Yixing estaba atónito. No había imaginado nada parecido.
Sin embargo, recordó que no había visto andar a la niña, cuando la mayoría de los niños de su edad no podían parar quietos. También recordó la calidad transparente de su piel.
Un súbito temor se apoderó de él.
¡Un defecto congénito!
Quiso preguntarle a Camile por qué no constaba eso en su informe médico. El temor por la vida de Sunmi se mezcló con una creciente angustia.
¿Y si el niño que Camile y él habían concebido nacía con el mismo problema?
Quería hacerle esa pregunta, pero al ver la palidez de su rostro no se atrevió.
—O sea que... la están operando ahora, ¿no?
Camile asintió.
—Me dirán cómo ha ido la operación en el momento en que acaben.
Sus ojos le dijeron que las palabras del médico podrían destrozarle la vida entera.
—Esperaré contigo —dijo Yixing recostándose en el respaldo del sofá.
Lanzando un suspiro de agotamiento, Camile apoyó la cabeza en su hombro.
—Eres muy buena persona, Yixing.
Transcurrieron dos horas en las que no hablaron mucho. Camile era una persona reservada y sospechaba que Yixing también lo era.
Además, ¿qué podía decirle? Se había quedado perpleja al verlo entrar y se había reprimido para no arrojarse a sus brazos.
Sabía que no debía tomarle demasiado cariño. Al cabo de siete meses, Yixing le quitaría a su hijo y desaparecería de su vida para siempre.
Además de sus oscuros pensamientos, no dejaba de sentir náuseas. Y ese día se sentía aún peor ya que, junto con el jersey, se había olvidado de coger las galletas saladas al salir de la oficina.
En esos momentos, con la cabeza apoyada en el hombro de Yixing, su miedo por lo que pudiera pasarle a Sunmi había disminuido.
La sólida presencia de él la hacía sentirse a salvo y protegida. Lo único que necesitaba para sentirse mejor era no vomitar.
Respiró profundamente varias veces para controlar las náuseas.
—¿Te encuentras mal? —le preguntó Yixing al oído.
—Sí, un poco. Son las náuseas de por la mañana.
Yixing se miró el reloj.
—Son las dos de la tarde. Creía que las náuseas se te pasaban después de desayunar unas galletas por la mañana.
Camile sintió otra náusea al oír hablar de comida.
—A mi estómago no le importa la hora que sea. En este embarazo me siento peor que en el otro, no dejo de sentir náuseas en todo el día.
—¿Puedo ayudar en algo?
—¿Te importaría bajar a la cafetería y comprarme dos paquetes de galletas saladas? Tengo que intentar meterme algo en el estómago. Ah, y un vaso de agua.
Con cuidado, Yixing retiró el brazo donde ella tenía apoyada la cabeza.
—Enseguida vuelvo. Aguanta un poco más.
Estuvo de vuelta en un tiempo casi imposible. Abrió uno de los paquetes de galletas y le dio una mientras la observaba con expresión preocupada.
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dreams - yixing
FanfictionZhang Yixing necesita de un heredero lo más pronto posible.