Capítulo 29

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Su largo cabello marrón ya le llegaba hasta la cintura, era interesante notar que pese a ser en su mayoría lacio, conforme crecía se hacía en risos grandes de manera natural. Y esta cabellera era soplada por el viento que hacía allí, sobre la cubierta del barco. Sus manos entrelazadas delicadamente en su espalda a la altura de la cintura la hacían ver como un chica delicada e inocente, más si se admiraba el vestido simple de color azul que portaba.

Pero en su mirada estaba el cambio, sus ojos azules por los lentes de contacto, eran serios y cargados de odio frente al aparente desinterés que mostraba Melody al mirar aquel pueblo. Aunque no eran las favelas en sí, por el contrario, su vista estaba dirigida únicamente a la mansión gris sobre aquella piedra.

Podría decir que le resultaba fácil imaginar la escena una y otra vez. Michelle ya se había encargado de explicarle con todo detalle, y pese a que esta desconocía la mayor parte de la historia, Melody podía atar los cabos sueltos.

Wender y Aurei ya tenían su historia, ella no la sabía, pero la enojaba aún más saber que el Lord no se conformó con haberle dañado el ojo, sino que también la asesinó.

Y Melody ahora no era una joven como cuando Wender le arrebató a su familia, ahora era una doncella y hasta una asesina. Podía vengarse sin problema y eso haría. Y disfrutaría ese momento.

– ¿Melody? –la llamó David desde cerca de la cabina. Ella lo miró un momento de reojo, más que enojado o triste estaba preocupado.

– ¿Por qué no has llorado desde la muerte de Aurei? –le preguntó ella recordando ese hecho.

–Ya lo haré en mi habitación en algún momento. No quiero que me veas triste y eso aumente tu odio por Wender. Ciertamente el hombre puede merecer la muerte, pero tu corazón no el odio que guardas en él –pensándolo bien Aurei debió ser como una hija o hermana para David, tenía que estar muy triste. Lo sorprendente era que se encontraba tranquilo.

–El sol se oculta, es la hora –dijo ella volteando de nuevo a ver la mansión que prácticamente era un castillo. Ya habían pasado una semana en el mar, esperando que fuese el momento.

–Ten cuidado, estaré cerca. Lo sabes –comentó suplicante David, quien, de hecho, no reconocía a Melody por cómo se comportaba en estos momentos.

Ella se retiró lentamente a su habitación, donde se quitó el vestido y quedando en ropa interior, empezó a vestirse con las armas de una sombra. Luego se puso un vestido negro con escote en la espalda y que mostraba gran parte de piel en sus caderas y piernas. Se puso luego una gran cantidad de maquillaje en el rostro, pero sin perder el encanto. Viéndose al espejo realmente era otra persona a la que veía. Por último, se adornó con joyas falsas y tacones de aguja. El control que le había dado David para portar en su antebrazo lo dejó sobre la mesa de noche, estaría desprotegida y primero que todo debía pasar por prostituta. En cambio, solo se puso un gran anillo con una joya negra que tenía un mecanismo de intercomunicación con el resto de sombras cercanas, vendría siendo lo mismo que el último botón del control, solo que en un anillo.

Al salir miró a David un pequeño momento, estaba desganado y casi no comía siquiera. Las ojeras eran claras bajo sus ojos y el cansancio lo seguía con cada paso que daba. Incluso se veía más viejo de lo normal. Quizás ella estaba comportándose sin control alguno, pero si no mataba a Wender lo haría David o Irvin, en algún momento.

El barco llegó tocó tierra en la noche, serían quizás cerca de las seis. Los relojes eran un invento moderno que ella no sentía indispensable ya que con solo mirar al cielo le era fácil saber el momento del día. La zona estaba oscura por las grandes rocas que la ocultaban, así que muchas antorchas salieron del barco junto a sus portadores.

Corte de FalsedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora