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― Qué raro vos, que no te la hayas llevado a la cama en la primera cita –Mani hundió la cuchara en el pote de helado, sentada cómodamente en el sofá.

― Ella...parece diferente –soné convencido, aunque no satisfecho.

― O sea...ella...¿puede que estemos ante el antídoto? –estalló en carcajadas.

― ¡Dame un poco de helado! No te hagas la boluda y dejáme un poco –abalanzándome sobre mi amiga, intenté clavar mi cuchara en el recipiente, sin éxito. Ella lo cubría con todo su cuerpo. Forcejando simpáticamente, le gané la pulseada al hacerle cosquillas.

― ¡Basta!¡No juegues de mano! –gritó y soltó el pote, agarrándose de la panza. Para entonces, yo me sentaba a su lado, dispuesto a saborear el chocolate con almendras que tanto nos gustaba a ambos.

Agitada, acomodó su cabello pesado y oscuro, pasando mechones de un lado al otro y subió los breteles de su camiseta, desordenados tras la contienda. Por el rabillo del ojo vi sus pechos subir al compás del izamiento de amarras, y tragué duro. Agradecí que el frío del helado, valga la redundancia, aliviara mi quemazón.

¿Pero acaso nunca había visto a Mani con musculosa o blusas provocativas?

La respuesta era sencilla: casi nunca. Tosiendo, disimulé mi descubrimiento y continuamos hablando de mi cita.

― ¿Así que es profe de pilates?

― Sí.

― ¿La foto se whatsapp le hace justicia?

― No, es más bonita.

Mani silbó elevando las cejas.

― Parece que por fin alguien se sacó la lotería. ¿Pensaste en presentársela a tu familia?

Nos miramos por un instante. Ella me estaba poniendo a prueba.

― Mejor me voy a dormir –descruzando sus piernas, una sobre otra, pasó por delante de mí y me dio un beso en la sien, como cada noche, ignorando que esta vez, su escote rozó mi mejilla más de lo que hubiera querido yo.

Loft - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora