Tres semanas antes del parto, Yixing irrumpió en la cocina bruscamente.
—¡Hilda, necesito una venda! La Vieja, la tortuga, por poco se queda con mi dedo.
Hilda sacudió la cabeza.
—Lo que necesitas es una niñera —respondió la mujer, mientras le examinaba la mordedura del dedo.
—¿Vas a solicitar el puesto?
—Ni loca. Además, sé de una preciosa chica a quien no le importaría nada.
—Sólo está aquí temporalmente, Hilda —dijo él con voz queda.
Hilda arqueó las cejas.
—¿Qué quiere decir eso? Puede que su estado sólo sea temporal, pero las responsabilidades que lo acompañan duran toda la vida.
—No puedo pedirle que se case conmigo. Los dos sabemos que esto sólo fue un trato, nada más. Y que... ¡Ay! ¡Hilda!
Hilda cogió las tijeras y cortó un trozo de la venda.
—Puede que no empezase como una apasionada historia de amor, pero no hay motivo para que no se convierta en eso precisamente.
Yixing no pudo reprimir una sonrisa.
—Yo no he dicho que no fuera apasionada.
El ama de llaves ignoró el comentario.
—Razón de más para que te quedes con ella. El sexo es muy importante en el matrimonio.
—¡Vamos, Hilda! —exclamó Yixing débilmente—. Sabes muy bien que a las mujeres les gusta la vida social. Camile no duraría más de lo que duró mi madre en la isla.
—¡Es la cosa más estúpida que he oído en mi vida! Ha durado hasta ahora, ¿no es verdad? Y, en mi opinión, esto le encanta. Tu ex nunca fingió que le gustase esta isla, ni tu madre tampoco. Además, ¿qué soy yo? ¿Acaso no soy una mujer?
—Sí, pero una mujer muy especial —contestó él con ternura.
La mujer parpadeó y sonrió tiernamente antes de volver a la discusión.
—¿Estás enamorado de ella?
Yixing no vaciló.
—Sí. La amo.
Por fin, lo había admitido.
—En ese caso, díselo y dale una oportunidad.
¿Se atrevería a hacerlo?
Hilda tenía razón, Camile se había adaptado increíblemente bien a la vida en la isla. No parecía ser una mujer a quien le gustara la vida deslumbrante de las ciudades, ni tampoco sus ventajas.
No le habían asustado tampoco los peligros naturales de la vida en la isla. Por el contrario, era consciente de ellos y había aprendido a evitarlos.
Pensó en lo que sería su vida si Camile se marchara de allí, en la soledad que lo esperaba. Claro que no estaría solo, tendría a su hijo.
Sin embargo, todo sería diferente si pudiera compartirlo con ella. Se había acostumbrado a ver su rostro iluminado todas las noches cuando él entraba en su cuarto para hacer los ejercicios de la preparación del parto.
¿Lo amaría Camile lo suficiente como para aceptar aquella vida en la isla?
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dreams - yixing
FanfictionZhang Yixing necesita de un heredero lo más pronto posible.