Estocolmo

Capítulo 16 (Sebastián)

Mis planes resultaron exitosos, pasé la mejor noche en compañía de la Ratoncita, estoy seguro de que no olvidará este cumpleaños, de ahora en adelante solo le esperan experiencias así.

No me equivoqué al elegir ese vestido, no solo le quedó precioso, sino que resaltó cada parte de su cuerpo; de su piel color porcelana y de sus ojos que se veían más brillantes que de costumbre. Para ella fue una gran sorpresa todo lo que organicé, disfrutó la comida, el pastel, mi compañía y mucho más el final de la velada. No solo su rostro me indicó que se encontraba cómoda, sino también cada poro de su piel.

Me pongo duro solo de recordar los detalles: su cuerpo entregándose a mí por completo y mis manos subiendo su vestido mientras rozaba su suave y tersa piel. Un cuerpo como el suyo no es fácil de resistir, sin embargo, logré contener todo lo que de verdad deseaba hacerle. No hubo necesidad de ir a los extremos, eso vendrá más adelante por ahora deseo hacerla disfrutar como lo hice el día de ayer. Mirar como sus labios forman una "O" mientras los gemidos proceden de su boca, su cuerpo hablándome sin necesidad de palabras. Toda ella es un encanto.

Tímida, seductora y embriagante. Tan dulce como siempre imaginé que sería su sabor. Fue muy buena la idea, lo de la champaña, la relajó bastante logrando que estuviera mucho más desenvuelta, la mayoría de limitaciones están en nuestra cabeza y a veces el alcohol ayuda mucho a dejarlas un poco atrás. Al menos cuando es necesario. No pretendo que vuelva a caer en el alcoholismo, pero esta noche debía usar esa debilidad a mi favor, por supuesto no volverá a repetirse.

Mi próxima jugada será preparar su desvirgación, pero no como cualquier cosa, sino algo especial. Ella lo merece. Ha esperado bastante, así que es justo que todo sea agradable y muy placentero. Claro que antes de eso seguirá habiendo juegos como los de esta noche, tantearé el terreno hasta que desdibuje la línea que me impide disfrutar de su cuerpo completamente. La haré gozar tanto que será ella quien terminé cediendo a mis deseos.

Me encargaré de todo, pero debo ser muy precavido si quiero que todo salga bien. No quiero asustarla y arruinar esa nueva experiencia. Me he dado cuenta que la prefiero ver disfrutando, cuando fuerzo las cosas y dejo que mi lado dominante salga demasiado, solo le provoco miedo y falta de entrega. Con ella debo actuar de una forma táctica, necesito que piense que ella tiene el control.

El teléfono suena, el número enseguida me indica que es Leonardo, Dejo que suene un poco al tercer timbrazo decido contestar.

—¡Sebastián!, ¡Al fin contestas!, llevo meses intentando comunicarme contigo, imaginé lo peor, ya te creía encerrado o muerto, no es justo que tengas a un viejo socio así —ni si quiera me da la oportunidad de hablar.

Lo escucho mientras pongo los ojos en blanco, Leonardo siempre exagera en sus palabras, por suerte esa noche estoy de muy buen humor como para mandarlo a la mierda.

—Tranquilo, ya sabes lo que hablamos la última vez, sigo con un perfil bajo, por eso no he contestado ninguna de tus llamas. Mi decisión no ha cambiado, no me encuentro en condiciones de regresar al negocio.

Ni lo estaré jamás

—Lo entiendo, eso me ha quedado claro, respecto a ese tema no tengo ningún comentario, de hecho, ya encontré un nuevo socio, espero y no te molesté, si en el futuro cambias de opinión, volveré hacer tratos contigo. Eres mi hombre de confianza

—Por mí no hay problema, puedes pactar con quien desees, yo estoy fuera. ¿Ese era el motivo por lo que me estuviste marcando en los últimos meses? —le preguntó enmarcando una ceja.

—Eso y nuestra noche de copas pendiente, —su voz refleja nerviosismo—, ya sabes, tiene mucho que me la prometiste y me pareció que sería bueno vernos, para... —se queda unos minutos en silencio— cerrar con broche de oro, después de tantos años trabajando bajo la misma causa.