Nuestro Secreto

Capítulo 44:

¡Malditas zorras! ¡Quiten las manos de mi marido!

Notablemente estaba molesto por el comportamiento de Christopher EBRIO Y el idiota de Richard no hace nada para impedirlo, es más, le hace barra al verlo como las dos putas le bailan encima. Los voy a matar.

Una chica se acercó a mi y recordé a la del cabello rizado cuando estábamos de gira en E.U.
Su mirada no se despegaba de mí, y ¿Porque no?, Christopher se divertía yo también tenía derecho.

—¿Bailamos hermoso?— me susurró la chica mientras me tomaba de la mano y me llevaba al centro de la pista.

—Ya que— sonreí, y le seguí el sensual baile.

Para bailar bien con ella tenía que imaginarla que era Chris y así mi lado oculto saldría a la luz. La sensualidad. Que sólo se me da en los conciertos o con Chris en la cama.

Luego de sudar por haber bailado tres músicas corridas, volví mi mirada a Chris quien se comía a una de las tipas y a la otra estaba por desgarrarle el trasero de tanto tirar de él.

Suspiré.

Pasara lo que pasara. Christopher jamás va a cambiar, por más que lo amenacen con un arma seguirá siendo el mismo perro de toda la vida y creo que tendré que acostumbrarme a eso, en cambio yo no le voy a pagar con la misma moneda. Ya no. Me alejé de la chica, no sin antes dejar un beso sobre su mejilla y agradecer por sus buenos movimientos y el buen momento «que fue poco» pero me gustó; me dediqué a llegar hasta la entrada y parar un taxi para regresar al hotel e ir a la habitación donde estaba zabdiel dormido como ya era de costumbre.

Quiero llorar.

Las lágrimas amenazaban con salir y no lo haría justo frente a Zab si se llegase a levantar querrá que le contará y el único que puede saber de ésto es Richard. Caminé lo más rápido al baño y encendí la regadera para dejar correr el agua y luego tirarme al piso fuera de ella.

¿Porqué?

Jamás habría una respuesta concreta, aunque en realidad sí. Christopher es un mujeriego.
No quiero ni imaginarme que solamente me usa para saciar su necesidad cuando no tenía a nadie, me doleria todavía más enterarme de eso y prefiero no saberlo a que lo confiese.

La lluvia comenzó azotar y mis ojos brillaron aparte del que ya tenía con las lágrimas, cerré la llave de la regadera y emocionado salí a la terraza. Dirán que es una idiotez pero siempre quise que cuando estuviera devastado, lloviera para salir y poder llorar bajo ésta así nadie sospecha que estoy llorando y sólo piensan que es el agua en mi cara y ya.

Antes de salir, quite mis zapatos de gamusa color vino de DG. Al poder salir solté el llanto como un desquiciado que lleva milenios sin poder soltar una gota de lágrima, hoy quería llorar hasta sentirme bien, hasta sentir que ya no me queda ninguna y así poder regresar y si eso implica quedarme hasta el amanecer así será.

Todos los recuerdos de Christopher desde la banda hasta ahora invadieron mi mente ayudando en ponerme peor. Las veces en que las chicas salían sin control de su departamento, habitaciones o en las fiestas ¿Qué habrían hecho allá dentro? Claramente nada bueno, y de lo que me quisiera enterar.

«•••»
Los brazos de alguien levantaron mi húmedo cuerpo haciendo que mi espalda se erize al sentir el frío de la brisa bajo ella, mi vestimenta goteaba y dejaba su rastro desde que entramos a la planta.

—¿Porqué?— escuché la voz de zabdiel.
Me sentía un poco débil y eso tiene que ver por la alta temperatura y la lluvia a la vez —No sabes lo alterado que me puse cuando Richard me dijo que no estabas con ellos.— se quejó.

—Sólo quería estar solo— traté de encogerme de hombros pero no pude, estaba muy débil.

—Desbes verte, estas pálido, tus labios ya no tiene color. Prácticamente está muerto.— rodé los ojos.

A veces zabdiel podría ser muy dramático y ahora lo estaba siendo. —solo quiero dormir y estar solo. Basta— acune mi rostro en su caliente nuca.

Escuché el ascensor abrirse y los pasos de zabdiel volvieron, la puerta se abrió y la chillona voz de Christopher apareció.

—¡Joel! ¡Volviste!— más bien, su voz burlona —¿Ya podemos volver a la fiesta?— erupto después de eso. Que asco.

—Sólo quiero que se lo lleven— me tiré en la cama.

—Estas mojado, Pimentel— habló zabdiel.

—Me vale..— bostece —Voy a dormir.

Y allí volví a perder la noción del tiempo, hasta que sentí mi cabeza arder al igual que todo mi cuerpo que tenía frío. Ésto debe ser una broma.

😛😛😛😛😛😛😛😛😛
Holaaaa!!!! Regresé¡¡¡¡
Lo sé ya era hora. Pero saben lo de la escuela y eso. Además, no se lo que me pasa que ya no tengo la misma inspiración de antes😪

De verdad no quiero dejar ésta novela por que al releerla me encanta y se que es buena pero a veces entró en depre y borro lo primero que vea🙃

Denle amor para que no borre la nove😂😛✈