Capítulo 28

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- ¿De verdad tengo que ser yo? -preguntó Melody con cansancio. Estaba la familia reunida en la oficina de Ahneus.

-Yo puedo ir, insisto -dijo Redtict en su defensa.

-No papá, tú no. Estás enfermo, sería más riesgoso que beneficioso -contestó David mirándolo como si lo regañase. Pese a todo, su preocupación era clara.

-Así es, y por eso yo me quedaré a cuidarte -dijo Ángela besando la mejilla de su marido.

-Oh, por favor... -comentó Ahneus rodando los ojos.

-Es cierto Ahneus, por favor permanece quieto. ¿Tú por qué no vas David? -le preguntó Melody.

-Tengo trabajo, estaré ocupado -dijo bajando la mirada y con voz seria.

-Entonces tengo que ir hasta el palacio... que cansado -se quejó ella echando la cabeza hacia atrás e inclinando su silla.

-En mi tiempo no había motocicletas, no te quejes -interrumpió Ahneus.

-Cierto. Pero Melody, de hecho, no es en el palacio, es en la mansión Preland -le informó Ángela.

- ¿En Preland? ¿Por qué ahí? Es aún peor, no me sé el camino -se siguió quejando.

Tenía que ir a una reunión de Lores organizada por el rey para, al parecer, darles una importante noticia. Y dado que nadie de la familia estaba disponible le tocaba a ella ir. No quería precisamente ver a Arley. Pero Preland no le caía bien, podría llegar a ser casi un Wender, aunque no tenía el placer de conocerlo bien.

-Pregúntaselo al rey -dijo David un tanto enfadado y alzando una ceja.

-Si quieres te hago un mapa -comentó en cambio Ahneus con una pequeña risa.

Ya habían pasado dos meses desde que regresaron del campo de batalla. La relación entre Melody y David no era precisamente clara, él se portaba celoso ante ciertas cosas. Y las miradas que intercambiaban podrían descubrirlos en cualquier momento. Pero se suponía que eran hermanos ante todos, no tendría sentido tener una relación. Y en caso de que se diese se debía mantener en secreto. Y los secretos no acaban en nada bien.

-Ya veré yo cómo llegar -suspiró Melody. Entonces el intercomunicador dentro del bolsillo de su chaqueta vibró, ella lo sacó de inmediato con una sonrisa-. Tengo algo que hacer -se puso de pie de inmediato y abrió la puerta antes de oprimir el botón para contestar-. Dígame.

- ¡Señorita Melody! Tenemos un grave problema -dijo la voz de Michelle muy agitada, preocupando así a Melody.

- ¿Qué pasa? -preguntó ella mientras la sonrisa se borraba de inmediato de su boca. Se detuvo en medio del pasillo. David la seguía y ella lo sabía así que cualquier cosa, allí estaba él para ella.

- ¡Es Violet! Digo, eh... yo... ella... -se trababa con las palabras cosa que nunca hacía. ¿Qué le había pasado a Violet? Un frío recorrió la espalda de Melody.

- ¡La secuestraron! -esas dos palabras vibraron en la cabeza de ella un tiempo que tal vez fueron un par de segundos, pero para Melody fue mucho tiempo- Fue Wender, dejó una nota. Dijo que iba a recuperar a su hija.

-Voy a matar a ese desgraciado -dijo ella con todo el odio que poseía.

- ¡Espera Michelle! -interrumpió David en la conversación que perfectamente escuchó- Debemos recuperarla, ve a buscarla.

-No David, ¡tengo que ir yo! -comentó Melody a su lado.

-Tú no vas a ir, tienes que ir a la reunión. Y no puedo dejarte correr ese riesgo -le dijo preocupado.

Corte de FalsedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora