Algo muy extraño paso desde aquel día que le confesé lo que viví de pequeña. "S" ha cambiado completamente conmigo.
Y no, no es lástima. Porque conozco esa mirada y la suya no tiene nada que ver con ella.
Me ha comprado ropa en todo este tiempo, lo sé porque huele a nuevo e incluso trae la etiqueta (por supuesto sin el precio). Aun así, es muy obvio lo cara que debe ser. A veces cuando está de muy buen humor me pregunta qué tipo preferiría, a estas alturas ya conoce mis gustos. De todo eso lo vergonzoso es que también me trae bragas y sostenes. Todavía me ruborizo cuando me los deja sobre la cama. Él siempre termina diciendo que no es para tanto, pero no puedo evitarlo. Sé que intenta evitar que la situación se vuelva incómoda.
"S" cambió a tal grado que hasta me ha dejado tener un reloj despertador y un calendario, sé que suena tonto, pero en mi situación es como ser la ganadora de un premio que antes se veía lejano. El conocer el día y la hora en el que me encuentro evita que me sienta un poco menos perdida, porque hay días más difíciles que otros y a veces temo perder la razón. Vivir bajo cuatro paredes no es nada fácil.
Aunque "S" se comporta diferente, aún no confío completamente en él y sé que él tampoco confía en mí.
Mañana cumpliré años ¡Dieciocho años! Claro está, que ya no me resulta tan emocionante como meses atrás, cuantas veces imaginé en cumplir esa edad, poder irme de casa de mi padre para no tenerlo que ver autodestruirse, seguramente a estas alturas ya estaría viviendo con algún chico idiota, tendríamos sexo cada día y para antes de los veinte ya estaría embarazada. Eso sin mencionar las grandes borracheras que nos habríamos puesto. Como tantos jóvenes irresponsables. Es curioso como la soledad y el encierro te hacen cambiar tu mentalidad. Pero no estoy diciendo que me siento mejor al haber sido privada de mi libertad. Solo que a veces desearía que "S" y yo nos hubiéramos conocido en otra situación, pero las cosas son distintas. Lo único bueno es que no me ha obligado de nuevo a hacerle ninguna cosa relacionada con sexo.
Últimamente he estado confundida. A estas alturas no sé qué es bueno y que no. A veces cuando viene y se sienta un rato a mi lado y me mira es inevitable sentir emociones positivas hacia él, entonces nos quedamos congelados unos minutos, aunque luego aparentemos que nada ha pasado, él poniendo su cara de gruñón y yo de distraída. En secreto he deseado que se quede más tiempo conmigo, aunque sea para platicar de cualquier cosa vaga, desde cómo le fue en el supermercado, hasta que cocinara para día siguiente.
Quizá es la necesidad de tener alguien con quien hablar, para aparentar que mi vida es normal, que no estoy viviendo una mentira. Cada día lucho por conseguir que me deje salir de esta habitación, sé que si hago lo que él espera de mí (siempre que no involucre quebrar mi dignidad de nuevo), lograré que esta situación sea más tolerable.
Aún no sé su nombre, no existe ese nivel de intimidad y en el fondo una parte de mí tiene miedo a que un día exista mientras que otra pequeña, pero muy fuerte parte en mi interior desea que me acaricie el rostro y sus labios rocen suavemente los míos. Una parte de mi corazón quiere pensar que no me volverá a lastimar y un día recapacitará y hará lo correcto.
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Estocolmo
General FictionADVERTENCIA: material solo acto para +18 o en compañia de un adulto. Queda prohibida la copia parcial o total de este material o se tomaran acciones legales. EL autor no se hace responsable por los actos de las personas que lean la siguiente histor...