Yixing salió del Mercedes que su abuelo tenía en el continente. Miró el edificio de tres apartamentos que tenía delante de él y se preguntó de nuevo por qué necesitaría Camile el dinero tan desesperadamente que no podía esperar nueve meses.
Quizá fuese una jugadora compulsiva y estaba llena de deudas. También podía ocurrir que fuese una de esas personas que gastaban sin cesar y a quien sus acreedores perseguían.
En cualquier caso, no comprendía cómo podía estar dispuesta vender a un hijo suyo.
Tuvo que recordarse a sí mismo que no debía juzgarla. Ella tenía sus motivos, fueran los que fuesen, y le daría un hijo que ya deseaba.
Tenía curiosidad por conocer la casa de Camile por dentro. A Juzgar por el edificio, no parecía vivir rodeada de lujo. Sin embargo, aunque modesto, el vecindario se veía limpio y bien cuidado; por las ventanas, los árboles de Navidad, con sus luces parpadeantes, daban un aspecto alegre y familiar. Navidad.
Mientras subía las escaleras que daban al apartamento, pensó en lo que estaba a punto de suceder.
Camile era muy atractiva, su rostro capturaba los ojos de cualquier nombre y su cuerpo delgado y bien formado era un regalo para la vista. Y tenía las piernas tan espectaculares como las había imaginado el primer día que la vio.
Repasó mentalmente el informe que Jake le había dado sobre ella, cuando aún no sabía de quién se trataba: una mujer divorciada y madre de una hija; su informe médico era bueno.
Pero cuando Yixing la vio entrar en el despacho de Jake y se dio cuenta de que se trataba de la bonita secretaria de ojos violeta, casi se cayó de la silla. Fue entonces cuando supuso que querría una fertilización in vitro, pero no había sido así.
Evidentemente, quería el dinero cuanto antes y ello suponía acceder a una copulación.
El cuerpo de Yixing había sufrido una instintiva reacción. Por supuesto, la causa debía ser su autoimpuesta abstinencia durante los últimos años. No veía a muchas mujeres y, las que veía, no le atraían mucho.
Al menos, no de la forma que lo atraía Camile.
Cuando llegó al apartamento «tres C», llamó a la puerta. Camile la abrió inmediatamente.
—Feliz Navidad —dijo ella a modo de saludo, sonriendo—. Enseguida podremos irnos. Primero voy a dejar a mi hija en el apartamento de enfrente, con la mujer que la cuida. Póngase cómodo.
Yixing asintió. Si hubiera intentado hablar, lo único que habría conseguido sería balbucear. Hasta ese momento Camile le parecía bonita, esta noche le parecía despampanante.
Mientras la contemplaba, se preguntó cómo un hombre, su marido, podía haber estado tan loco como para dejarla marchar. Camile llevaba un vestido sencillo que se le ajustaba al cuerpo desde el cuello hasta las rodillas; era de color violeta, lo que enfatizaba el color de sus ojos y su pálida piel.
Pero cuando Camile se dio media vuelta, el pulso de Yixing se aceleró. ¿Quién había dicho que el vestido era sencillo?
Aunque, por delante, le subía hasta el cuello, la espalda tenía un escote que le llegaba a la cintura, lo suficiente para volverlo loco.
Yixing se agitó incómodo en el sofá que había elegido para sentarse. Camile desapareció de la vista y Yixing lanzó un suspiro de alivio.
Con curiosidad, miró a su alrededor. El decorado era una mezcla de muebles viejos y juguetes de niño. Una alfombra y almohadones de varios colores daban un ambiente acogedor a la habitación. Había fotos de un bebé colgadas en una pared, y otras fotos del mismo bebé en unas estanterías de libros. Las ventanas tenían persianas, pero no cortinas, y Camile las había decorado con plantas de varios tipos.
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dreams - yixing
FanfictionZhang Yixing necesita de un heredero lo más pronto posible.