Las olas del mar golpeaban con fuerza mientras el viento soplaba algunas gotas de agua. La playa ciertamente era hermosa, con su arena blanca y el océano tan claro. Quién diría que atrás se alzaba una ciudad negra, llena de contrabando y prostitución. Y ese así era Wender sin duda.
Melody miraba todo mientras estaba recostada en el barandal del balcón de la enorme casa de playa propiedad de los Redtict. Una zona privada de ellos pese a estar en el territorio de otro Lord.
Michelle se hacía cargo de todo en Redtict por orden de Melody, venía cada dos o tres días. Al menos esa era la promesa. Llevaban apenas dos día aquí y ella sentía que le sería imposible vivir toda una vida en una playa, esto no era lo suyo. Y pese a todo, la luz de las estrellas en el cielo la iluminaría fuese donde fuese, y ella ahora pertenecía a la noche. La diversión solo empezaba.
Dos motocicletas aparecieron a lo lejos mientras corrían lo más rápido que podían –una sonrisa apareció en los labios de Melody–. Seguido estaba un auto deportivo teñido de negro mate a diferencia del satinado de las motos. Pero lo más sorprendente fue el ruido semejante a una tormenta que perpetuaba en el cielo, y el jet que traía consigo aquel sonido. Propiedad de nada menos que la AS mejor pagada, Ylesha. Allí vendría el resto de locos que se les unirían a ella y a David en sus "vacaciones pasajeras".
–Dime que lo que veo no es cierto –dijo David entrando a la habitación de Melody como un desquiciado. Corrió al balcón a encontrarla y sacudirla.
–Si te refieres a la cena pues es mentira, no la hice. Pero sí es de los AS debo decir que pensé que su compañía te haría mejor –comentó ella con el ceño fruncido. ¿No eran sus mejores amigos?
–Sí bueno... sí me harán bien pero yo pensé que... –respondió pero eso solo la confundía más. Él al ver esto suspiró– Olvídalo –entonces pasó un brazo por los hombros de ella y la presionó en un abrazo que sorprendió a Melody–, gracias.
–De nada, supongo –dijo abriendo los ojos como platos, luego se alejó con lentitud–. Anda a recibirlos –le sonrió con dulzura y él asintió antes de salir a paso rápido. Luego ella le siguió.
Para cuando llegaron, el jet ya estaba quieto sobre el suelo, también era negro pero con blanco resaltaban las letras "A" y "S" juntas. Una plataforma trasera se abrió revelando a cinco asesinos juntos. Ylesha, Rom, Gil, Mine y Ferran, estos dos últimos Melody solo conocía sus nombres y unas cuantas cosas que David le había comentado.
Ferran tenía el pelo negro con apariencia esponjada, en colochos grandes y relativamente largo, el tono de su piel era tan claro que casi llegaba al tono de Ylesha. Mientras Mine tenía el pelo marrón claro y su piel era trigueña.
– ¡Ferran, Mine, tanto tiempo sin verlos! –exclamó David lanzándose a correr hasta ellos para abrazarlos. Ferran solo sonrió y luego de cinco segundos se retiró, mientras Mine está eufórica de la felicidad.
–Estefan, me dijo Ylesha fuiste hace tres días a verlos. ¡Qué sorpresa que nos invitaras a pasar unas vacaciones aquí! –dijo Mine mientras se soltaba del abrazo y miraba a sus compañeros.
–Este solo los saluda a ustedes, ¿y yo? –preguntó Rom mientras bajaba de un salto al igual que Ylesha, esta última semejaba a un felino.
–En realidad la casa es enorme y... bueno fue mi hermana la que realmente los llamó –dijo David ignorando a Rom y señalando a Melody. Ella sonrió y saludó moviendo la mano. Mine la imitó con una sonrisa que mostraba los dientes en su boca.
El auto junto a las motocicletas estacionaron al otro lado. Itar y Taliz bajaron del auto, elegantemente vestidos, como si fuesen para una gala. Itar tomando de la mano a su novia con una sonrisa resplandeciente.
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Corte de Falsedades
Художественная прозаWarley es el rey de Asder un pequeño reino reconocido ante los demás por su gobernante déspota y al mismo tiempo un guerrero invaluable. Conocerá a una joven llamada Melody a la que le dará trabajo en el castillo, pero ella lo odiará hasta que descu...