– De ahora en adelante no podemos darnos el lujo de discutir entre nosotros por cualquier estupidez, hay que permanecer unidos, ¿entendido?– Will hablaba con firmeza, por primera vez se portaba como un hermano mayor y actuaba como un líder.
Roger y Mérida asintieron con la cabeza como niños buenos.
– Mérida, tú y yo seguiremos asistiendo a clases fingiendo que nuestra hermana demente sigue en un psiquiátrico– luego señaló al rubio–. Tú tratarás de salir lo menos que puedas de tu apartamento. Nada de comida a domicilio, no quiero envenenados. Los fines de semana los tres dormiremos en el apartamento de Roger y trataremos de hallar a Alice, sacarla de donde sea que esté metida y enviarla de vuelta al manicomio. Va a ser difícil, eso no lo niego, pero lo podemos conseguir si nos lo proponemos.
– ¿Qué hay de sus padres?– preguntó Roger, los hermanos se dieron una mirada extraña.
– A ellos los mantendremos lejos de todo esto, es lo mejor– respondió Mérida.
Esa era su primera defensa y mejor movimiento, alejar a todos para no herirlos. No siempre conseguía lo que quería, el que Roger estuviera ahí presente era prueba de ello.
– ¿Soy el único que cree que estamos haciendo justo lo que Alice quiere?– preguntó el rubio lleno de nervios.
– No, ya lo hemos pensado– dijo Will colocando los brazos en jarra, tenía esa sonrisa llena de confianza que te hacía creer que todo estaría bien, pero sus ojos gritaban ya valimos verga.
– Me alegra que al menos lo reconozcas– le dijo poniéndose de pie.
– ¿Todo claro, pulga?– Mérida asintió y también se puso de pie–. ¿Todo claro, mechas locas?
– No me llames así.
– Muy bien, todos tenemos nuestras misiones así que a trabajar.
– Me siento como en Los Ángeles de Charlie– murmuró Mérida a Roger–. Will sería Bosley.
Pasó un mes entero sin que alguno tuviera noticias sobre Alice, y ya para ese entonces se empezaba a sentir la irritabilidad y la tensión, principalmente por parte de Mérida quien estaba más malhumorada que nunca. Todos querían volver a la normalidad para vivir sus vidas como antes, pero no podrían hacerlo hasta que Alice no fuera un peligro, y siempre y cuando ella estuviera libre como una paloma, nadie estaría tranquilo. Eso era peor que la película Halloween.
Un viernes, el último del mes, Will había acordado encontrarse con Mérida y Roger en el apartamento del rubio, según él tenía un nuevo plan para provocar a Alice a salir de su nido de ratas. El problema surgió cuando llegó el sábado y Mérida no apareció. De inmediato pusieron marcha a la residencia, ella debía estar ahí en su apartamento. Will condujo más rápido que de costumbre (si es que eso era posible) y Roger no dejaba de hacerse películas en la cabeza, aunque lo más probable era que llegaran y la encontraran dormida o leyendo un libro.
Roger usó la llave que Liz le había entregado luego de que le sacó copia la original y así consiguieron entrar. Todo en el interior del apartamento estaba de cabeza, literalmente todo estaba al revés pegado al techo.
– ¿Qué mierda se fumó Mérida?– Will estaba entre asombrado y horrorizado.
Es que de verdad era increíble, ¿cómo pudo pegar todos los muebles allá arriba y mantenerlos ahí sin que se cayeran? Debió quedarse horas presionándolos hasta que el pegamento secara.
– ¡Mérida!– Will se metió en su habitación y no la vio por ningún lado, afortunadamente ese lugar seguía siendo normal–. Parece que no está aquí.
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El Fin (Completa)
ActionMérida y Roger terminaron su relación de un segundo a otro. Muchas personas dirían que tras la ruptura ambos se volvieron personas totalmente diferentes, y claro, no se equivocaron del todo, pero el motivo por el cual cambiaron va mucho más allá de...