Capítulo 8

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La estaba besando... Oh, eso sabía a gloria. Warley mantenía una mano en la mejilla de ella mientras estaba prácticamente hincado frente a ella. Y ahora se debía casar con otra mujer que no fuera ella... ¡Dios! ¿Cómo lo lograría?

Valhe era orgullosa y mala, hasta eso se quedaba corto. ¿Qué pasaría con él en el resto de su vida? ¿Viviría al lado de una mujer mientras pensaba, soñaba y miraba a otra? No era justo para Valhe y pese a todo, no quería comportarse así pero tener a Melody cerca era como ponerle un dulce en frente a un niño y decirle que no lo tome.

¿Pero acaso esto era más que una simple atracción? Él no tenía cómo saberlo, toda su vida la pasó en la guerra, desde los diez hasta cumplir veintiséis. Ciertamente lo consideraban débil por su personalidad, pero su habilidad como guerrero le favoreció mucho. Hasta los Lores le temieron durante un tiempo, cuando no sabían que él estaba harto de matar gente.

–Arley –dijo ella en un susurro así que se apartó de Melody para mirarle los ojos.

–Dime –respondió con sumo respeto.

–Esto no está bien –replicó pero parecía más su deber decirlo que lo que realmente quería, su cuerpo temblaba ligeramente y él quería abrazarla, tomarla entre sus brazos y... Se calmó.

–No importa. Si pudiese elegir a alguien en mi vida serías tú y no Valhe –respondió él mientras se sentaba en la cama, a su lado.

–Eres un exagerado, no hables así. Es un tema para toda la vida, y yo no sería buena como tu esposa, discutimos muy seguido –dijo de hecho con tono de protesta. ¿Cómo entender a las mujeres cuando cada una era una bella rosa que cambiaba de color? Su comportamiento era simplemente inexplicable.

–Pero según sé, "los opuestos se atraen", como los imanes. Y para mí tú eres la mejor mujer que pueda estar a mi lado –oh y allí iba su lado cursi, pero quería convencerla, de que él era bueno. Que la quería... ¿de verdad la quería? Esa palabra significaba mucho como para pronunciarla con ligereza.

–Arley... ¿de dónde sacas todo eso? –dijo Melody mirando su boca de nuevo. Él sonrió y se encogió de hombros.

–De mi corazón tal vez –replicó él. Ella quería un halago que saliera de él, allí estaba, tal vez cliché pero dicho sin pensarlo de más. Mostrando lo que realmente quería su corazón.

–A mí me atraes también, debo ser sincera. Y por eso he de admitir que me molesta que te vayas a casar –respondió ella un poco enojada, se le notaba en el tono.

–Jajaja, ¿te doy un beso y ya te celas? –preguntó él mientras reía.

–No es eso... Me estoy sincerando contigo, aunque luego lo complique todo. Por ahora..., me agrada tu compañía y quiero estar a tu lado antes de que te cases –dijo ella con su rostro rojo lo cual le causó a él mucha ternura.

–De acuerdo. Un secreto romántico... Suena interesante –respondió mientras se ponía de pie y caminaba por una parte de la habitación.

–Un tanto –dijo y se le notaba asustada. Mientras él se preguntaba qué le causaba temor.

–En ese caso... ¿aceptarías compartir tu vida conmigo en el mes restante de mi libertad? ¿Me permites ser feliz en eso? –preguntó él con sumo cuidado. Podría no amarla pero sí se sentía atraído, pero no podía tomarse la libertad de llevar una relación normal con ella cuando quedaría cautivo pronto. Melody movió su cabeza hacia otro lado pero al cabo de unos segundos lo miró a los ojos.

–Sí con eso puedo ayudarte –respondió Melody un poco dudosa.

–No, no lo hagas si no quieres. Olvida que soy el rey, que soy tu amigo, y respóndeme como si fuera alguien que quiere ser... tu novio –dijo acercándose a ella.

Corte de FalsedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora