Corrí tras él como si el guardia de seguridad fuese a salir a por nosotros en cualquier momento. Mis curvados labios dejaban al descubierto mis dientes acallando una risa que no sabía si era producto de los nervios o si estaba otra vez en la tercera fase. Siempre comparaba a Ethan con una montaña rusa, y no era simplemente porque sus reacciones fuesen de lo más impredecible, sino porque estar con él era como estar metida en una. Y en toda montaña rusa había tres fases. La primera era la fase del miedo y la duda. Una subida lenta y larga en la que empiezas a perder la valentía que te llevó a montarte en ella. La segunda fase era la del arrepentimiento y la desesperación. Una bajada que te deja sin aliento donde los segundos llegaban a parecer horas de sufrimiento. Y la tercera fase era esa en la que descubres que pasadas las dos primeras, empiezas a disfrutar hasta el punto de querer repetir la experiencia.
Prácticamente todo lo que hacía con él, me llevaba a pasar por esas tres fases. Podía cambiar de montaña rusa, pero al final del viaje, tenía la sensación de que si me pidiese que me montase de nuevo, lo haría.
Me subí en el coche cerrando rápidamente la puerta, y antes siquiera de que Ethan metiese las llaves en el contacto, llevé la diestra hacia una de sus mejillas y me incliné hacia él para atrapar sus labios en un intenso pero escueto beso.
━ Arranca... ━ susurré deslizando los dedos por la longitud de su cuello hasta dejarla apoyada sobre su pecho sin darme cuenta de como mis ojos se habían quedado mirando su boca antes de subir hasta la perdición que eran los suyos.
━ ¿Ahora me das ordenes? ━ inquirió.
Entre aquellas palabras pude apreciar un destello de satisfacción. O quizá fue la forma en la que sus párpados se entrecerraron intentando responder a su propia pregunta a través de mis pupilas.
Si creía que entre nosotros era él quien poseía el poder, no podía estar más equivocado.
━ Puede...
Mis labios se curvaron juguetonamente, pero antes de que volviese a sentarme adecuadamente en mi asiento, una de sus manos se convirtió en el impedimento que me llevo a volver a degustar su mentolado aliento. Como si incluso en un beso quisiese tener la última palabra. Era dominante hasta en lo más insignificante, y yo, como la oveja que quería ver las fauces del lobo, cedía a su deseo.
━ Toma. ━ le escuché decir en cuanto recobré el control de mi cuerpo. Bajé la mirada y siendo sujetado por dos de sus dedos estaba mi móvil. ━ Te dije que te lo daría y te lo has ganado, pero solo por tiempo limitado. Haz lo que tengas que hacer y en menos de diez minutos lo quiero de nuevo en mi mano.
¡El teléfono!
━ Y ni se te ocurra pasarte de lista... ━ añadió adivinando que entre mis planes rondaba la idea de recuperarlo para siempre en cuanto tuviese la oportunidad.
━ Tengo derecho a cinco minutos más teniendo en cuenta que no me lo has dado nada más bajar del coche. Por lo que, los cinco minutos que me ofreciste, se han convertido en diez. ━ respondí arqueando ligeramente mis oscuras cejas mientras se lo quitaba de la mano. ━ Y penalizándote solo con cinco minutos más, demuestra que estoy siendo demasiado buena. Así que no intentes negociar.
Mis comisuras se alzaron ligeramente viendo como eran imitadas por las suyas, solo que de sus labios emanó un resoplo que me acabó concediendo la victoria.
━ Manipuladora... ━ farfulló.
¿Manipuladora? No. No había manipulación alguna. Se llamaba inteligencia.
No tenía nada con lo que contradecirme, y eso solo infló más mi pecho. Aunque teniendo en cuenta que era mi móvil, tenía todo el derecho de guardármelo en la mochila y que Ethan no volviese a verlo en lo que quedaba de día. Pero si lo hiciese, se acabaría el juego. Uno capaz de cambiar de forma pero que nunca dejaba de ser...adictivo.
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Blinded ©
Roman pour AdolescentsDicen que el amor es ciego... Que bastan sesenta segundos para ser consumida por sus llamas y acabar siendo esclava de la incertidumbre. Pero nadie me avisó de que esa venda caería lentamente sobre mis ojos y me convertiría en su marioneta. Una que...