La besó enfebrecido mientras, por fin, encontró una presilla en la espalda del vestido. En cuestión de segundos cayó al suelo. Camile jadeó e intentó cruzarse de brazos a la altura del pecho, pero Yixing le cogió las muñecas y se las colocó en los hombros, sujetándolas, mientras contemplaba lo que el vestido había tapado.
Sólo llevaba unas diminutas braguitas y un liguero que le sujetaba las medias, su piel era como una perla. Satisfacía todas las fantasías que Yixing pudiera haber tenido y algunas más que aún no se le habían ocurrido.
Le soltó las muñecas y le acarició la garganta. Luego, bajó la mano y le cogió un pecho. Camile lanzó un grito y Yixing sintió una repentina incertidumbre.
¿Le había hecho daño?
—¿No te gusta?
Justo en el momento que Yixing estaba dispuesto a darse por vencido, ella le respondió: —Yo... sí, me gusta.
La voz de Camile era suave, vacilante; pero el gemido que lanzó cuando Yixing comenzó a acariciarle un pezón le hizo saber que la respuesta era sincera. Casi no podía creer lo que estaba pasando. Camile era mucho más de lo que jamás se había atrevido a soñar.
—Quiero tocarte... aquí —le besó un pezón—. Y aquí —le besó el ombligo—. Incluso aquí...
Yixing depositó un beso en la seda que cubría sus secretos femeninos. Las piernas de Camile comenzaron a temblar y, sujetándola, ambos se dejaron caer en el suelo.
Allí, Yixing le quitó la ropa interior con suma delicadeza. Yixing se apartó de ella. Camile estaba avergonzada de su excitación.
¿Qué demonios la ocurría?
Un completo extraño le estaba haciendo sentir cosas que no había conseguido sentir en tres años de matrimonio, también le estaba haciendo desear cosas que nunca había imaginado desear ni necesitar.
Permaneció allí tumbada, temblando, viendo cómo se quitaba la ropa... los calzoncillos de algodón blanco no podían ocultar su masculina erección.
¿Qué sentiría cuando la penetrase?
El abdomen se le contrajo involuntariamente. Camile había imaginado aquella noche como algo horrible que tendría que soportar, algo que necesitaría olvidar durante el resto de su vida. Con una repentina y sorprendente claridad, se dio cuenta de que nunca en la vida conseguiría olvidar a ese hombre.
Sólo había tenido un amante en su vida, y había sido lo suficientemente estúpida como para casarse con él. Él no se parecía en nada a Zhang Yixing.
Sus contactos sexuales habían sido rápidos y aburridos, casi siempre bajo las sábanas y en la oscuridad de la noche. Nunca la había besado para excitarla, nunca la había acariciado como si fuese algo precioso. Y, desde luego, nunca había conseguido excitar a su ex marido hasta ese extremo.
Cuando Yixing se volvió para volver a estrecharla en sus brazos, Camile fue aún más consciente de lo diferente que era de su antiguo marido. Era más alto, más tierno y se preocupaba mucho más por lo que ella pudiera sentir.
Qué extraño que un completo desconocido la mimase más, la excitase más y se excitase más que el hombre con quien, una vez, estuvo casada.
Yixing llegó hasta ella y Camile dejó su intento de análisis. Quizá no debería entregarse al placer, pero también cabía la posibilidad de que aquella fuese la única oportunidad en su vida de sentirse así con un hombre.
Por lo tanto, cuando la boca de Yixing volvió a cubrirle la suya y le deslizó una pierna entre los muslos, Camile cerró los ojos y se entregó a una pura sensación.
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dreams - yixing
FanfictionZhang Yixing necesita de un heredero lo más pronto posible.