Mairi y Blair durmieron varias horas después de su primer encuentro. Era madrugada cuando Blair despertó y vio a su esposa sentada en el banco tapizado de terciopelo, que aprovechaba la repisa de la ventana, mirando hacia el exterior, hacia la luna clara y la noche estrellada. Estaba envuelta en el tartán de su kilt. Parecía un hada morena y roja, con las piernas recogidas bajo ella y un hombro desnudo, que no pudo evitar besar, haciéndola gritar un poco por el sobresalto. Pero se volvió hacia él con la mas luminosa sonrisa en sus labios y lo besó, honda, profundamente, como si fuera lo mas precioso para ella. Blair la alzó en brazos, pero ella no lo dejó alzarla, sino que simplemente tiró de él hasta que estuvo sentado a su lado. Entonces, sin mediar palabra, ella se puso a horcajadas sobre su marido y comenzó a besarlo sin parar, acariciando su cabello rubio, mientras su cuerpo se movía sobre el de él, alargando los brazos para que el tartán los cubriera a los dos. Blair solo pudo dejarse llevar... notaba como se iba encendiendo bajo las manos de Mairi, la muchacha aprendía rápido y el simplemente, se dejaba hacer. Por un momento, creyó que iba a dedicarse a su verga, pues sus besos pasaron muy cerca de ella. No le exigiría nada, tal vez mas adelante se lo pidiera, la enseñase, pero con lo que había tenido que pasar, ahora no. Mairi volvió hacia arriba, lamiendo, besando mordiendo y acariciando, hasta que, al igual que Ellen con Brian, se subió sobre él, con las piernas sobre el terciopelo, de rodillas, sin dejar de besarlo y se sentó sobre su verga, con un ronco gemido de placer. Entonces Blair se recreó en el cuerpo de su bella esposa, como había hecho Brian en la posada, con la suya, besando cada una de sus colinas y de sus valles, mientras ambos aceleraban el ritmo, los negros rizos de Mairi sobre su rostro, mientras ella le tiraba sin piedad del pelo, sin darse cuenta. Cuando notó que el orgasmo venía, la besó él y la inmovilizó las caderas, quería ser él quien le diese todo su placer. Quería oírla gritar, sollozar, gemir su nombre, como antes, así que ambos empezaron a acelerar el ritmo, Mairi sorprendida por no poderse mover y sintiéndolo tan adentro que casi dolía, pero le gustaba aquel dolor, no era como el de Lovat, era placer, tanto placer que en un momento dado la inundó entera, haciéndola gritar el nombre de su esposo, mientras él se derramaba dentro de ella, susurrando el suyo contra su cuello. Perfecta noche de bodas a pesar de tan amargo comienzo. Cuando volvieron a la realidad, comenzaron a acariciarse y besarse otra vez y Blair entonces si se puso en pie con ella en brazos, sin dejar de besar su rostro ni un segundo. Ya en la cama, Mairi, tomó el de él entre sus manos y muy seria, habló entrecortadamente:
-"A leannan" –susurró sin dejar de mirarlo a los ojos. –Eres mío, yo soy tuya, pero por favor, prometeme solo una cosa...
-Lo que desees "gaol air mo bheatha" (amor de mi vida) –esta vez fue él quien la besó, arrebatándole el tartán y dejándola blanca, con su larguísimo cabello negro en torno a sí, desnuda, sobre la cama, comenzó a besarle el vientre, donde estaba el que ya consideraba como su hijo.
Ella se removió un momento, incómoda y él, al darse cuenta, se quedó acostado a su lado, con la cabeza sobre la mano, mirándola.
-Blair, prometeme que pase lo que pase, aunque lo desees muchísimo... -estaba a punto de echarse a llorar y el le tomó una mano para darle aliento. –Prometeme que jamás, jamás de los jamases, me tomarás por detrás... -su voz se quebró, pero Blair se dio perfecta cuenta a qué se refería ella. Las violaciones de su padre. Apretó los dientes, con ganas de arrancarle la cabeza de un bocado a aquella alimaña que lo había engendrado a él, de la misma forma y tomó el lloroso rostro de Mairi entre sus manos para volver a besarla, besar sus lágrimas, secarlas con su lengua y por último, dejar un momento la cama, tomar su daga, arrodillarse ante ella y abrir levemente el tajo nupcial hasta que volvió a brotar la sangre. Puso su muñeca contra la de ella, sin dejar de mirarla. –Mairi Fraser... te juro que jamás te tomaré por detrás, ni te forzaré a aceptarme en tu cama si tu no lo deseas. Te juro que tu hijo es mi hijo, que estaré siempre para tí, como sé que tu lo estarás para mí. Que cuidaré de vosotros hasta el final de mis días...
Ella le arrebató la daga y abrió también un poco su herida nupcial, volviendo a ponerla contra la de él. –Blair Fraser. Te juro serte fiel aunque me arrastren a otra cama, puede que mi cuerpo deje de pertenecerme ese rato, pero mi mente será siempre tuya, pensaré en ti, de ahora en adelante y te aceptaré en mi cama siempre que los dos lo deseemos. –se tocó levemente el abdomen. –Eres muy generoso al aceptar a este niño como tuyo, pero te juro, te juro como mujer, como tu esposa y como miembro del clan Fraser y del clan MacRannoch, que a partir de ahora, todos y cada uno de los hijos que tenga, serán tuyos, solo tuyos, absolutamente tuyos. Me aseguraré de ello. Te lo juro, porque quiero parir y criar a tus hijos, los hijos de un hombre bueno...
El la calló con un beso tan dulce y amoroso que la dejó sin respiración, igual que a él. Volvió a observarla. Parecía la mujer del monstruo del lago, blanca, con su cabello negro esparcido como un halo en torno a ella y no pudo evitarlo, bajó por sus pechos, saboreándolos, haciéndola arquearse y gemir, lamió y besó todo el camino hasta su ombligo y el bosque negro entre sus piernas. Se perdió entre sus rizos y durante un buen rato, tan sólo se escucharon los gemidos, primero sorprendidos, luego complacidos y por último los gritos de placer de Mairi mientras descubría que para tener un orgasmo, no era necesaria la penetración de un hombre y su hombre, se complacía con sus gritos, acariciándola más y más y más y más en su noche de bodas, comienzo de su mutua felicidad...
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LAS PERLAS Y EL JABALI (FANFIC DE OUTLANDER)
FanfictionEllen Mackenzie y Brian Fraser jamás podrían enamorarse, pero un hecho terrorífico y fortuito los lleva a fugarse juntos del castillo Leoch, forzar su boda, consumarla y hacer nacer un amor que duraría todo el tiempo que Ellen habitara en esta Tierr...