Capítulo 10

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Tal vez fuese el calor, o tal vez los nervios que no podían dejar de estar presentes. Pero se sentía mal, de alguna manera algo en su pecho lo ahogaba, lo asfixiaba. Pero ¿cómo podría huir justo ahora? No lo logró hacer en toda su vida así que supuso que menos ahora.

El traje negro se sentía quizás un poco apretado pero tal vez fuera normal, no sabría decirlo, nunca se había casado. Planeaba hacerlo con Diana, pero todo se había complicado. Y ahora pese a querer a Melody, la mujer de su vida sería Valhe. Debería estar con ella hasta que la muerte los separara, pero no quería el óbito de más personas.

¿Qué diría ella de esto? Se preguntó mirando el techo de su habitación, como si así viese el cielo. Tenía la esperanza de que su madre lo observase, ¿pero qué pensaría?

Finalmente salió de su habitación y se detuvo frente a la recámara de Melody, miro la puerta de madera wengué un largo rato. ¿Debería entrar y contarle? Pero se debía estar alistando para ir a la boda, una en la que no sería la protagonista. No debía serle agradable en ningún aspecto. Aunque tal vez fue su inconsciente el que tocó, estaba temblando, vaya...

– ¡Un momento! –gritó su hermosa voz en el interior, apresurada. Warley se había arrepentido de llamar– Arley... –dijo al abrir, se le notaba asombrada pero luego se interrumpió a si misma– ¿Qué haces aquí? ¡La ceremonia es en menos de una hora! Y ni siquiera estamos en la iglesia.

–Quiero hablar contigo –se las arregló para decir lo más firme posible.

Ella estaba simplemente bella. Aunque un vestido negro fuese el que la adornara. Era ceñido al cuerpo y con los hombros al descubierto. No tenía escote al frente, se sostenía de una especie de gargantilla de la propia tela. Un diseño muy interesante de tejido plateado y piedras preciosas decoraba los costados y bajo el pecho. Su cabello siempre lacio ahora tenía unas cuantas ondas que acentuaban su mirada seria.

 Su cabello siempre lacio ahora tenía unas cuantas ondas que acentuaban su mirada seria

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– ¿Ahora? –reclamó ella mientras miraba a ambos lados del pasillo.

–Sí, es urgente –respondió mientras intentaba prepararse para la declaración que haría. "¿Ahora?" Tal vez su sinceridad no bastaba para ello.

–Bien, pasa. Pero rápido –pidió como si de verdad le urgiera que se marchase.

Al interior de su habitación tenía todo hecho un desastre, ropa tirada por varios lugares y demás, pero honestamente no le importaba.

–Dime –replicó mientras se cruzaba de brazos frente a él. Su mirada estaba cada vez más arriba, su espalda más recta, y su personalidad se adecuaba a las cortes. ¿Tanto le había cambiado Redtict, su padre?

–Quiero hablarte de mí pasado –dijo él yendo al grano.

– ¿Qué? –comentó casi sin creerlo. Tal vez no le interesaba o se diera lo contrario. Pero ese sentimiento en su pecho le decía que debía contárselo, que algo pasaría pronto y no tendría la oportunidad. Ella había sido sincera con él hace un mes, ¿Por qué no serlo él?

Corte de FalsedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora