Nuestro Secreto

T2 C17

Las luces me mareaban, las calles eran invisible, todo a mi alrededor era completamente diferente para mí, me sentía una persona distinta, lo que una vez soñé nunca ser. Alcohol, risas, besos, descontrol.

Y esta era una de las razones por las que no quería sacar a Arturo de mi vida, me hacía sentir completamente diferente y me sentía bien porque no me imaginaba poder sentir lo que estaba sintiendo ahora. Libertad.

¿Me estaría enamorando?
No lo sé. Pero estaba dispuesto a disfrutar del momento, y si el futuro sería doloroso, había que afrontarlo como siempre se hace.

Estaba totalmente agotado, no tenía idea cuántos clubes habíamos ido, cuántas bebidas había tomado pero aún recordaba lo que hacía.

A mi lado había una chica, muy linda la cual bese sin ninguna razón a lo cual ella no se negó hasta que llegó Arturo y me sacó de inmediato del bar.

—Pero que pasa!?— le grité.

—Te estaban grabando, idiota— me subió a su auto completamente negro.

—¿Y como sabes eso?— me cruce de brazos.

—Haces demasiadas preguntas— el auto arrancó tan deprisa que me resvale al tratar de acomodarme en el asiento de copiloto.

No tenía idea de dónde iríamos hasta qué reconocí la entrada del hotel y pude saber que estábamos en donde me estaba hospedando.

—¿Vives aquí?— pregunté.

—Soy el dueño del hotel, por eso todo es más fácil para mí— lo miré —en la habitación que estás se quedaba mi hermana antes y por eso tengo tarjeta y entro cuando quiera.

Lo mire indignado. —invades mi privacidad.— me quejé.

Arturo solamente sonrió y me ayudó a salir del auto. —tenemos que entrar por la parte de atrás— miró a sus dos lados —hay demasiadas personas aquí y te pueden reconocer.

—Haz lo que sea, tengo sueño y me quiero ir— me recosté al auto para descansar un poco.

Comenzamos a caminar a ni se donde y de la nada salieron varios hombres de negro y nos llevaron a un ascensor donde luego de varios minutos llegamos a una puerta completamente negra que al abrirse se pudo ver prácticamente una mansión de lujo.

—Espero no estar soñando— dije mientras miraba todo a mi alrededor.

—Está muy sola...– me miró —hay diez habitaciones, te puedes mudar aquí con tus amigos.— analicé sus palabras —ya casi no vengo aquí solamente... Olvídalo. Dale la idea a tus superiores y mañana me dices, de todos modos te recordaré por si el alcohol te llegó muy a la cabeza.

—Recuerdo perfectamente lo que ha pasado, idiota no soy... No estaría inconsciente con un desconocido.— cerré mis ojos.

—Me conoces lo suficiente, el problema es que no me recuerdas.— susurró.

—Si sí, lo que digas— estaba por quedarme dormido cuando sentí que mi cuerpo se estaba elevando. —¡Hey! Quiero seguir siendo virgen.— reí.

—Si tú eres virgen, yo también lo seré— reí.

—No tienes buen sentido del humor, quiero que sepas— me burle.

—Tu menos— me retó.

Llegamos a una habitación la cual por lo poco que vi estaba muy bien decorada con negro y dorado.
Estaba tan a gusto en la gran cama que no me di cuenta de cuánto tiempo había pasado pero por lo que sé es que ya había amanecido y mi cabeza iba a explotar, dije que no beberia más pero creo que mi promesa se quedó en el pasado.

Me levante y trate de encontrar el baño para luego lavar mi rostro y mirarme al espejo, tenía los ojos rojos, grandes manchas bajo mis ojos y un mal aspecto.
En la cama había una nota la cual decía que dentro del armario habían cosas para mi las cuales tomé luego de haberme aseado.

Salí de la habitación para observar un poco más el gran lugar era de dos pisos, gran cocina, gran comedor, una gran piscina que daba al borde del edificio, todo era grande hasta las habitaciones y para mis compañeros y yo estaríamos muy bien.

En el centro de mesa había otra nota junto a una llave la cual me informaba que si quería la suite solamente le avisara y todo estará listo para nosotros, la decisión la tomaría luego de que hable con zabdiel para saber que es bueno o no.

Abrí la puerta negra la cual tenía ciertos detalles en rojo, llegué a mi habitación la cual estaba toda oscura y sé perfectamente quien estaba ahí porque nunca dejo mi habitación a oscuras.

—Hola, christopher— entre y cerré de inmediato.

—No hace falta preguntar con quien andabas, pero si me gustaría saber dónde estabas— encendí la televisión.

Lo miré con una sonrisa. —estuve aquí no te preocupes, no fui a ningún otro lado... Aunque me fui de fiesta, pero me quedé aquí.

—¿Aquí? Pues hoy dormí aquí así que no lo creo— se cruzó de brazos.

—Ya cálmate, Arturo es educado y sabe que no quiero nada con el... Muy respetuoso para mi gusto— me recosté en su pecho.

—¿Para tu gusto?— preguntó coqueto.

—Uhmm— lo miré —no hace falta decir quien es mi verdadero gusto— sonreí mientras lo miraba.

Se acercó a mí lentamente mientras miraba mis labios los cuales remoje al saber lo que iba hacer —Vamos a comer, de seguro no lo haz hecho— sonrió victorioso al saber que me dejó con las ganas.

—Eres un maldito— me recosté.

—Tengo que acompañar a erick hacer unas compras, así que mientras no estabas pedí algo para ti... Nos vemos en la noche, saldremos de fiesta y espero no te vallas con el Arturo ese.

—Chris— quité mi camisa negra —¿qué tengo que hacer para que te quedes?— fui bajando mis pantalones cortos.

—Joel— me miró con desaprobación.

—¿Qué? Me siento más fresco en ropa interior.— dije inocente.

—Me caes muy mal, Pimentel— dijo, mientras comenzaba a quitarse el suéter.

—Yo sé que me adoras Vélez— me volví a recostar esperando felizmente a christopher.

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Bueno mis corazones!! Espero les guste este capitulo y que le den mucho amor 🥰💜