Su mano seguía acunando parte de mi mejilla, conformando uno de los elementos que nos mantenía aún unidos. Un efímero período de tiempo en el que traté de recobrar el control de todo mi ser, otorgándole el mando a mi lado racional. Pero Ethan no opinaba igual. Sus labios buscaron de nuevo los míos en un intento por continuar lo que yo me había esforzado en romper, y esta vez encontré la fuerza para no caer en ello.
━ Te he dado lo que querías... ━ susurré deteniendo su avance casi demasiado tarde.
Alegando que para mí no había sido más que una transacción, aun cuando mi boca todavía saboreaba el mentolado sabor de sus labios. Sintiendo como su mano descendía hasta desprenderme de su tacto.
Pero estaba haciendo lo correcto. Después de haberme hundido en el barro hasta el cuello, ahora tenía que salir con la ropa impoluta, e intentar fingir que nada había pasado.
━ Es hora de irnos... ━ añadí separándome finalmente de él para acercarme a la moto.
Sus pasos tardaron unos segundos en seguir el mismo camino. Estaba esperando que me soltase cualquier cosa. Que su carácter, su orgullo o su mala educación, hiciesen acto de presencia. De hecho, incluso la idea de que decidiese marcharse sin mí me había llegado a cruzar la mente mientras me ponía el casco. Porque acababa de rechazarle, aunque solo hubiese sido ese segundo acto que él buscaba iniciar. Había hecho de tripas corazón y había elegido lo que tenía con Joshua por encima de lo que fuese que Ethan despertaba en mí. Y el día que aprendí cuan hábil podía llegar a ser usando las palabras para causar dolor, había sido por algo parecido.
Sin embargo, no dijo nada. No hubo reproches ni palabras de desprecio. Pero a diferencia de hacía solo unos instantes, todo se había vuelto frío. Demasiado frío.
El camino fue más corto de lo que esperaba. Quizá porque tenía la cabeza en otra parte, y esa era muchas veces la diferencia entre vivir el momento o perdértelo. Ethan ni siquiera se quitó el casco para despedirse cuando me dejó en la universidad. Sabía que tenía que irse y que yo misma había vuelto a imponer la barrera que existía entre ambos, pero esperaba más de lo que recibí. Algo más que un...
"Te veré en clase"
Tan seco y tan...distante.
Ese era el problema.
Estaba construyendo un muro de algodones. Tan frágil que bastaban una finas gotas de lluvia para derrumbarlo. Quería crear distancia entre nosotros pero tras haber retrocedido el primer paso, ya me encontraba añorando algo que pese a ser un error, era lo más intenso que había vivido hasta ahora. Y parte de mí quería recuperarlo.
En cuanto llegué a mi habitación, me dejé caer sobre la cama cubriéndome los ojos con el brazo izquierdo soltando un pesado suspiro. Deseaba que el mero hecho de cerrar los ojos me llevase al mundo de los sueños y que, aunque fuese durante unas horas, pudiese perderme en la inconsciencia y no pensar en cada una de las decisiones que había tomado esa noche. Pero no podía. Mi cabeza era mi peor enemiga. No necesitaba que nadie juzgase mis actos porque yo misma me encargaba de martirizarme con ello.
Las sonrisas, las miradas, la adrenalina, las emociones, las caricias... Todo lo que me había llevado a creer que debía seguir los impulsos de mi cuerpo y de un corazón que no había madurado lo suficiente, desaparecieron dejándome con el remordimiento. Con un recuerdo que olvidar y una pequeña presión en el pecho. Tenía miedo. Miedo de no poder mantener el secreto el día que me reencontrase con Josh. Miedo de que Ethan hubiese notado que no había sido capaz de controlar la forma en la que mis labios se entregaron a ese beso. Miedo a averiguar qué había sido esa sensación que había invadido cada centímetro de mi piel. Ese fuego que intenté apagar, pero cuyas brasas aún permanecían incandescentes en mis entrañas.
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Blinded ©
Teen FictionDicen que el amor es ciego... Que bastan sesenta segundos para ser consumida por sus llamas y acabar siendo esclava de la incertidumbre. Pero nadie me avisó de que esa venda caería lentamente sobre mis ojos y me convertiría en su marioneta. Una que...