Capítulo 17:

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—Christopher, ¿Te podrías mover?— pregunté, mientras tocaba insistente la puerta del baño

—Me avisas cuando tú quieras, haré como si no existiera, sigo aquí en tu lista de espera— cantaba mientras salía.

—Mueve!!— ya me estaba desesperando.

—Te dejaré pasar, si me das por lo menos un pico— dijo, mientras sus brazos tapaban mi camino.

—No jodas Vélez— me hice a un lado para pasar.

Sus manos se enrollaron sobre mi cintura pegándome a su frío cuerpo. —te voy a joder hasta que me des lo que quiero— susurró en mi nuca.

—¿Y qué es lo que quieres?— quité su rostro.

—A ti

Sus labios volvieron a mi cuello mordiéndolo, jalandolo y chupándolo; dejándo marcas a su paso que espero no duren tanto.
Sus besos pasaron al otro lado donde daba grande lamidas y fuertes mordidas, sin querer un gemido salió de mis labios pero fué de dolor... Bueno. Para mí fue de dolor.

—Adoro cuando gimes, ¿Sabes?— sentía sus labios sobre mi piel cuando hablaba.

—No hagas eso— dije, Mientras soltaba un suspiro.

—¿Qué?— lo hizo de nuevo.

—Eso que haces... Hablar mientras rozas tus labios con mi piel— mi voz era ronca.

—Vamos a tu cama— volvió hacer el mismo acto.

—Chris— tiré de mi cabeza hacia atrás, mientras soltaba en gemido.

Sus manos de posaron a mis costados, guiándome hasta su cama que era la más serca del baño; con mucho cuidado me recostó en la fría cama, haciendo arquear mi cuerpo por el cambio de clima.

Sus labios hicieron camino desde mi cuello, pecho bíceps y abdominales. Mi respiración era irregular, haciendo que mi pecho subiera y bajara rápido y el pasara su lengua con tal acto.

Su cuerpo quedó completo sobre mi, sin dejar mucho peso; su cara se fué acercando a la mía y ya no quería tener más esta pequeña distancia. Rompí todo espacio entre los dos, con un lujurioso y candente beso, la cual el correspondió de misma forma.

Ni me había enterado que estaba en toalla y que ella estaba por caerse de la fricción que hacía con mi cuerpo. Desde mi buso se sentía a su gran y grueso amigo ahora erecto. Mordí su labio para no gritar ni gemir.

Sus labios se separaron un poco de mí y eso es lo que menos quiero en estos momentos, lo tomé por la parte de atrás de su cabeza impulsándolo a que volviera a juntar sus gruesos y deliciosos labios con los míos.

Esta vez fue aun más feroz, ya que su cuerpo se estrujaba con el mío haciendo un hermoso ruido gracias a la fricción. Su mano detallo cada parte de mi cuerpo hasta llegar al borde de mi buso nike, abrí los ojos y se formó una soten sus labios, con mi mano bajé hasta la única prenda que tenía y lentamente fuí tirando de ella hasta poder verla del otro lado de la habitación, su mano entró en mi pantalón acariciándo mi bulto sobre mi bóxer.

Un gruñido salió de sus labios aún con los ojos cerrados y tirando un poco de su cabeza hasta atrás. Su mano comenzó a salir, pero para poder meterla dentro del bóxer y hacer contacto con su piel totalmente fría en cambio a la mía que era mucho más caliente que cualquier otra parte de mi cuerpo.

—Diablos— gemí —estas frío.

—Ponme caliente, bebé— susurró en mi oído, para luego morder mi lóbulo.

Su mano salió de mi pantalón y el se bajó de mi dejándome con un fuerte vacío. Sus manos estaban a los costados de mis pantalones y tiró de ellos con todo y bóxer Calvin Klein.

—¡Oh Joey!— gimió de rodillas.

Sus manos recostaron mi miembro hacia arriba y amasaba como si de una masa se tratara. —chris... Topher— gemí.

—Uff Joey, está grande.

Su lengua pasaba por mi entrepierna subiendo hasta mi miembro y succionando la punta hasta dejarla totalmente roja. —chris— grité.

—Shh. Renato nos va a escuchar.

Tomé las sábanas mientras jalaba de ellas con tal acto de Chris. Sentía el calor de su aliento por todo mi pene mientras chupaba de éste como si de una gominola se tratara.
Me estiró una mano para que la tomara y la apretara con cada chupada que hacía en mi miembro.

Me estaba poniendo tan duro que hasta el punto de doler, su boca liberó mi amigo y lo miré con confusión. —todavia no— su rostro transmitía lujuria.

Se levantó y me acomodó bien en la cama, abrió mis piernas y lo miré confundido; metió tres dedos a mi boca las cuales chupé sintiendo el sabor de su pene.
Sacó sus dedos y no supe para que era hasta que sentí un dedo entrar en mi pequeño agujero

—¡Oh shit!— gemí, pero sus labios callaron mis gemidos.

Metió el segundo haciendo tijeras y el tercero imitando embestidas. —solo dolerá un poco, me avisas si te duele demasiado— asentí mientras lo agarraba por los hombros.

Sentí algo más grueso y grande sobre la entrada ahora lubricada por sus dedos, lentamente se metió en mí y se quedó así hasta que me acostumbrara a él. Mi cuerpo pedía movimientos así que comencé a mover mis caderas indicando que se podía mover y así hizo, con movimientos lentos pero seductores...

Mi pene estaba demasiado duro y dolía aún más. —me vengo— gemí.

Su mano pasó a mi pene dándole el placer de la misma intensidad de sus embestidas que hacía en mí, ya entiendo por qué las chicas quedan locas cuando están con él.

Llegué primero manchando nuestros cuerpos. Dió una última embestida que tocó un punto desconocido dentro de mí, y al instante sentí un líquido dentro y saliendo de mi.
Su cuerpo se quedó sobre mi retomando la compostura.

—Sabes demasiado bien, joey— susurró sobre mi.

A este momento no tenía ninguna palabra, sólo quería disfrutar ésto que seguro no volverá a pasar jamás

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