Loft - (Completa)

20

Emocionada, sabía que el choque contra la realidad iba a ser duro y estrepitoso; con la promesa de encargarse de todos los detalles, Matías aceptaba venir conmigo a ese cumpleaños que prometía descontrol.

Luchando con el corsé, me daba vergüenza reconocer que un talle más me hubiera quedado perfecto. Sin embargo, no podía ser descortés y confesarle a mi amigo que las noches de helado me habían jugado en contra más rápido de lo previsto.

Forcejeando con los cordones de la espalda, no lograba atármelos.

Maldije por tener que recurrir a la ayuda de Matías y ser carnada de bromas.

― Mati...¡Matute!...¿podés venir a ayudarme? –grité desde dentro del baño. Él seguramente ya estaba listo, a punto de dormirse en el sofá. Había venido muy cansado de su clase y echar por la borda su esfuerzo y negarme a la salida, no era una opción viable.

Pude escuchar el crujir de la madera bajo sus pies más cerca de lo imaginado. Me ruboricé ligeramente al pensar que estaba a poco de mí y que fuese testigo de mi dificultad con la ropa.

― No llego a ajustar las tiras –me excusé, rogando no explotar.

Su respiración a poco de mi nuca me excitó y la mía se paralizó por un segundo. Recurriendo a una broma le dije que ya era suficiente y él se alejó, acomodándose su cabello rizado con ambas manos.

― ¿Vos ya estás listo? –sabía la respuesta; me sentí culpable por la espera.

― Seee....–acomodó su sombrero de ala ancha y aguardó por mí a poco de la puerta de salida –. ¿Vos vas a salir así?

― ¿Así, cómo? Vos elegiste este disfraz –acusé con una media sonrisa y con las tetas en la garganta.

― Ya sé que yo lo alquilé, pero pensé que te pondrías un abrigo. Está fresco y tenés a las chicas....descubiertas –vi un leve rubor trepar por sus mejillas. Mi vestuario lo intimidaba: había logrado ver que en el baño, mientras me ajustaba las correas,  sus dedos se enredaban sin lograr hacer el nudo con facilidad.

Me relamí satisfecha por sentir que registraba algo más que mi comida.