No estaba segura de que lo que estaba a punto de hacer fuera correcto. Pero la idea de tener a alguien de tu parte era tentador. Claro, estaban Ahneus, David, Michelle y otras pocas personas como Arley, en las que se supone, debería, confiar. Aunque ellos solo la conocieron durante un mes y medio a lo mucho, y solo el rey contaba con ello.
–Ahneus –llamó mientras abría la puerta ligeramente. Redtict volvió su mirada de inmediato, tenía unos lentes rectangulares mientras revisaba unos documentos.
–Oh, Melody. Que sorpresa verte por aquí –dijo con señales para que pasara, lo cual hizo. Buscó un lugar donde sentarse y solo vio una mesa con muchas sillas–. Siéntate.
–No sabía que las cosas en Redtict no eran rojas –comentó mientras admiraba todo, tan oscuro... solo la ventana servía para aportar luminosidad.
–Bueno, ese color lo usamos en la ropa, y hasta en las armas. Pero representa más que todo la sangre, no queremos eso en nuestro hogar como te podrás imaginar. Ciertas cosas son la excepción, por supuesto, pero nunca verás una pared, techo, o incluso la alfombra de ese tono, bueno hay una... pero no importa.
–Entiendo... Pero no vine a eso. Tengo un favor que pedirte –replicó ella con suma seriedad mientras miraba a su padre a los ojos.
– ¿Ah sí? –preguntó con confuso.
–Verás, un... amigo mío, de cuando tenía mi antigua vida, vino a la mansión en busca de empleo –empezó a decir pero la mirada de Redtict ya era sospechosa.
– ¿Quieres que lo acepte? –comentó con cansancio.
–Bueno, en realidad sí. Pero él ya hizo la prueba ayer, no sé si ya enviaron los resultados o si habrá espacio para él –dijo avergonzada.
– ¿Entonces no deberías confiar más en su potencial? –replicó mirándola con respeto y en un tono dulce.
–Sí y lo hago. En el caso de que no aprobase no sería por él, sino porque hay alguien mejor. Pero me aterra pensar en perder a otra persona ahora, aunque a él lo conozco desde que éramos niños –comentó mirando sus manos.
– ¿Qué trabajo buscaba? –preguntó con interés.
–Chofer, no sé exactamente si de sirvientes o de nosotros –respondió ella analizando la poca información con la que contaba. Realmente esto era una locura, pero bueno... toda su vida lo era.
–El puesto que según tengo entendido estaba disponible era para la segunda opción que mencionas. Pero no soy el encargado –dijo Redtict encogiéndose de hombros. Sacó una especie de palo metálico tan largo como un encendedor, tenía unos pequeños agujeros en él–. Averiguaré por ti –comentó antes de apretar el único botón con el que contaba el aparato. ¿Qué era eso?
–Oscuros como la noche y rojos como la sangre –respondió la voz de un hombre al otro lado. Definitivamente asombroso, ¿de dónde sacó aquello? Ahneus reía ligeramente al verla tan confusa.
–Siempre. Necesito que me traigan los papeles referentes a la contratación de choferes en la mansión –respondió Redtict mirándola con una sonrisa.
– ¿La de ayer, señor? –preguntó la voz con sumo respeto.
–Así es –contestó su padre acomodándose mejor en la silla.
–Pero esa información la puede llevar a cabo el encargado, no hace falta que usted se preocupe por nimiedades, señor –dijo sin parecer avergonzado.
–Oh, no soy yo. Mi hija quiere encargarse de ello a partir de ahora, quiero ponerla al día –comentó con una risa Redtict a la cual Melody abrió la boca incrédula. Bueno... el que trabaja come, era justo.
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Corte de Falsedades
Tiểu Thuyết ChungWarley es el rey de Asder un pequeño reino reconocido ante los demás por su gobernante déspota y al mismo tiempo un guerrero invaluable. Conocerá a una joven llamada Melody a la que le dará trabajo en el castillo, pero ella lo odiará hasta que descu...