Nuestro Secreto

Capítulo 28:

—Haber— empezó —¿Porque me llevas ignorando éste mes y medio?— preguntó.

Suspiré. —creo que ya es hora de contarte y no me interesa lo que vayas a decir— mi voz era pacífica, y por dentro tenía un terremoto —Me estaba confundiendo y ésto era un juego para los dos, principalmente para ti que tienes ya definida tu sexualidad, pero yo no, yo no se ni lo que quiero y no quería seguir así de confundido.

—¿Qué te costaba decirme eso? No sabes cuanto sufrí tu alejamiento— en sus ojos se veían la tristeza.

—Sabía como eras, si te decía que te quería lejos insistirías como ya lo has hecho y me pondrías mucho peor de lo que ya estoy— mis ojos e cristalizaron —pero hacerlo así me dolió más que tener que soportar tus insistencias... Y más cuando hayas llegado a pensar que Richard y yo teníamos una relación cuando en realidad el le gusta una persona y yo solo trataba de consolarlo.

—¿¡Porque no lo dijiste!?— gritó exasperado.

—¡Me llevas ignorando desde ese día!— grité —¡Me llevas ignorando hace un mes casi!... Traté de explicarte pero te alejaste— susurré.

—Como tú— su vista hizo contacto con la mía —tu me dejaste primero.

—Ya no quería seguir con éste juego— lo señalé.

—Yo si quería... Yo si quería que éste juego continuara— se arrodilló —Joel, yo no puedo estar un minuto más sin ti— llegó hasta mí —entré en depresión por que no me hablabas, me volví un alcohólico y más adicto al sexo... Todo lo hice por ti— su aliento en mi oreja erizaba mi piel.

—No me hagas ésto chris— sollosé.

—No puedo, no puedo estar sin tus caricias, sin esos labios que tanto me hacen soñar... Te extraño a ti Joel eres muy especial para mi— delicadamente besó mi nuca y gemi.

Ya no puedo más. Lo tome por el cuello y ataqué sus labios devorando sus labios como un loco necesitado de esos labios carnosos y rosados que me hacían babear cada vez que los veía.

—Eres sólo mío, chris— dije, entre el beso.

—Eres sólo mío, Joel— mis labios se congelaron al escuchar sus palabras.

En realidad no tome en cuenta que el dijera lo mismo, porque yo si lo sentía... ¿Pero el?
Mis labios hormigueantes reaccionaron a los suyos y con más fuerza impulsandolo al suelo para estar mejor, y tener un mejor sabor y posición de sus labios.
Ya nos estábamos quedando sin aire pero ninguno se quería alejar del otro. Los dos extrañábamos nuestros labios y el sabor de nuestras bocas pero lastimosamente tenemos que respirar y alejarnos.

—No te vallas nunca, amor— su aliento chocaba con mis fosas nasales, era a dulce y me encantaba.

—No me iré jamás, bebé— bese repetidamente sus labios —No te quiero dejar de besar jamás, adoro tus labios— chillé.

—Tenemos una noche para basarnos lo que queramos— me regaló su hermosa sonrisa.

—Tenemos que ir con los demás, sería muy sospechoso— le Di un beso media Luna.

—No sabes cuánto esperé éste día, mi amor— alargó la palabra.

—Yo también— me senté sobre su cintura y volví a besarlo

La cerradura de la terraza comenzó abrirse y me quite de encima de Christopher y me senté a su lado y pude ver a un seguridad parado.

—Dijeron que unos famosos se habían quedado encerrados aquí— preguntó.

—Sí— contesté de inmediato.

—Estamos por.cerrar la terraza... Si me disculpan.

—Claro, claro— nos levantamos —muchas gracias.

Salimos de allí y llegamos a mi habitación donde desde afuera se escuchaban a las fans gritando y posiblemente cantando feliz cumpleaños.

*Narrador omnisciente/yo*
Los labios de Christopher estaban en los hombros de Joel, los dos sabían lo que iba a pasar pero dentro de Joel había un poco de pánico por lo que había sucedido hace un mes, tenía miedo volver a recordarlo y rechazar a su amado pero quería estar con el de una manera diferente.

Cuidadosamente Christopher fue quitando el suéter negro de su acompañante, dejando delicados besos en la piel morena de su próximo novio.

Las manos de Joel llegaron hasta la nuca de Chris para poder besarlo mejor y sentir esos labios que tanto había anhelado desde hace mucho tiempo, eran su droga y ya se había vuelto adicto a ellos. Pero no todos es felicidad y desgraciadamente tocan a la puerta.

—No— alargó la "O" —Yo quiero estar contigo— se quejó.

Sin mucho ánimo me levanté y abrí la puerta donde estaban absolutamente todo el staff y los chicos con dulce, globos y cervezas.

—Sabíamos que no saldrían de allí y vinimos hacer la fiesta acá— dijo Richard con notoria felicidad.

Todos entraron y comenzó la fiesta y la bulla, erick y zabdiel brincaban en mi cama mientras Christopher me mirAba como cordero degollado, reí ante su cara y me uní a la fiesta.