T2 C20

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—¿Sabes algo de chris— levanté mi mirada del libro para observar a erick algo desesperado.

Erick y yo teníamos días sin hablarnos ya que habíamos peleado gracias a sus celos de christopher hacia mí y no lo culpaba estábamos haciendo lo que él creía pero eso ya quedó atrás.

El día anterior logré hablar un poco con Arturo y dejar las cosas en claro el aceptó ser mi amigo y nada más, christopher no apareció en el resto de la tarde y aún no se sabe de él ya lleva un día sin señales y no miento también estoy preocupado porque gracias a mi se fue de esa manera.

—No— dije algo cortante.

—Mira joel, sé que quizás estés molesto por las falsas acusaciones que te hice pero entiéndeme... Fuiste el amor de su vida y como no estar celoso si el sintió algo muy fuerte por ti— se sentó en la silla que estaba a mi lado.

—Solamente ten más confianza en él, puede que sus sentimientos hayan cambiado— dije mientras seguía leyendo mi libro.

Erick había emitido un sonido indicando que iba hablar cuando la puerta se abrió de golpe entrando Gustavo con christopher totalmente ebrio, a duras penas podía mantenerse de pie.

—Vélez— dije entre dientes. —busca hielo, agua y unos paños— ordene a erick —gus llevalo a su habitación subo enseguida— Gustavo siguió mis órdenes. —erick quedate aquí, christopher suele decir cosas algo hirientes cuando está así y es mejor que cualquier estupidez dañe tu estabilidad emocional.

Como lo había mencionado, erick estaba asistiendo a un psicólogo el cual trataban su depresión gracias los problemas que ha tenido con christopher, etc. El cual también aproveché y lo acompañaba para tomar algunas sesiones voluntarias y expresar lo que me ha pasado en este tiempo.

¿Porque no había ido antes?
Hubo veces en las que decidía pasar unas cuantas veces pero solamente recordar esos acontecimientos me hacía débil y no quería y por eso los dejaba pasar y no sanaba ya que reprimia el dolor para no tener que luchar con ello.

—Mira christopher te pido que colabores conmigo y no seas tan pesado— dije mientras quitaba su suéter y sus pantalones para poner toallas húmedas en todo su cuerpo.

—No te quiero aquí Pimentel, vete con ese que se nota que te hace muy feliz— susurró mientras se quedaba dormido.

—Cuando estés mejor hablaremos sobre el tema— me levanté —trata de no ser un imbécil porque erick vendrá a ponerte las toallas y cierra el pico antes de que nos hundas— hablé con firmeza.

—No soy estúpido, joel— susurró.

—Pues aveces lo eres— abrí la puerta —duérmete así ayudarás más.

—Bésame el p...— cerré la puerta tras de mi para evitar escuchar ese comentario obsceno.

—Ve por agua y en la última gaveta hay una pastilla, ponsela en la mesita que cuando se despierta se la tomará— le hable a Gustavo.

—Lo conoces a la perfección— susurró con miedo.

—He tenido que lidiar con ésto muchas veces— me estiré —el jefe dio la orden de poder salir ya, lo mando al grupo de whatsapp así que probablemente éste departamento quede totalmente vacío en las próximas horas pero yo si me quedaré por un tiempo para arreglar algunas cosas y luego irme a California— pose mi mano en su hombro.

—Lo voy a extrañar señor Pimentel— dijo con tristeza.

—Te he dicho que no me trates como señor y menos como tu jefe, soy tu amigo y una persona más— regañe —y también te voy a extrañar alondra.

Comencé a caminar hacia mi habitación para recostarme un rato y descansar un poco cosa que no he podido hacer desde hace mucho tiempo por estar pensando y aún más lo que me había dicho christopher.

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Eran aproximadamente las nueve de la noche y estaba apunto de levantarme para bajar a la cocina a ver que había de comida pero el fuerte impacto de la puerta me asustó ya que todo estaba oscuro y no podía saber quien es aunque aparentemente no podía dejar de sospechar en ese individuo.

—Hablé con erick— sabía yo —terminamos porque le dije que aún me gustas— sentí su cuerpo a mi lado.

—¿Eres un idiota? Ó ¿Aún estás ebrio?— aún sin verlo me volteé.

—No— dijo sin importancia —estoy mucho más corde que tú.— la televisión se encendió. —¿Cómo estás joelin?— su voz era tan cínica.

—Vélez, ¿Estás consiente de que acabas de posiblemente tener una discusión con erick sabiendo que él está mal por tu culpa también y ahora estás aquí con él quien sabe dónde?— me quejé.

—Cuando le dije que no quería más nada con él sabía la razón pero igual se la dije y de todos modos lo tomó sin importancia— cambió de canal.

—Otra razón para menos querer regresar contigo— me recosté en mi cama.

—¿Y quién dijo que querría volver contigo?— me giré para observarlo detenidamente.

Yo estaba totalmente confundido por lo que acababa de mencionar, creí completamente que vendría a pedirme regresar con él pero al parecer no era a eso por lo que venía.

—¿A qué viniste entonces?— dudé en preguntar por el miedo de su respuesta.

Christopher se levantó y caminó hacia la puerta. —que comience los juegos del hambre— y sin más me tiró un beso y salió de la habitación cerrando la puerta tras de él.

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