo con tono un poco rosado en la punta y a sus costados. Es perfecto.

Lo tomé entre mis manos y comencé a mover con intensidad éstas. Sus gemidos los callaba con una almohada que le tuve que pasar para que zabdiel no tocara la puerta.

Después de usar mis manos pasé mi lengua por su ahora miembro rojo, y el gritó prácticamente. —metelo ya!!— gritó sin la almohada y eso me preocupó.

—Silencio! Renato puede venir— lo regañé.

Metí la punta y con mi lengua jugué con él. Pequeñas lágrimas salían de sus ojos y pensé que lo estaría haciendo mal. —¡No te detengas!— gimió y sonreí ante su acto.

Lo metí por completo y sus manos viajaron a mis rulos ahora desalineados, impulsando mi cabeza a más pero ya no podía, mis glándulas me lo impedían.

—¡Oh Joe!— gimió.

Christopher embistió mi boca levantando su cuerpo y mi cabeza se corrió hacia atrás luego de lo sucedido. —¡Oh Chris! Sabes demasiado bien.

Volví mi cuerpo hasta la cama y el se tiró sobre mi para atacar mis labios y sentir su mano derecha en mi miembro haciendo el mismo acto que había hecho yo hace un rato.

—A-ah! Ch-chris!— gemí fuerte y me calló con un feroz beso.

—Shh bebé, nos van a oír— susurró riendo.

Christopher siguió con lo que estaba haciendo hasta que alguien toca la puerta y rápidamente se separó asustado. —chicos! Bajen a cenar— interrumpió la tía clara.

Yo no podía hablar así que Chris me ayudó un poco. —ya bajamos!— su voz sonó un poco ronca.

Me ayudó a levantar y me señaló el baño, corrí a él y Chris se puso su bóxer para abrir la puerta. —¿Estaban durmiendo?— le preguntó la tía.

—Por lo menos yo. Joel se está bañando

—¿Y por qué estás tan... Acalorado?

—Es que estaba soñando bonito— me imagino su sonrisa pícara.

—Eres un asqueroso, christopher— dijo riendo —bajen rápido, no cenaremos en el restaurante de aquí hoy está súper lleno

—Okey clara. Ya bajamos.— escuché la puerta cerrarce y salí del baño con una toalla envuelta en mi cintura. —ya oíste bebé ¡A comer!

—¿Ahora me dirás bebé?

—¿Te molesta?

—¿Puedes contestar mi pregunta?

—¿Puedes dejar dejar de contestarme con preguntas?

—¡Basta! Me iré a cambiar