Capítulo 4

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Me bastaron dos mordiscos para encontrarle sentido al nombre de la cafetería. Eran platos con ese característico sabor a hogar. Me estaba comiendo un mísero y simple sándwich, pero el sabor me recordaba completamente a los que me hacía mi padre antes de llevarme a clases de piano en verano. Sabía a mi infancia; con el bacon hecho en su punto exacto, ni demasiado crujiente ni demasiado poco hecho, con la yema de huevo chorreante y la cantidad perfecta de lechuga .

Al final tardamos horas en salir de allí. Tantas que cuando entramos en el Granny's eran las cuatro de la tarde y cuando volvimos a la residencia podía verse en el horizonte el atardecer. Arrasar con la comida fue fácil, pero teníamos tanto que contarnos que lo que debían ser minutos se convirtieron una infinidad de horas y perdimos por completo la noción del tiempo.

Me olvidé por completo de que tenía que organizarme o empezaría el año de la peor forma posible y no quería joderlo todo ahora. Así que en cuanto llegué a mi dormitorio, llené de Post-its la pared que había frente al escritorio, tal y como me había prometido que haría. Estaba terminando de anotar los últimos puntos de lo que iba a ser mi rutina diaria de ese primer mes. Las clases eran por las mañanas y, teniendo en cuenta que las duchas eran comunitarias, iba a tener que despertarse media hora antes que el resto para poder hacerlo tranquilamente. Eso o ducharme por las noches. Me resultaba de lo más desagradable tener que hacerlo rodeada veinte chicas, o más, moviéndose de las duchas al vestuario y del vestuario a los lavamanos para maquillarse frente a los espejos o secarse el pelo.

No era una fan de las avalanchas humanas.

El tono de llamada de mi móvil empezó a sonar y en cuanto vi en la pantalla que era Josh, salté de la silla a la cama para abrir el portátil con la intención de no solo escuchar su voz, sino también verle. Encendí FaceTime, y descolgué rápidamente a través del ordenador. Prefería mil veces antes verle la cara a través de una pantalla que escuchar solo su voz.

¡Alexa! ¿Qué tal, amor? ¿Todo bien? Siento no haber podido llamarte antes, he tenido que ir a comprar para llenar la nevera. Estaba ya bajo mínimos. Solo me quedaban salsas y unas salchichas muertas de risa.

Dios, no habían pasado ni veinticuatro horas y ya añoraba el tacto de sus manos y sos tonterías constantes. Crucé las piernas sobre las sábanas y apoyé las manos en mis tobillos con una sonrisa.

━ Que va... Debía ser yo quien te llamase pero entre unas cosas y otras se me ha olvidado por completo. ━ me disculpé. ━ Todo va bien. De hecho... He ido a comer con Lucy a un local donde estaban buscando una camarera o una barista. No sé como llamarlo exactamente pero es para trabajar detrás de la barra sirviendo cafés. He cogido el número y puede que llame mañana. Así de paso gano algo de dinero mientras estoy aquí. 

Aquel pequeño trozo de papel que arranqué de la hoja que estaba pegada justo junto a la caja registradora ahora reposaba sobre mi escritorio.

¿Tienes ganas de empezar? Esta tarde he estado mirando por encima la fotos de la pagina web de la universidad y parece Hogwarts, aunque sin las torres puntiagudas ni gente volando en escobas.━ me dijo mientras le daba un mordisco al plátano que se estaba comiendo. 

━ ¿Qué dices? Literalmente no se parecen en nada. ━ respondí ahogando una pequeña risa.

Que sí. Tú fíjate bien. ━ insistió. ━Todavía no me hago a la idea de que ahora que te has ido la cama vuelve a quedarse vacía. Me va a tocar abrazar a Thor por las noches. Se ha pasado el día buscándote.

━ ¿Esta por ahí o en el salón?

Su respuesta no fue otra que llamar al Golden Retriever que había adoptado hacía cinco años, cuando no era más que un cachorro. Desde que estaba con Josh, le había cogido tanto cariño al perro que ya lo sentía como si también fuese mío. Era imposible no enamorarse de esa bola de pelo beige que apareció de repente por la puerta de su habitación para subirse a la cama de un salto. Una habitación que desde hacía varios meses había empezado a llamar "nuestra".

Blinded ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora