30

715 150 12
                                    

Sus mimos, sus cuidados, me habían renovado.

Lamentablemente, mi padecimiento no sería bien diagnosticado por ningún médico: yo tenía mal de amores y el único modo de sanarme, era gracias a la contención de Matías.

Tras dormir quién sabe cuánto tiempo, me desperté de mejor semblante. Aún pálida, al menos podía coordinar movimientos con mayor inteligencia.

Para cuando llegué al living, solo el ruido de la ducha me dio la pauta de que Matías estaba en casa.

Respiré profundo. Yo contaba con un día más de su compañía.

― ¿Querés que te cuente qué pasó? —me ofreció tras salir del baño, vestirse y ponerse a mi lado. Una mirada ladina me hacía sospechar que algo estaba ocultando.

― Lo último que me acuerdo es haber discutido con vos porque te quisiste hacer el salvador conmigo. Después, chupé tanto alcohol que tengo el recuerdo de ir en el taxi y de darme vuelta de un lado al otro de la cama —mentí. Yo recordaba sus pulgares en mi piel, mis sucesivas negativas a llamar al médico y su sopa decente.

Mi amigo solo asintió con la cabeza y se llamó a silencio, presumiblemente trayendo a su mente a su nueva novia.

_______

Recuperándome casi por completo, aceptando que debía cuidar mi estómago unos días más, fui a trabajar y a estudiar como siempre.

― Me comentaron que fuiste con el mamotreto de Matías a lo de Zoe —Natalia se puso a mi lado, esperando mi confesión.

― Sí. Yo no quería ir pero el insistió. Alquiló los disfraces y todo —continué pasando en limpio las finanzas de esa quincena.

― O sea, que seguís sin decirle la verdad.

― S...sí...¿pero qué querés que haga?

― Que te deshagas de él. Que trates de olvidarlo. Echálo de tu casa con una excusa tonta...no sé...decile que tenés ganas de probar la soledad otra vez.

― No me creería.

― ¡Inventate algo, entonces! —ella me revoleó un trapo que no fui capaz de atajar —. Por lo pronto, yo te conseguí una cita.

Quedé boquiabierta.

― Sabés que odio las citas a ciegas...¡me niego rotundamente!

― De ningún modo. Vos te preparás este viernes y ya.

― ¿Justo un viernes que tenemos tanto laburo? —aceptando la tarjeta del candidato, acusé.

― Sí, te doy el día libre. Como que soy la dueña del lugar.

Agradecí el gesto e inspiré profundo...quizás no era tan mala idea conocer gente nueva.

quizás no era tan mala idea conocer gente nueva

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Loft - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora