Era alucinante como la felicidad podía llegar a ser más frágil que el cristal de una copa de vino. Bastaba con un soplo de aire para que el suelo se llenase de pequeños pedazos que podían cortarte la piel.
━ Vamos, hay gente esperando y Robin tiene que irse antes de que empiecen sus clases.
Necesité parpadear un par de veces para dejar de observar el vacío que Ethan había dejado en cuanto se volvió a cerrar la puerta y desviar la mirada hacia Thomas. Pero antes de que pudiese preguntar sobre lo sucedido, salió hacia la sala principal y mis pies fueron tras él.
━ Gracias a dios que por fin asomáis la cabeza. ━ se quejó Robin deslizando un café sobre la barra para entregarlo antes de llevar las manos a su espalda empezando a desabrocharse el delantal. ━ El resto os lo dejo a vosotros. La mesa tres está esperando dos sándwiches, la seis una magdalena de arándanos y una de chocolate, y hay que terminar dos Latte para las dos rubias que están esperando al final de la barra.
━ Alexa, encárgate tú de los cafés yo me hago cargo del resto.
Asentí sin objetar y tras dejar pasar a Robin disculpándome por a la tardanza mis ojos volvieron a posarse temerosamente sobre Thomas mordiéndome el interior de la mejilla. Era como si le diese absolutamente igual lo que acababa de pasar, como si no fuese la primera vez.
━ ¿Qué haces ahí mirándome? Ya sé que soy una obra de arte que hay que admirar pero ahora necesito que tus manos y tus ojos se centren en los clientes. ━ dijo con una ladina sonrisa, pero fueron sus palabras las que consiguieron avergonzarme.
¿No había ni un maldito segundo en el que no pudiese dejar de pensar en él? Debería estar trabajando en lugar de pensar en lo que había presenciado, pero me era completamente imposible.
━ Lo siento... ━ murmuré acercándome rápidamente a las máquinas de café.
Lo intenté. Durante la siguiente hora y media intenté concentrarme en aquello para lo que me pagaban. Preparé y serví once cafés, dos infusiones, calenté cuatro galletas con chips de chocolate y preparé dos cajitas de magdalenas para llevar. Y por más información que entrase en mi cabeza, ni la leche, los dulces, la nata, el café y los siropes consiguieron nublar el recuerdo de Ethan. Su postura dominante, la rabia que rezumaba su mirada e incluso el sabor amargo de sus palabras. Si algún día fuese yo quien me viese en la posición de Thomas... ¿Sería capaz de enfrentarle? Sin embargo no era eso lo que más me preocupaba, sino la posibilidad de haber sido yo quien hubiese encendido la mecha de aquel cartucho de dinamita.
"Aprende a meterte en tus putos asuntos"
Desde que mi mundo había sido abordado por los Alcott, lo único que había estado escuchando constantemente eran advertencias que habían llegado a colmar mi paciencia. Todos habían intentado convertirse en el cortafuegos que impidiese que me acercase a Ethan, pero nunca sopesé la posibilidad de que hubiesen estado haciendo lo mismo con él. ¿Era yo el problema? ¿Yo había sido el tema de conversación esta vez?
Aprovechando que no había cola para pedir y que mis manos habían quedado libres, me acerqué a Thomas mientras rellenaba de sirope los dispensadores dispuesta a averiguar la verdad. Entendía que Ethan pudiese cabrearse por la constante insistencia de sus amigos, pero no me gustaría ser la razón por la que se distanciase de Thomas.
━ ¿Podemos hablar un momento? ━ pregunté introduciéndome las manos en los bolsillos traseros del pantalón para que mis inquietos dedos no delatasen mi nerviosismo.
━ Si es por lo de antes, no hay nada de lo que hablar. ━ respondió sin tan siquiera mirarme. No hasta que dejó la botella sobre la barra respirando profundamente por la nariz. ━ Lo siento si te has asustado o algo por el estilo. La próxima vez dominaré a la bestia antes de que huya.
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Blinded ©
Teen FictionDicen que el amor es ciego... Que bastan sesenta segundos para ser consumida por sus llamas y acabar siendo esclava de la incertidumbre. Pero nadie me avisó de que esa venda caería lentamente sobre mis ojos y me convertiría en su marioneta. Una que...