38. película

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Yixing tenía las palmas de las manos sudorosas.

Con sigilo, se las secó en las perneras de los pantalones y luego se agitó en la silla plegable. Tenía los ojos fijos en la escena que se desarrollaba en la película que estaban proyectando.

Era la cuarta clase de preparación para el parto a la que asistían. La película trataba sobre un parto real.

Debía estar loco.

La mujer de la pantalla estaba pasando una terrible agonía, mucho peor que la que él nunca hubiera imaginado: los ojos cerrados y el rostro contraído por el dolor mientras se mordía los labios con fiereza.

No podía permitir que Camile pasara por aquello.

Sin embargo, ya era demasiado tarde para echarse atrás.

Pero... ¿cómo podría ayudarla? Las técnicas que las enfermeras le habían enseñado ahora, a la vista de aquel parto filmado, le parecían frívolas e ineficaces.

Como si le hubiera leído el pensamiento, Camile le cogió una mano y la estrechó en la suya.

—Cálmate. Confío en ti.

Como siempre, el contacto con ella le hizo estremecer de placer.

—En ese caso, debes saber algo que yo no sé.

Camile le sonrió tiernamente.

—Vas a portarte maravillosamente. Eres el único hombre de aquí que ha conseguido memorizar hasta el último detalle de lo que tiene que hacer. Y apuesto a que ningún otro tiene, como tú, unas pelotas de tenis en un calcetín y un sobre con cambio de monedas para llamar por teléfono.

Camile confiaba en él, eso fue lo que le impidió levantarse y gritarle, a las enfermeras que aquello era una locura. Camile lo necesitaba y sabía que, durante el resto de su vida, le agradecería la confianza que había depositado en él. 

dreams - yixingWhere stories live. Discover now