– Van por la 29; en treinta segundos suéltala, Jax– informó Juan por el auricular.
Todos esperaron en sus posiciones que Jax causara el accidente que provocaría el desvío del convoy. Mérida lo vio y encendió la minivan que Adam había tomado para ella del depósito de vehículos confiscados. Avanzó lentamente y observó como las motos y la gran camioneta blindada tomaban la ruta que habían planeado. Quitó los seguros y Jax entró al vehículo.
– ¿Funcionó?– preguntó apenas subió.
Mérida asintió y los siguió desde lejos pero no lo suficiente como para perderlos.
Cinco minutos después sentía las palmas sudando bajo los guantes de cuero negro. Apretaba con fuerza el timón y en su mente se reproducían miles de escenarios donde todo salía mal y se iban al carajo. No quería liberar a Alice, ella debía estar encadenada como la bestia salida de las profundidades del infierno que era.
Vio el túnel a la distancia y desde ahí su cabeza viajó a otro lugar inmediatamente. Pensó en aquella vez cuando era niña y vio sin querer a su maestra consumiendo cocaína en los baños, ella inocentemente había pensado que estaba oliendo la leche en polvo; no entendió lo que realmente hacía hasta los doce cuando vio con Will El lobo de Wallstreet. O cuando dos años después, a los catorce, fue a la estantería de su madre y agarró un libro, ahí leyó por primera vez a Kant y no entendió un pepino. Recordó la primera vez que vio una película en 3d y salió del cine afirmando a los cuatro vientos que su nombre era Mérida, al igual que su nueva princesa favorita; con el paso de los años fue madurando y muchas veces consideró absurdo ser llamada por un nombre que no le correspondía, aún así ya era parte de ella y adquirió un valor especial, como una marca que constantemente le recordaba que debía luchar por su libertad bajo cualquier circunstancia. Jane era el nombre que su madre le había dado y que significaba: "Dios ha tenido misericordia", lo cual para ella no significaba lo más mínimo y le parecía aburrido; pero Mérida tuvo, tiene y tendrá por siempre el mismo significado en cada parte de su ser: Muestra lo que realmente eres.
Cualquier rastro que había de duda desapareció dejando a su paso una vibra de determinación y confianza que palpitaba tan fuerte como su corazón.
Hay que hacer esto.
Detuvo la minivan de un freno brusco y Jax se giró a verla horrorizado.
– ¡Más te vale que se te haya atravesado una abuela porque menudo frenazo, Hammer!– gritó con la mano en el pecho–. Por poco y salgo volando por el parabrisas.
– Deja de exagerar y ábreles la puerta.
Jax rodó los ojos y bajó del vehículo. Mérida observó como Adam, sacaba de la camioneta blindada a una Alice esposada y alegre que vestía un horrible uniforme gris tipo enterizo.
Mérida pisó el acelerador y golpeó intencionalmente a su hermana, no fue fuerte, pero sí se tuvo que haber raspado los brazos y a juzgar por la expresión que tenía cuando Adam la levantó, se lastimó la herida del hombro al caer sobre este. Al menos ya no sonreía y eso era una pequeña victoria.
Los tres subieron rápido al vehículo y la chica aceleró.
– ¿Eso qué fue?– preguntó Adam enojado refiriéndose al inofensivo atropellamiento.
– Es que se me fue el pie– explicó Mérida tratando de aguantar la risa.
– ¿Están todos bien?– preguntó Juan desde el auricular–. ¿La tienen?
– Sí, todo salió bien.
– Excelente, porque en este momento toda la policía de la ciudad los debe estar buscando. Tienen tres minutos para llegar al punto de encuentro, aquí los espero.
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El Fin (Completa)
AcciónMérida y Roger terminaron su relación de un segundo a otro. Muchas personas dirían que tras la ruptura ambos se volvieron personas totalmente diferentes, y claro, no se equivocaron del todo, pero el motivo por el cual cambiaron va mucho más allá de...