Cuando Mérida salió del hospital lo primero que hicieron fue llegar a la residencia de Will donde habían acordado encontrarse con uno de sus amigos quien presumía ser un hábil hacker. Rufus era apenas un joven de dieciocho años, quien no le sacaba los ojos de encima a las hermanas.
– ¿Qué tanto las miras, Anonymus?– le preguntó Roger con el ceño fruncido–. La pantalla está ahí.
Mérida estaba nerviosa, caminando de un lado a otro con los brazos cruzados y expresión pensativa.
– Eh, bueno el video es real... No fue arreglado ni modificado. En realidad la persona que lo hizo sí estaba ahí presente.
– ¡Mierda!– exclamó Mérida.
– Creo que deberían ir con la policía– opinó Rufus acomodando su gorro de lana negro–. Si es a ella la que están buscando no creo que sean los únicos. Les recuerdo que causó un accidente y se le acusa de robo y homicidio múltiple.
¿Ir con papá? No.
– ¿Puedes averiguar desde dónde se envió el video?– Liz se levantó y agarró a Mérida por los hombros para que se quedara quieta–. Por favor.
– No creo que esto sea...
– Rufus– Will sonrió con inocencia–. Me debes un favor.
– Sí, uno, no dos... Ya hice lo que me pidieron. Esto está fuera de mi liga– Rufus cerró la pantalla de golpe y se levantó.
– ¿Qué es lo que quieres?– preguntó Liz.
– No quiero nada– Rufus era un asco mintiendo, solo había dicho esas palabras y ya se había puesto nervioso.
– Todos quieren algo. Habla.
El rubio del gorro se giró con lentitud y luego miró a las gemelas.
– Quiero una cita con las dos.
– ¿¡Qué!?– exclamó Roger–. No, ni en tus mejores sueños. Mejor ya vete. Buscaré un tutorial en YouTube y lo haré yo mismo.
– Hecho– dijo Mérida.
– ¿Qué?– estaba indignado, no iba a tolerar que sus chicas salieran con un puberto–. ¿Saldrán con este? ¡Pero si podría ser su hijo!
- Oye, relájate hermano– dijo Will con tono tranquilizador–. Mejor cómete un snickers.
Will le extendió el dulce a Roger y este lo apartó de un manotazo.
– ¿Eres el novio de alguna de ellas o...?– Rufus estaba confundido.
– No, pero...
– Entonces no te metas– le cortó el otro rubio.
Oh vaya, eso se estaba poniendo interesante.
– ¡Yo me meto si se me da la puta gana de meterme!
Roger y Rufus quedaron frente a frente desafiándose entre sí. A pesar de la diferencia de edad ambos eran prácticamente de la misma estatura y tenían la misma contextura, así que si hubiera una pelea estarían bien nivelados.
– Ay disculpa, cualquiera diría que te portas exactamente como un novio celoso y posesivo, de esos que...
Sin que alguien pudiera evitarlo, Roger estrelló su puño contra la cara de Rufus desatando una batalla de golpes entre sí en donde ambos acabaron rodando en el suelo.
Ante el violento panorama Liz gritaba insistiéndoles una y otra vez en que se detuvieran; Mérida, que bien podría separarlos sin problema alguno, los miraba con curiosidad, como si fueran un par de ardillas peleándose por una nuez; y Will... bueno, él estaba sentado de piernas cruzadas comiéndose un snicker.

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El Fin (Completa)
AksiMérida y Roger terminaron su relación de un segundo a otro. Muchas personas dirían que tras la ruptura ambos se volvieron personas totalmente diferentes, y claro, no se equivocaron del todo, pero el motivo por el cual cambiaron va mucho más allá de...