Una explosión hizo que ambos dejaran de besarse de golpe e instantes después todas las luces se apagaron. Liz se levantó y por instinto fue a ver si todos estaban bien.
– ¡William, ¿ahora qué hiciste?!– gritó su madre desde el patio.
– ¡Yo no soy el causante de todos los males de este mundo, madre!– respondió desde su habitación–. ¡Y no me grites, que no soy tu marido!
– Fue un transformador– le explicó Rufus quien estaba asomado por la ventana.
– ¿Mérida?– llamó al pie de las escaleras–. ¡Rog!
– ¿Qué fue eso?
El rubio bajó las escaleras usando únicamente un jogger gris y una camiseta manga larga color vinotinto, no había ni rastro de la sudadera negra que traía antes. Cuando llegó a la primera planta tuvo la esperanza de que Rufus se hubiera largado por fin, pero al verlo en la ventana las mismas esperanzas se fueron por el caño.
– Acompáñame por las linternas– pidió Liz.
– ¿Dónde están?
– En el sótano.
– ¿Y con qué piensas iluminar si todavía no...?– Roger no alcanzó a terminar de formular la pregunta porque la expresión de su mejor amiga mirando sobre su hombro lo alertó.
– Lizzie...– susurró Rufus alejándose lentamente de la ventana–. ¿Esa no es...?
Afuera la única luz que iluminaba todo era la de la luna, pero en ese momento todos estaban seguros de quien era la que estaba al otro lado de la carretera y lo confirmaron cuando un auto pasó y sus luces les permitieron ver mejor.
– Ay mierda...– murmuró Roger.
– ¡Todos abajo!– gritó Liz al ver el arma en manos de Alice.
Los vidrios de las ventanas estallaron uno tras otro y las balas impactaron en los cuadros, adornos y paredes. Roger de inmediato había saltado para cubrir y proteger a Liz. Rufus estaba escondido tras uno de los muebles con las manos sobre la cabeza, el miedo era tanto que ni siquiera sintió cuando algunos pedazos de vidrio lo cortaron al caer de la ventana.
Las balas se detuvieron un segundo pero luego se pudo escuchar perfectamente cuando impactaba las ventanas de arriba. ¿Qué clase de arma tenía Alice? ¿Un puto tanque?
Los gritos de Will se podían escuchar hasta China.
– ¡Nos vamos a morir!
Mérida y él apenas se habían podido meter debajo de la cama cuando el tiroteo inició.
– ¡Cierra la boca! ¡A mí nadie me mata y a ti tampoco!– exclamó ella con los ojos apretados.
– ¡Sí, claro! ¡Juguemos a burlar a la muerte!
– ¿Cuantas malditas balas tiene esa mierda?– se preguntó en voz baja apretando con fuerza la mano de su hermano.
Y entonces se detuvo. El silencio se convirtió en paz por unos breves instantes.
– Tenemos que salir de aquí, Will.
– Oye no me digas, yo que me quería quedar aquí abajo recolectando los casquillos de las balas que planeaban matarnos.
Si Mérida cuando entraba en pánico empezaba a soltar vulgaridades en coro, Will se convertía en puro sarcasmo.
Se arrastraron hasta la puerta con cuidado, el camino les pareció eterno, pero lo único que querían era salir con vida de ahí.
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El Fin (Completa)
ActionMérida y Roger terminaron su relación de un segundo a otro. Muchas personas dirían que tras la ruptura ambos se volvieron personas totalmente diferentes, y claro, no se equivocaron del todo, pero el motivo por el cual cambiaron va mucho más allá de...