—¿Hay alguna posibilidad de evitar que se me hospitalice? —preguntó ella con voz queda.
—Sí, si accede a guardar cama durante, al menos, una semana. Lo único que puede hacer durante este tiempo es levantarse para ir al cuarto de baño.
Las lágrimas rodaron por las mejillas de Camile.
—De acuerdo.
Yixing se acercó a ella y le rodeó la cintura con un brazo.
—No se preocupe, doctor, le hará caso.
El médico fijó los ojos en Yixing.
—Quiero que me llame todos los días durante esta semana para que me informe de cómo está.
[*]
Horas después, cuando Camile se despertó, no sintió náuseas. Con cuidado, se puso en pie, fue a la cocina y se tomó una tostada con un vaso de leche. Justo cuando terminó y puso el plato y el vaso en el fregadero, se oyó el ruido de una llave al girar en la cerradura de la puerta del piso y Yixing entró con Sunmi sonriendo triunfalmente en sus brazos.
Yixing se paró en seco al verla en la cocina.
—¿Qué estás haciendo levantada?
—Sólo me he levantado para comer un poco —respondió Camile razonablemente.
—Comerás en la cama hasta la semana que viene. El médico ha dicho que reposo absoluto.
Los dos se desafiaron con la mirada. Por fin, Camile lanzó un suspiro.
—Está bien, está bien, me voy a la cama.
Camile volvió a la cama en silencio y Sunmi, al momento, entró en la habitación y cogió unos cuentos.
—Mamá, lee.
—Está bien, mamá va a leerte un cuento.
Al momento, la niña se subió a la cama y Camile comenzó a leer para ella, pero pronto se interrumpió, cuando Yixing entró en la habitación.
—Tenemos que hablar —anunció él.
Camile se limitó a mirarlo fijamente. Todavía sentía resentimiento por la forma en que él parecía haber cogido las riendas de su vida y quería hacerle saber que no iba a permitirle que ocurriese de nuevo.
—Myrna tiene ya lista la cena de Sunmi —dijo Yixing con expresión ilegible—. ¿Te importaría que hablase contigo mientras Myrna da de cenar a la niña?
—Está bien —respondió Camile haciendo un esfuerzo por no acalorarse.
Yixing cogió a Sunmi en brazos y fue a llevársela a Myrna. Cuando regresó, se sentó en el borde de la cama y la miró pensativo.
—¿Has pensado qué vas a hacer?
La expresión de Camile se ensombreció.
—Supongo que tendré que pedirle a Jake que me dé unos días más y también tendré que pedirle a Myrna que se encargue de Sunmi.
A Camile no le gustaba la idea de deber tantos favores a gente a quien sabía que le sería difícil pagar el favor.
—Sí, pero... ¿qué va a pasar con la limpieza, la comida y demás cosas de la vida normal de todos los días?
Camile evitó mirarlo a los ojos.
—Sólo es por una semana, conseguiré arreglármelas. Pronto me encontraré mejor; además, el doctor ha dicho que sólo tengo que guardar cama una semana.
—Camile, también te ha dicho que nada de levantarte de la cama, te ha mandado reposo absoluto. Y después de una semana, también ha dicho que tendrás que tomarte las cosas con calma —repuso Yixing con firmeza.
—¿Y qué sugieres tú que haga? —fue una pregunta retórica, Camile no esperaba respuesta.
De repente, decidió que no había motivo para ocultarle su situación económica si con ello podía evitar que siguiera insistiendo.
—Tengo que pagar la cuenta del hospital y tengo una hija y un hogar que mantener. No tengo dinero para contratar a una asistenta.
Súbitamente, Yixing le cogió las manos y la miró a los ojos.
—Aunque no lo creas, yo tengo una sugerencia. Necesitas que alguien cuide de Sunmi y que, al menos durante una semana, te cuiden a ti también. Esta criatura que va a nacer es casi más responsabilidad mía que tuya. ¿Considerarías la posibilidad de venirte a la isla durante un tiempo?
Camile abrió la boca y volvió a cerrarla.
Y cuando la abrió de nuevo para decirle que si se había vuelto loco, Yixing le selló los labios con la mano. Se quedó inmóvil en el momento en que su cuerpo, instantáneamente, reaccionó al roce de la dura mano de Yixing sobre sus finos labios.
El contacto aumentó la conciencia de su cuerpo musculoso tan cerca del suyo.
—Como te dije en el hospital, hay un matrimonio que trabaja para mí. Podrían ayudar mucho con Sunmi.
Camile pensó que debía estar muy enferma ya que, de hecho, comenzó a considerar esa posibilidad.
—Pero... habíamos acordado no tratarnos más y...
—Y así será después de que te recuperes —le dijo Yixing con voz tierna—. Sólo serán unos días. Y será mejor que accedas; de lo contrario, vas a obligarme a acampar en tu cuarto de estar hasta que esté convencido de que te encuentras bien.
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dreams - yixing
أدب الهواةZhang Yixing necesita de un heredero lo más pronto posible.