El tiempo se pasa demasiado rápido. Mañana la Ratoncita cumplirá dieciocho años. Ya hace un año que la tengo a mi lado. Poco a poco he logrado que me tenga algo de confianza. Aún falta para que lo haga por completo, pero sé que cada día estoy más cerca.
En estos últimos meses me he encargado de llenarle el guardarropa. Descubrí que le gustan mucho los vestidos, aunque prefiere los pantalones de mezclilla, sé que lo hace porque siente que de esa forma está protegida, al hacer difícil el acceso a su cuerpo. Al principio le compraba muchos vestidos, pero al notar que no se los ponía, aunque los miraba con ilusión dejé de hacerlo.
Intento elegir pantalones cómodos y con colores pasteles, disfruto ver como resaltan su tono de piel, es como tener mi propia muñeca de porcelana, a la que puedo vestir, puede que no a mi entero gusto, pero eso no significa que lo disfrute menos.
De las situaciones más graciosas fue ver su cara de horror cuando le compré por primera vez bragas y sostenes ¡debí grabarlo! Se puso colorada, como si fuera la cosa del otro mundo. Con el tiempo le enseñaré que el pudor no debe existir en relaciones como la nuestra, por el momento estoy dejándola ser.
Me he portado condescendiente, incluso le he obsequiado un calendario y un reloj. Tenía que corresponder su buen comportamiento, ahora es ella la que inicia muchas de las conversaciones que tenemos, puede que algunos de los temas sean poco trascendentes, pero al menos parece estarse acostumbrando a su nueva realidad.
La Ratoncita me atrae, en una forma morbosa y oscura, incluso puedo decir que existe cierto cariño, pero no soy un hombre que se enamora. Quizás si nos hubiéramos conocido en otra vida. En esta solo me interesa poseerla y formarla a mi gusto y voluntad. Hay veces que tengo la impresión que se ha enamorado de mí, ¡pobre! Yo no soy de ese tipo de hombres.
Me he dado cuenta de que cuando la miro fijamente me corresponde, como si buscara en mis ojos a un héroe, uno que definitivamente no encontrará. En fin, mañana es un día muy importante, le he comprado un lindo vestido azul y esta vez deberá usarlo, no aceptaré un "no" como respuesta, no importa que sea su cumpleaños, buscaré la manera de persuadirla.
Desde ayer la he pasado encargándome de todo lo que necesitaré para su día, el pastel que elegí fue un Red Velvet, hace poco lo terminé de preparar, le encantará.
Mañana haré una lasaña clásica, acompañada de una ensalada fresca y unos panecillos de queso parmesano.
Desde aquella fatal ocasión no me le he insinuado, obligado o lastimado de alguna forma. Últimamente, he sido paciente, aunque soy un hombre que tiene necesidades, por eso he tenido que recurrir a la masturbación, no estoy de humor para recurrir a las prostitutas, no sabiendo que tengo una mejor opción esperándome en casa.
Todo esto lo hago por un interés personal, nada ha cambiado. Sigo queriendo lo mismo de la Ratoncita, pero como ya me lo he planteado antes, iré despacio, no sin antes aprovechar su cumpleaños para ajustar cuentas con ella. Como no quiero que se asuste se lo plantearé como un regalo de cumpleaños.
Después de todo planeo llevarla al límite del placer, mi mejor regalo será un buen orgasmo y puede que intente meter la punta de uno de mis dedos dentro de su estrecha vagina, hay que ir acostumbrándola para que luego sea más fácil entrar en ella.
No por nada le escogí un vestido, mis planes no solo se limitan a apreciar la hermosa vista de su cuerpo, sino también tener mejor acceso al mismo. Uno nunca sabe cuándo la suerte puede estar de su lado.
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Estocolmo
General FictionADVERTENCIA: material solo acto para +18 o en compañia de un adulto. Queda prohibida la copia parcial o total de este material o se tomaran acciones legales. EL autor no se hace responsable por los actos de las personas que lean la siguiente histor...