Capítulo 9:

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—Corre zabdiel!— grité —tienes que pasar por Israel.

—¿Pero donde irás?

—Tengo que correr hotel, no he sacado la habitación.

—¿Y nosotros qué?— preguntó Chris.

—Vallan con zabdiel, yo iré al hotel.— me di vuelta

—Yo voy contigo— Chris me tomó de la mano.

—Bueno. Apúrate.

Corrí hasta una parada de taxis y nos montamos en uno para ir al hotel. Tenía tiempo que no hacía ésto. —¿Por qué el afán? Joe.

—No aparte habitación— corrí al hotel.

—Buenas tardes, joven joel.— saludo la recepcionista.

—Buenas. ¿Me podría dar una habitación justo en el mismo piso veinte?

—No tengo permitido habilitar más habitaciones en ese piso.

—Es para mí hermano— rogué.

La chica miró a su compañero quién asintió. —bueno. Siendo así... Está bien.

—Muchas gracias, preciosa. Te besaría pero hay muchas personas.—

La chica se sonrojó y me pidió cuenta donde saldría el dinero. Me dio las llaves y subimos al piso para ir a la habitación que quedaba justo frente a la mía.

—Joel!— gritaron

Esa voz me parece conoc...—Sandra— me giré —chris dame un momento.

—Recuerda, eres mío.— golpeó mi trasero y entró a la habitación de nosotros.

—¿Quieres entrar?— señalé la ahora habitación de Israel.

—Ehm, okey.— entramos en la habitación y nos sentamos en la cama —. Esta habitación tiene mejor vista que la mía.

—Y que la mía— me miró confundida —yo duermo en la habitación de al frente. Aquí dormirá mi hermano.

—¿Quién? ¿Israel, Gabriel o Emmanuel?— me sorprendí de su pregunta.

—¿Desde hace cuánto eres fan?

—El trece de diciembre cumplo cuatro años de ser fan— sonrió.

—¿Estás desde el principio?

—Fuí dos veces al programa.

—Bueno. No puedo decir que no te vi por qué no recuerdo mucho— reímos. Mi teléfono comenzó a sonar y vi el mensaje.

-Ya estamos por llegar al hotel-

—Ya vienen— dije, mientras aún miraba mi teléfono.

—¿Quién?

—Los demás chicos y mi hermano... Israel.

—Isra— sonrió y yo quedé serio —. Es simpático

—Uhm— me levanté y caminé hasta la ventana.

—No te enojes— me abrazó por la cintura y mi piel se erizó.

—No estoy enojado— iba a ser firme por más que quisiera darme vuelta y besarla.

—Ahm. Quizás esto sea algo imprudente pero... Nada. Mejor olvídalo— me soltó.

No le permití alejarse un poco ya que mis labios buscaban los suyos, los cuales fueron correspondidos ferozmente por su parte. Caminamos hasta la cama y dejé con mucho cuidado su cuerpo sobre ésta.
Mis manos bajaron a su piel desnuda debajo de su traje.

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