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Dentro de tres días liberarían a Alice camino al juzgado. Ese plan estaba prácticamente listo y más que perfeccionado en todos los aspectos de la palabra; todos los involucrados tenían sus misiones, el transporte y las distracciones estaban preparadas para el momento en que Adam diera la orden. Mérida estaba lista, de hecho hubo un momento donde dejó de pensar en Alice y su mente viajó a la persona a quien se la iba a entregar: La Sombra. Jax le contó lo que sabía.

Su nombre real era Emilio Roldán, parecía nombre de reggaetonero. Tenía cuarenta y tres años, y era dueño del mercado de personas más extenso de América, operando activamente en el noventa por ciento de los países del continente. También trabajaba con narcotraficantes y proxenetas de Europa, por lo cual siempre se mantenía en movimiento. Era buscado por la Interpol y la Europol. Se le atribuían más de ochenta homicidios en los últimos veinte años. El hombre era cruel a más no poder y en ocasiones Jax había escuchado que le gustaba violar mujeres hasta matarlas.

Mérida tuvo que aguantarse las ganas de vomitar tras escuchar todo eso. Estaba asqueada y asustada, no podía creer que había estado con ese sujeto en la misma habitación sin estar realmente consciente de lo que le podría haber hecho.

Aún así había más información, por eso acudió a Rufus quien de verdad estaba asustado pues ya había escuchado de él y no quería ni pensar en que su cuñada estaba relacionada con él de alguna manera.

Roger estaba al tanto de lo que Mérida iba a hacer, pero había decidido complacerla y mantenerse lo más alejado posible de todo el tema, al igual que Will. Ambos debían mantenerse lo más seguros posibles y evitar salir de la casa en los siguientes días.

La información que le dio Rufus no fue mejor, en parte porque los archivos que había bajado ilegalmente traían imágenes y videos realmente perturbadores de cosas que ningún ser humano debería experimentar. Había torturas, violaciones y homicidios, demandas legales y muchos secretos. Luego de terminar de leer, Mérida y Rufus no pudieron evitar llorar ante lo horrible que ese hombre era. No era Emilio, era La Sombra. Un monstruo despiadado e hinchado de poder que no se detenía por nada ni por nadie, que se movía entre países como una verdadera sombra y manejaba a todos a su antojo. Y ahora, al parecer se había enamorado de una joven igual de loca y cruel, pero con veintidós años de diferencia.

Tenían un plan ya establecido que seguir, pero esa noche, en la oscuridad de su habitación decidió poner en marcha su propio plan, el que le daría fin a todo.

El Fin (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora