Capítulo 11

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Redtict estaba desde un inicio en la mesa de reuniones. No sabía exactamente que pensar luego de la convocación repentina por parte de Darren. El rey seguía aun en cama pese a la semana que había pasado ya desde el accidente, mayor cosa no se debía hablar.

El asiento a su derecha estaba vacío, al parecer el rey había echado a Wender de la corte y así sería hasta que alguien le sucediese. Mientras que a su izquierda estaba Preland comiendo unas golosinas.

Él sentía que no encajaba aquí, habían demasiados problemas extraños y de todos modos nada que le interesara. Quería escalar a algo mejor, no necesariamente a un rey, simplemente algo que le diera trabajo realmente, que lo mantuviera ocupado, y considerando que su vida era ser una sombra era mucho más productivo ser un espía que estar sentado en una mesa escuchando a los Lores decir tonterías.

Darren se sentó en el lugar del rey y todos lo miraron extrañados, ¿esto de qué iba?

Elidal como siempre llegó tarde, y sin embargo se sorprendió tanto ante el gesto de Ilpeys que detuvo su marcha para mirarlo, luego continuó sumamente confuso hasta sentarse.

–No iré con palabrerías innecesarias, no está el rey. ¿Quién de ustedes planeo el ataque? –preguntó sabiendo que nadie contestaría. Pero Redtict se sintió como un tonto al no haber pensado en la posibilidad– ¿Van a responder o prefieren que se los saque a golpes? –Dijo golpeando la mesa, oh estaba realmente furioso, tal vez al pensar en la posibilidad de que su hija corriera peligro– ¿Fue usted Redtict?

– ¿Yo? –Dijo él resoplando– Por favor –miró a Darren con suma seriedad y su tono se volvió igual–, ¿en qué planeta cree que yo pondría a mi hija en peligro? Porque le recuerdo fue a quién le apuntaron, el rey solo... la salvó –dijo maldiciéndose a sí mismo por no hacer nada en ese momento.

–En este caso he de decir que confío en su palabra –respondió Darren relajándose un poco.

–Pudo ser Wender –interrumpió Preland con comida en su boca.

–Oh, él no es tan inteligente. Solo tiene cabeza para las mujeres –dijo Alter totalmente calmado.

– ¿Quién nos dice que no fue usted? –replicó Preland y Alter lo miró con furia.

–No tengo razones para hacerle daño al reino de esa manera –respondió él. Aunque era cierto... los hombres estaban entrenados a pesar de ser pobres.

–Puede que no, ¿pero quién lo asegura? –dijo Jashe Preland serio.

–Tenían armas de fuego –interrumpió él entonces.

–Se producen en Preland y Redtict. Pudieron ser ustedes dos –rebatió Alter.

–El comercio de armas está en todo el reino, cada territorio las recibe –recordó Elidal.

–Exacto –dijo Jashe mientras Redtict guardó silencio.

Darren no fue ya que es quien sacó el tema a flote y no se arriesgaría de esa manera, aparte de que estaba preocupado por su hija. Wender no lo planearía y carecía de hombres pobres bien nutridos y entrenados. Elidal era el más pacifista de todos. Y él no lo había hecho, estaba seguro, de todas maneras no planeó algo como crear un nuevo grupo, ya tenía a las sombras y el cielo. Eso los dejaba con Alter, Valiz y Preland. Aunque este último se la pasaba comiendo todo el día, no tendría razones.

Y el entrenar a los soldados requería tiempo, si no era Alter entonces la persona que lo hubiese hecho lo tenía planeado desde hace mucho. ¿Pero justo ese día? Solo Kateus y Viha estaban de acuerdo con Ilpeys para la boda de su hija. Entonces Preland no estaba en eso.

Corte de FalsedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora