Capitulo 7

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La noche caía ya completamente y aún no terminaba el papeleo, Melody le estaba ayudando pero de todas maneras no acababan.

–Este informa mejor el problema –dijo ella mirando una hoja con sumo cuidado.

– ¿Qué dice? –preguntó él mientras leía otros.

–Que el comercio de armas de fuego en Wender ya está... ¿dando frutos? Bueno eso –dijo ella entrecerrando los ojos, se veía ya sin duda cansada, y pese a eso se seguía esforzando.

–Ese tipo son ilegales... ¿Qué ha ocurrido? –preguntó él sujetando su barbilla.

–Asesinatos en muchos bares. Peleas en sí pero ahora cada quién anda armado, un disparo y muertos –dijo ella haciendo el gesto de una pistola con su mano y apuntando la pared.

– ¿Cuántos fallecidos? –preguntó sintiendo cómo su cabeza pesaba sumamente, el reloj marcaba las tres de la mañana.

–Mmm... dice aquí que por peleas con puños tres, con armas... blancas doce –eso lo alarmó–, y con armas de fuego... dieciocho –dijo ella mirándolo a los ojos con rostro preocupado.

–Treinta y tres en total... –dijo él confuso, era una suma muy grande cuando se hablaba de asesinatos, y más si era en un reino tan pequeño como Asder.

–Son muchos, ¿no crees? –comentó ella dejando el papel y moviendo su espalda, esta sonó unas cuantas veces. Debía estar tan cansada como él...

–Definitivamente, mañana hablaré con Wender. Esta situación debe aclararse, y las reuniones son cada vez más seguidas, sobrará la oportunidad –explicó apretando los dientes, sinceramente no se le antojaba hablar directamente con Wender, menos sabiendo lo que hizo.

–Perfecto entonces, aunque la reunión sería hoy, más tarde. No mañana –dijo levantándose de la cama con un salto.

–Puedes ir a descansar no te preocupes iré a dormir luego –replicó él tratando de ser amable, entonces ella lo miró confusa.

–No hacía falta que me lo dijeras eso era lo que iba a hacer. Y no me preocupo por ti, deberías estar más acostumbrado al horario nocturno que yo –dijo como si nada, parecía no tener sentimientos, aunque de fondo se notaba la sonrisa.

–Qué mala –dijo él entrecerrando los ojos.

–No hay de otra –dijo encogiéndose de hombros–. De todas maneras mi jornada terminó a las diez. Me debes pagar cinco horas más.

–Claro, ten por seguro que lo haré. Aunque no entiendo de qué te quejas si ya no trabajas de sirvienta, tu horario es nocturno y es solo leer papeles mientras estás sentada en mi cama –dijo él mirando el lugar donde estaba ella que se estiraba como si tuviera la elasticidad de un gato.

–Lo sé, y de cierta manera es bueno. Aunque extrañaré a Mila, ella a mí también, por supuesto ¿quién no me extrañaría? –dijo más para ella misma pero el rió de todos modos.

–Jajaja, ¿cómo no extrañarte? –dijo con un tono que supuso la asustó ya que abrió un poco más los ojos y se quedó quieta, fue muy enserio con lo que mencionó...

–Sí, claro... –comentó mientras agachaba la cabeza pero él pudo ver como su rostro se ponía rojo. Siendo sincero se sentía atraído, tal vez no la amaba pero sin duda le gustaba, era hermosa y su personalidad le gustaba a él– ¿Crees solucionarlo? Lo de Wender me refiero.

–No lo sé, pero haré el intento. Hace un tiempo no grito en las reuniones –dijo sonriendo, pero se sentía mal por saber cuánto odiaba gritar y no ser escuchado. Sin querer o tal vez sí, se acercó a ella hasta poner una de sus manos en su mejilla. Era tan suave, tan delicada... Quería protegerla, ese sentimiento era imposible negarlo.

Corte de FalsedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora