Dougal salió a la carrera tras su hermana, esta vez siendo él quien volcó la silla en el suelo. Seguido de un vacilante Colum, que iba pensando en que sería bonito que resbalase y se partiese la crisma por un asunto de mujeres como aquel. Pero Ellen era rápida y pasó como una exhalación por todo el pasillo, justo delante de Brian, a quien no vio, ciega de cólera como iba. Acababa de entrar en Leoch, después de esperar un tiempo prudencial bajo el tejo, para que nadie pudiera relacionarlos. Se había perdido en la inmensidad del castillo y estaba esperando a ver si pasaba algún criado para preguntarle el camino a su habitación, cuando vio pasar corriendo a aquella furia roja, armada con una daga y su sgian dubh. Sin pensarlo, echó a correr tras ella, alarmado y el corazón se le puso en la boca, pensando que podría volver a enfrentarse a su padre.
Dougal iba también corriendo por el pasillo, reponiéndose aún de la sorpresa por la alocada y rápida acción de su hermana, cuando sintió un fuerte tirón que lo estrelló contra una puerta, dejándolo, prácticamente pegado a ella, en el estrecho reborde de piedra que hacía el mismo muro del castillo, de mas de un muro de ancho. Una suave voz femenina le susurró al oído mientras lo sujetaba firmemente del brazo. Todo estaba en sombras a pesar del ventanal del fondo del pasillo y las antorchas, pero el mismo umbral de piedra de la puerta, impedía ver nada de lo que estuviese pegado a ella. –Déjala, Dougal. Con un poco de suerte, la insensata de tu hermana, matará a Malcom Grant y a ver como sale Colum de esa. Con las inestables relaciones entre los MacKenzie y los Grant, será la primera gran prueba de fuego para él, justo el día anterior al Gathering donde deberán refrendar su mandato como Laird... o no... -Dougal se volvió para besar con apasionada brutalidad, a la misteriosa mujer y dio la vuelta lentamente sobre sus pasos, componiendo un rostro de fiera frustración, cuando le salió al encuentro Colum, al pie de las escaleras.
-No he podido alcanzarla. Se ha metido en la habitación de Grant y ha cerrado la puerta por dentro. –miró a su hermano con desesperación. –Como no busque un ariete, no veo forma de abrir esa puerta...
-"¡Christ!" –blasfemó Colum en voz alta. -¡Ve a buscarlo!¡Haz algo!¡Esa loca es capaz de llevarnos a la ruina!
Con una pequeña reverencia, Dougal salió corriendo hacia el patio. Una pequeña sonrisa bailaba en la comisura de sus labios, puesto que, ciertamente, no pensaba darse mucha prisa en buscar un ariete para abrir la puerta de aquella habitación.
Salvo que la susodicha puerta jamás se cerró. Ellen llegó a los aposentos de Grant y aporreó la puerta con el pomo de la daga de su hermano. Cuando el invitado abrió la puerta, ella simplemente, le puso la daga en el cuello y el sgian dubh en las pelotas y los dos entraron dentro de la habitación, dejando la puerta de par en par. Brian llegó corriendo, segundos después, totalmente sorprendido y se deslizó entre el hueco del umbral de piedra y la puerta en si, quedando como la loncha de jamón de un sandwich, entre el pan, escuchando atentamente todo lo que se desarrollaba dentro.
-Escuchame, Grant... -susurró Ellen tan bajo que a Brian le costó escucharla. –Vas a marcharte ahora mismo de Leoch y no volverás nunca mas. También romperás formalmente nuestro compromiso ante mis hermanos. Si alguna vez decido casarme, seré yo quien elija a mi esposo, no Colum, ni Dougal. ¡"A bheil thu ga chluinntinn, cuip?!" (¿Te enteras, mequetrefe?) –Grant era bajito y achaparrado, bastante pasado de kilos, rubio y blanco como un tonel de mantequilla. –Escuchame bien, "glaikit"(idiota), especie de seta. "¡Fart de mhadadh-allaidh!" (pedo de lobo, por la seta). Sé que mantienes relaciones incestuosas con tu hermana Mathilde,¡"Bawbag"! (gilipollas). Y por si eso fuera poco, también eres un "co-sheòrsach" (homosexual), que te dedicas a ser unun sodomita con tu primo Alastair, "boggin" (asqueroso, repulsivo). –la daga presionó aún más contra el seboso cuello de Grant, haciendo correr un diminuto hilillo de sangre sobre su blanca camisa. El hombre solo pudo emitir un estrangulado "ugh", pues Ellen continuó hablando. ¿Cómo puedes pensar siquiera en casarte con una mujer como yo?¡"imbecile"!(imbécil). ¡"Ifrinn"!(nfierno), ¡si me llegas a la altura de la escarcela!¡" radan ruadh"! (maldita rata)–Brian casi se echó a reir a carcajadas en su improvisado escondite. Nada de lo que había dicho Ellen lo escandalizó, viviendo como vivía en un sitio tan abyecto como el castillo de Beaufort. Pero tenía que reconocer, que aquella mujer era formidable. Siguió escuchando su discurso con renovado interés. –Ahora... vas a montar ese jamelgo mal alimentado que llamas caballo y vas a desaparecer camino de tu casa sin llamar la atención, ni avisar a mis hermanos. Envía mañana a un par de criados a recoger tus cosas. Con el revuelo de la boda, nadie reparará en ellos. –la presión de la daga y el sgian dubh cedieron un poco, permitiéndole al hombre respirar. -¡Y por el Amor de Dios, hombre, escoge un bando!¡Hombre o mujer, me da igual!¡Pero decídete de una vez! ¿No te equivocas nunca de agujero?, "minguin" (asqueroso) –Brian se estaba mordiendo la palma de la mano, tratando infructuosamente de amortiguar sus carcajadas, le caían lágrimas de la fuerza con que estaba intentando aguantar la risa. Siguió escuchando casi sin poder respirar, tratando de mantener el silencio lo mejor que podía. Dentro se escucharon ruidos apresurados de pasos, como si alguien recogiera algo a la carrera. De repente vio aparecer a un macilento, casi gris, Malcom Grant, que no pudo verlo por la oscuridad del pasillo y gracias a su escondite. Desde dentro, se escuchó la voz de Ellen. -¡Grant, prométeme una cosa!¡Cuando desposes a una mujer, no se te ocurra serle infiel, ni con hombre, ni con mujer!¡O me enteraré e iré a por ti y te meteré tus propias pelotas por el culo, como a ti, seguro que te gusta!¡" pìos cabhaig"! (pedazo de mierda)–Grant palideció aun mas, si es que aquello era posible y susurrando un, "prometido, Milady" salió corriendo camino de las caballerizas. Brian alcanzó a ver una sospechosa mancha marrón en las calzas del hombre, justo cuando salió por la puerta del patio. Sin poder aguantar mas, salió de su escondite, literalmente doblado en dos de la risa, haciendo que Ellen soltase un grito ahogado al verlo aparecer, prácticamente de la nada. Faltó muy poco para que lo ensartase con la daga, pero Brian dio un salto hacia atrás y quedó en mitad del pasillo, recuperándose de su ataque de risa, agarrándose las costillas, doloridas de tanto reir.
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LAS PERLAS Y EL JABALI (FANFIC DE OUTLANDER)
Fiksi PenggemarEllen Mackenzie y Brian Fraser jamás podrían enamorarse, pero un hecho terrorífico y fortuito los lleva a fugarse juntos del castillo Leoch, forzar su boda, consumarla y hacer nacer un amor que duraría todo el tiempo que Ellen habitara en esta Tierr...