Capítulo 26

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El mismo olor, solo debería esperar y se acabaría acostumbrando. Allí en Tamir todo era distinto, aunque bueno, la zona geográfica que pisaba Melody justo ahora era de Asder, pero los soldados a los que se unía eran del bando enemigo. No estaba tan mal en realidad.

–Nombre –exigió un hombre de tal vez cuarenta y algo que se encargaba de las inscripciones, allí en la misma zona de guerra.

–Lied –dijo ella como respuesta ganando una mirada aburrida de parte del hombre.

–Con apellidos, no estoy aquí para que me tomen del pelo –contestó un tanto enojado.

–No tengo casa, mi padre es de Asder y mi madre de Tamir –la historia que inventó para el rey sería su salvación ahora, y su perdición si olvidaba algo.

–Bien. Edad y sexo –ella entonces parpadeó sorprendida.

–Veinticinco, y creo que es claro que soy mujer –el hombre solo gruñó. Si era enojón. Que humor.

–Arma de preferencia.

–Soy más de trabajar en las sombras así que... ¿cuchillos? –dijo ella pensando en lo tonto que sonaba aquello mientras el tipo reía.

–Niña, estamos en una guerra. No iremos con cuchillitos contra tipos que tienen espadas y asesinos prófugos como amigos – ¿ella era una de esos no? O lo llegaría a ser algún día si no moría primero.

–Pistolas –recordaba haberlas usado alguna vez–, arco, espada, tijeras, ultimadamente me da igual. Mientras tenga con que matar y no morir, me conformo –algo en su mente le decía que olvidaba algo importante.

El hombre entrecerró los ojos y apuntó algo en la hoja blanca en su mano, luego se la entregó y ella se dirigió hasta el almacén donde le dieron una armadura ligera, un arco con carcaj y una espada algo oxidada.

"Número de tienda: 53", eso sonaba raro pero así decía el papel. ¿Debía contarlas o estaban numeradas? Ciertamente sería la segunda opción ya que a un costado de cada tienda estaban pintado en negro los números.

Al llegar finalmente a la cincuenta y tres simplemente se sintió más nerviosa. ¿Quiénes serían sus compañeros de tienda? En Asder tenía su tienda propia al ser la hermana de David, y bueno, una "teniente".

Inhaló antes de abrir la cortina y ver a los que allí estaban, dos ancianos y tres hombres de entre veinte y treinta y cinco.

– ¿Quién es usted? –preguntó un viejo ante el silencio de Melody.

–Lied, nueva recluta –contestó moviendo al mínimo su boca.

– ¿Nueva eh? –Dijo uno con una sonrisa– Yo soy Mark, es un gusto –la saludó con una mano, allí estaba el acento tamirense marcado.

–Igual –comentó ella devolviéndole el saludo.

–Compañera de tienda, oyeron caballeros. Le debemos respeto a la dama –dijo otro riendo.

–Por supuesto. Pero señorita, ¿qué hace usted en un lugar tan feo como este? –preguntó el otro anciano, este de ojos marrones y cabello menos canoso que el anterior.

–Servir al reino, por supuesto –inhaló de nuevo nerviosa, no podía equivocarse en ninguna palabra. Vamos... ni siquiera sabía el nombre de las provincias de Tamir.

– ¿Servir? Yo diría que más bien todos estamos en busca de venganza contra Asder –interrumpió el más joven con ojos entrecerrados. Su iris era de color piedra y su piel morena, combinada con su cabello negro.

Corte de FalsedadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora