Blinded ©

Capítulo 24

Rocé su nariz con la mía queriendo que no rompiese la cercanía en la que permanecían nuestros rostros, pero teníamos que irnos. Dejó una caricia sobre mi cintura con el pulgar respondiendo a aquel gesto y seguidamente se separó de mí para subirse a la moto y poner las llaves en el contacto. En ese instante podía llevarme donde quisiese. Allá donde condujese, le seguiría sin tan siquiera preguntar cuál era el destino. Porque con él el futuro era incierto. Dejaba de querer saber qué sería de mí para vivir cada segundo del presente. Así que me relamí los labios apropiándome de cualquier rastro que hubiese quedado de aquel beso y me puse el casco, preparándome para subirme tras él.

━ ¿No has traído ninguna chaqueta? ━ encaró una ceja mirándome de reojo.

━ Se suponía que iba a recogerme Lucy, pero no te...

━ Póntela ━ me interrumpió tendiéndome su cazadora.

Cogerla significaba que él fuese a quedarse solo con esa camiseta de manga corta, y tenía pinta de ser bastante fina.

━ ¿Estás seguro? Pillaras un resfriado. Además yo puedo cubrirme contigo.

Su cuerpo no era frío precisamente, y abrazarme a él me ayudaría. A parte, el que iba delante siempre era el que recibía el golpe del viento. 

━ Entonces tendrás que pegarte a mí para darme calor. ━ respondió con una sonrisa que dejaba entrever que no lo veía como algo inocente. ━ Por que si no, te tocará acabar siendo mi enfermera. Y no puedo pensar una forma mejor de tenerte cerca de mi cama.

¿Podía tener más picardía? Decidí no rebatirle y ponerme la cazadora. Como no, era de esperar que me vendría grande. Ya era la segunda prenda que Ethan acababa prestándome, y cabe decir que todas y cada una de ellas estaban impregnadas de su olor. Más de una vez se me había pasado por la cabeza la idea de coger la sudadera del cesto de la ropa sucia y averiguar si todavía lo conservaba.

 El motor rugió anunciando el momento de nuestra partida. Me subí a la moto mientras él se colocaba el casco y rodeé su cintura con los brazos, pegando todo mi cuerpo a su espalda. Sintiendo a través de su camiseta la prueba de que lo que había debajo no era solo piel. Había músculos que definían sus abdominales, algo que ninguno de mis exs habían tenido. Sus dedos se encargaron de afianzar mejor el agarre de mis manos mientras hacía retroceder el vehículo de dos ruedas con los pies, y en cuanto encaró la verja por la que había entrado con Lucy, le estreché suavemente entre mis brazos y él aceleró abandonando así el terreno de los Blake.

¿Quién diría que en algún punto de mi vida las motos llegaron a darme miedo? Porque ahora mismo no creía que hubiese nada más relajante que deambular por la carretera a alta velocidad siempre y cuando fuese él mi guía. El tiempo se ralentizaba solo para mí, e incluso de noche el paisaje era precioso. Desearía poder quitarme el casco con tal de apoyar la mejilla sobre su espalda, sentir en ella la calidez de la que disfrutaban mis manos, escuchar los latidos de su corazón y dejar que el viento hiciese volar mis cabellos. Mis sentimientos hacia él eran un torbellino de contradicciones. Había momentos en los que podía llegar a odiarle, en los que me desquiciaba sacando lo peor de mí, pero no había nada parecido a la magia que éramos capaces de crear cuando dejábamos que nuestros cuerpos hablasen por nosotros. Y eso era lo que me estaba consumiendo. El constante deseo de querer un poco más de esa magia que estrujaba mi corazón como si quisiese despertarlo de un profundo sueño.

Pasamos de largo el cartel de bienvenida que había en la universidad y en cuestión de un par de minutos, el rugido del motor cesó al dejar la Yamaha aparcada en el parking. No había ni una alma por el campus, aunque siendo sábado era normal. La gente debía estar de fiesta o en sus habitaciones. Así que me bajé para dejar que Ethan hiciese lo mismo.